Solía gozar de una inocencia total, cuando los amigos eran solo amigos y querían pasarla bien solamente, después de ese día, descubrí que había tres tipos de hombres, personas también se puede aplicar, aquellos que tenían una vida normal y sencilla (beta), los que por ser genéticamente más poderosos menospreciaban al resto (alfa) y nosotros que teníamos que vivir soportando a los dos anteriores (omega) somos inferiores en cuanto a fuerza, pero nosotros tenemos belleza e inteligencia, solo que no somos valorados como obras de arte o genios, sino como sirvientes, en casa... y en el sexo.
Al ser un omega, no me quedó de otra que aceptar que ahora cualquier hombre que se acerque es un posible interesado.
Pero necesito de esos interesados, ya que debido a un diagnostico a los meses de presentar mi primer celo, dieron como resultado que soy infértil, consecuencia de esto mis celos son mucho más fuertes que el resto y a su vez más dolorosos, los supresores minimizan el efecto pero no más de la mitad así que por razones médicas debía quedarme en casa durante mi periodo, aunque suene triste o mal, actualmente a mis 19 años ese dolor aunque lo tenga muy presente ya estoy acostumbrado, así que solo tomo los supresores y si quiero salir lo hago, aunque no muy seguido.
Por otro lado me he visto en la constante necesidad de soportar un fuerte deseo sexual cada celo, justo ahora acaba de empezar mi celo estando en la universidad, algo apresurado me dirigí al baño encerrándome en un cubículo sacando las pastillas para tomar dos, por suerte no había nadie y cerré la puerta con seguro, me senté en el suelo esperando que se calmara poco a poco, pero no traía parches para el olor, suspiré sacando mi celular y de inmediato llamé a Suga
— Diga — contestó alegre.
— Hola, soy Hinata ¿aún estás en la universidad? — dije algo adolorido.
— ¿Te faltan pastillas? — preguntó preocupado.
— Parches, estoy en el baño del tercer piso en el edificio F — inhalé y exhalé tratando de controlar el dolor ¿Por qué es más fuerte ahora?, las pastillas deberían de haber surgido efecto ya — ¿puedes venir?.
— Voy en camino, pero estoy en el edificio C — dijo apresurado.
— Lo tengo bajo control tranquilo — sonreí aliviado.
— Llego en unos minutos — colgó.
Dejé el celular a un lado y me levanté con dificultad a lavarme la cara, una vez sentí el fresco del agua me relajé pero me dió un fuerte dolor haciendo que pierda el equilibrio, me sujete del lavabo pero me debilite cayendo al suelo.
— ¿Chibi-chan? — escuché una voz rasposa, algo débil me giré en el piso viendo al fondo a Oikawa sentado contra la pared cubriendo su nariz y boca, estaba agitado y sonrojado, maldecía mis deseos justo ahora.
— Diablos — susurré pensando que iba a aprovecharse.
— Es... ¿tu celo? — dijo jadeando, tan sólo asentí con la cabeza y el echó su cabeza hacia atrás — mierda es muy fuerte, haz algo — dijo apretando sus puños.
— ¿Y yo qué puedo hacer? — jadee sin fuerzas.
— Necesito salir de aquí, apártate de la puerta — gruñó.
Esto era muy malo, mi mente estaba nublada, solo veía borroso y ni siquiera me atrevía a mover mi cuerpo por el dolor constante, además un alfa está encerrado conmigo en el baño al cual está afectando mi aroma, empecé a escuchar los ecos de golpes o pasos, no podía distinguir nada, nunca había sucedido esto y esta vez estaba realmente asustado, porque no estaba solo, sino con un maldito alfa.
Mi cuerpo entero hormigueo y me sentí tan bien, el dolor desapareció levemente pero mi ceguera no, senti algo suave contra mis labios aunque algo aturdido... ¿mi primer beso?.
