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Los dos solos con nuestras almas danzando en el resto de la habitación. Este beso no era como el anterior, ahora estaba lleno de una totalidad de deseo y desesperación. Christopher colocó sus manos en mis caderas y poco a poco y con cuidado me empujó dentro del baño. Era una cuarto mediano, no tan grande como mi habitación, pero no tan pequeño como el cuarto de lavado. El punto es que ambos cabíamos perfectamente dentro junto a la taza del baño y la tina con el lavamanos.

Seguíamos besándonos con tanta desesperación que de no ser por el sabor amargo de su boca por la sangre, no me habría dado cuenta de que la herida que parecía haber dejado de sangrar, lo había hecho de nuevo. Nuestras respiraciones estaban sincronizadas. Ambos sabíamos que este era el principio de algo que no podríamos parar. Sus manos pasaron de mis caderas a mi cuello presionando mi boca aun más contra la suya; de ahí bajaron hasta mis muslos tomándolos y empujándome hacia arriba para de una manera rápida poder sentarme en el lavabo de mi baño. Su boca estaba trazando un camino de besos mordisqueando mi cuello hasta la clavícula, ese punto que tanto amaba. Con una de sus manos tomó el dobladillo de la camiseta de mi pijama y tiró de ella dejándome solamente con mi bralette expuesto.

No quería arruinar el momento, pero había olvidado una cosa.

-Espera... -dije despegando su rostro de mí y mirándolo- Lika está durmiendo en la habitación de al lado. Nos va a escuchar -dije soltando una pequeña risa ante e hecho de pensar en que ella entrara al baño mientras Christopher y yo estuviéramos...

-No escuchará, de eso yo me encargo -me dice volviendo a besarme en la boca y tirando de mi cabello para darle acceso a mi cuello.

Las ansias nos estaban consumiendo a ambos. Los dos nos deseábamos y queríamos hacerlo en donde sea. Nuestros cuerpos nos reclamaban el uno con el otro y es algo que no se puede ignorar.

Yo tomé su camiseta negra y sin pensarlo dos veces la jalé de los botones haciendo que todos y cada uno de ellos se arrancaran de esta. Él se separó de mí y me miró con una ceja levantada, a lo que yo reí.

-¿Qué fue eso? -dice. Claramente eso le excitó. Lo sé por la manera en que aprieta mi pierna con su mano mientras se muerde el labio.

-Perdón -dije tapándome el rostro con mis manos ante la vergüenza que sentía.

-No te disculpes. Me encanta cuando te pones de nena mala -dice con una voz tan sexi.

Poco a poco mis manos bajaron hacia su pantalón negro de vestir, que le quedaba un poco justo y amoldaba a su cuerpo, para así lograr llegar a lo que me interesaba. Con mi mano llena de miedo al igual que yo, tallé mi palma sobre su miembro que estaba cubierto por toda esa tela, sin embargo pude sentir que él estaba preparado. Cuando subí mi mirada hacia la suya, me dí cuenta de que me veía como aquella vez que lo atrapé mirándome mientras bailaba en el bus de la fiesta. Esa mirada me encantaba pero a la vez me daba miedo, lucía imponente y me daba a entender que ahora él era el que tenía el control. Sin embargo sabía que estaba ansioso y deseoso de mi tanto como yo de él. Era hora de poner a prueba todo lo que lamentablemente había aprendido con Charles y no con él.

Acerqué mi boca a su cuello y con besos pequeños que sabía que le estaban volviendo loco. De un pequeñísimo salto me bajé del lavamanos y mis manos tomaron su cinturón desabrochándole el pantalón para bajarlo.

-Acuéstate -le dije al oído besando su lóbulo al igual que lo hice con su cuello.

-¿Para... para qué? -dice jadeando. Esto lo estaba torturando demasiado y a mi me encantaba. Me sentía como la dueña de su cuerpo en este momento.

-Tú solo hazlo -le dije con una sonrisa.

Y eso hizo, se recostó en el suelo con los pantalones por un lado junto a su camisa.

"𝑳𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒂𝒃𝒔𝒐𝒓𝒃𝒊𝒔𝒕𝒆 𝒅𝒆 𝒎𝒊" #2 ||Christopher Vélez|| TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora