Capítulo 26

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Aidan

Me senté junto a Bruno en la sala de descanso, le di un pequeño sorbo a mi café para luego suspirar. Recibí una mirada junto con una sonrisa de mi compañero, la cual no comprendí. Volví a darle un sorbo al café y le dirigí la mirada nuevamente.

—¿Qué es esa sonrisa?

—Has buscado nombres, ¿no? —me sacó el cuaderno que tenía sobre la mesa, abrió las primeras hojas, dado que era un cuaderno nuevo, y sonrió de forma burlona—. ¿Usaran tu apellido o el de tu novio? —leyó los nombres que había anotado.

—Ilan quiere utilizar el mío —le quité mi cuaderno y lo cerré.

—Ninguno pega con tu apellido. Deberías dejárselo a él, tú eres muy bueno como psicólogo, pero no buscando nombres —soltó una pequeña risa.

—Cállate, deberías ayudarme en vez de burlarte de mí y los nombres que elijo para mi hijo —volvió a reír, solté un pequeño suspiro, terminé mi café y, tomando mi cuaderno, me levanté para volver a mi consultorio.

—No te enojes, Aidan, solo es una broma —escuché que se levantaba, salí de la sala de descanso seguido por Bruno—. ¿Tu familia no es china? —asentí—. ¿Por qué no le pones un nombre chino? Le quedará bien con tu apellido —estaba a punto de decir algo, pero, en ese preciso momento, una enfermera se me acercó.

—Doctor Zhang, Ilan Metzel fue ingresado en emergencias y ha pedido verlo.

Rápidamente salí corriendo hacia la sala de emergencias. Me acerqué a la enfermera que se encontraba en el mostrador para que me indicase dónde estaba Ilan. Una vez en el cubículo, lo vi sentado al borde de la camilla con la cabeza a gachas sobándose el vientre.

—¿Qué sucedió, Ilan? —me acerqué a él—. ¿Volviste a tu casa? —tomé su mano, él negó con la cabeza—. ¿Te hicieron estudios? ¿El bebé está bien?

Soltó un suspiro pesado, cruzó sus brazos por mi cintura para abrazarme. Decidí quedarme callado y acariciar su cabello con suavidad. Nos quedamos en silencio hasta que llegó el doctor que se encontraba atendiendo a Ilan con un sobre en las manos en el que se encontraban los estudios que le habían realizado. El médico nos comentó que Ilan había tenido una pequeña pérdida, producto de los golpes, pero, a pesar de eso, el bebé se encontraba perfectamente bien, no había sufrido ningún daño significativo. Le indicó a Ilan que debía descansar y no hacer esfuerzos, luego nos dio los estudios y dejó que nos fuéramos.

—¿Has venido solo? —lo ayudé a bajar de la camilla, Ilan asintió—. Ven, vamos a mi consultorio, te quedarás allí, tengo que hablar con el director del hospital.

Nos dirigimos hasta mi consultorio. Le indiqué que, si tocaban la puerta, no abriera, puesto que podría ser Lyubina queriendo molestar nuevamente. Luego me dirigí directamente al despacho del director. Después de pedir el resto del día para quedarme con Ilan, volví con él para llevarlo a mi casa nuevamente. Salimos del hospital en completo silencio, él no quería hablar de lo que le había pasado, al menos no ahora. Una vez en mi casa, Ilan se sentó en el sillón, mientras yo me sentaba en la mesa de centro. Tomé su mano y acaricié el dorso con suavidad; su rostro estaba lastimado de nuevo. Tenía cortes en el pómulo y en el labio, y un ojo morado que no había tardado en inflamarse.

—M-mi padre ha pagado para que me golpeen —bajó la mirada—. I-intentaron golpearme en el vientre —su voz tembló, pero ninguna lágrima resbaló por su mejilla. Solté un suspiro pesado y me levanté completamente enojado.

—No puedes seguir así, Ilan —dije comenzando a caminar de un lado al otro, empezaba a alterarme con ésta situación—. Vamos a mudarnos —Ilan me miró.

Broken BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora