Artemisa miró el pequeño departamento con aburrimiento después de tomar una siesta en el viejo cuarto de su padre Aristotéles donde se encontró un viejo libro que con curiosidad leía sentada en el sofá esperándolo.
Ella leyó la introducción esperando distraerse un poco, paso página por página y se vio así misma cada vez más interesada en el tema a pesar que ella era igual de floja que su padre para leer pero termino por acabar su lectura justo cuando su padre regresaba de su visita con su abuelo Pancho y Temo.
-Princesa, ¿sigues despierta? - Aristóteles colgó su chaqueta en el perchero y dejo caer sus llaves en la mesa de la cocina así como un toper invitándole a comer junto a él.
-Si, ya sabes estoy acostumbrada a dormir más tarde así que descuida además encontré esto - señaló el libro bostezando como su padre antes de tomar asiento a su lado.
-¿"Él Príncipe de Maquiavelo"? -Nombro extrañado el nombre del libro pero sólo basto una mirada rápida para recordar con una sonrisa de quién era.
-Si, ¿es tuyo? - Preguntó ella con ojos brillantes y ofreciéndole una cuchara para comer del toper un mole casero.
-No, es de Temo aún me acuerdo la vez que me obligó a escucharlo, y ayudarlo con su ensayo para la universidad. - Aristotéles jugó un poco con el libro en sus manos y esa linda sonrisa que momentos antes adornaba su rostro se desvaneció .
-¿Crees qué me preste más de libros de esos? - Dijo ella atrayéndolo de nuevo con un pequeño piquete en su pecho.
-Supongo. - Él se encogió de hombros olvidándose del pasado para concentrarse en su prometedor futuro. - ¿No le has visto algún libro así a tu padre antes? Él debe de tener al menos un par de esos en su oficina o despacho, no sé, yo nunca he ido a su hogar.
Artemisa noto como su padre se encogía más en su lugar jugando con el arroz con un pequeño puchero luciendo dolido por ello pero, ¿qué su padre Temo tampoco había pisado su hogar? Ella sólo entorno los ojos cansada de ese par que por desgracia tenía como padres.
-¿Por qué no lo invitas a cenar mañana? Hay que aprovechar que para variar no está ocupado y tu no tienes fechas que cubrir. - Sugirió sacando su celular para invitar a expensas de su padre a Temo con la intención de juntarlos.
-No lo sé, digo, ¿qué podría ofrecerle? ¡No puedo hacer ni un huevo frito sin que se quemé! - Exclamó nervioso de solo imaginarse a Temo comiendo sus huevos quemados o como él y su hija comiendo de un mísero toper.
-Bueno tu le ofreces comida de verdad. ¿Quieres saber lo qué siempre hace para cenar? ¡Él solo recalienta las sobras del refri en el micro y nisiquiera se molesta en usar un plato! ¿Acaso hay algo peor qué eso? No lo creó. - Ella sonrió al recibir la aceptación de Temo usando su vieja táctica, el chantaje.
Por algo siempre traía su celular en mano.
-Pobrecito...- Dijo él imaginándose a su "pareja" sufriendo hambre hasta que cayó en cuenta de algo grave. - Artemisa, ese cabrón no te hizo comer sobras de esa forma, ¿verdad?
-No de hecho era Zury quién siempre procuraba darme de comer y cuidarme, de hecho solo lo recuerdo a él conmigo porque Temo nunca tenía tiempo para mí. - Pensó un poco en su difícil infancia frunciendo levemente su entre cejó de la misma forma que su padre.
-¿Cómo esta eso qué nunca tenía tiempo para ti? - Cuestionó Aristotéles más que confundido sino enfadado por el irresponsable de Temo y la idea de ver a su pequeña con él supuesto asistente de su Temo con su hija,lo hacía sentirse celoso. - Temo en esa época trabajaba desde casa para cuidarte y convivir contigo, o eso dijo la rubia oxigenada de tu Tío.
Y eso, es lo qué siempre le dijo Temo.
-Pues, no. -Ella negó, rascándose su nuca realmente confundida y hasta cierto punto dolida. -Él seguro te mintió en eso porque sólo tenía tiempo para sus repentinos viajes, y juntas de última hora.
Artemisa vagamente recordó a Zury discutir en su despacho pero fue algo tan fugaz que no le prestó mucha atención mientras veía a su padre Aristotéles pasar del anhelo de verlo a querer matarlo, ¿y decían qué Temo era el dramático? Ella sólo se retiró de la mesa más que harta y cansada de ver siempre la misma escena, una y otra vez.
-¡Pero ese hijo de su santa madre me va a escuchar! - Bramó su padre sacando su celular dispuesto a marcarle.
-Descuida, papá, Temo ya viene en camino. - Dijo ella volviendo a bostezar sin darle importancia al gesto aterrado de su padre.
-¿Qué? - Logro apenas decir de la impresión.
-Qué Tami viene en...
Artemisa se vio interrumpida por el suave toqué de alguien en la puerta acompañado del timbre de la misma, y en vista, de que su padre Aristotéles seguía hundiéndose en el nerviosismo, y las ganas de saltarle a la yugular su hija se atrevió a dirigirse abrirle la puerta a su ex-marido, amante.
No era lo mismo verlo cómo un amante de una noche, a su "ex" enfrente de su perspicaz hija que parecía estar lista para verlos reñir.
-¿Por qué tardaste tanto Tami?
Aristóteles miró con seriedad a su "ex" entrar sin mucho ánimo de estar ahí, y portando un sencillo traje dispuesto a negociar con un pequeño girasol envuelto en papel celofán que lo entregó a su hija, y se acercó a él con una tensa sonrisa.
-Aristotéles.- Saludó con una leve inclinación de cabeza.
-Cuahutémoc.-Dijo imitando su gesto visiblemente incómodo con la mirada fija de su hija en ellos.
-¡Finalmente los Lopéz-Castañeda reunidos! - Exclamó con falso entusiasmo Artemisa para después añadir con evidente sarcasmo. -Genial, ¿no?
Por primera vez, Temo y Aris vieron a Artemisa con una mirada fulminante.
Sería una larga noche.
¿Qué podía salir mal?
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Qué poquito nos duro el amor [ARISTEMO/ZUMITO]
FanficCuahutémoc Lopéz y Aristotéles Corcega se casaron jóvenes, se arriesgaron a formar una familia en tan poco tiempo. Enfrentaron difíciles situaciones que pusieron fin a su burbuja de felicidad teniendo como único lazo a una hija. ¿El corazón nunca s...