Shiro

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Al escuchar un llanto que oía pocas veces desde que nació, paró de golpe mirando la puerta a su derecha.

- ¿Buscas esta cosa? - dijo cargando al bebé en un brazo - es muy lindo.

No habló, sólo se quedó quieto.

- ¿Sabes? Es muy gracioso - se burló - te lo dije tantas veces... eres un mentiroso, pero mentías tan bien que incluso a veces dudaba de que fueras capaz de matar siquiera una mosca... pero cada vez que veía esa mirada, sólo me quedaba más claro que eres un demonio - sacó una navaja - este niño es uno más de tu especie, deberían desaparecer - levantó la navaja - vamos Shouyo, mira como mato al pequeño Hiro, quiero ver tu mirada de desesperación al verlo morir - se empezó a reír como loca - vamos mirame.
- ¿Que te mire? - susurró y ladeó su cabeza mirándola a los ojos - por supuesto que lo haré - abrió sus ojos paralizándola, tanto que perdió fuerza y soltó al bebé, pero alguien lo atrapó, aliviado vió que fue Kageyama, pero eso lo sorprendió aún más - mierda eso me asustó - susurró y tomó aire, al volver en si vió a Kageyama cubriendo al bebé intentando levantarse pero lo pateó aplastándolo - oye idiota, no te metas, dame esa cosa - seguía pateandolo hasta que Oikawa se lanzó sobre ella empezando a pelear, Shouyo corrió con su pequeño.

- Está bien, no se golpeó - aseguró Kageyama - estará bien conmigo, lo cuidaré siempre.
- Gracias Tobio, sé que siempre podré dejarlo en tus manos - lo ayudó a sentarse - si algo me pasa, prometeme que lo cuidara en mi lugar - pidió sorprendiendo a su amigo, pero como desde que se conocieron, respetaban al otro y no iban a fallarse entre si nunca, cueste lo que cueste, asintió y se levantaron.

- ¡Oye zorra! - recogió la navaja Shouyo al ver que era alguien fuerte - veamos si los felinos siempre caen de pie - sonrió de una forma tan psicópata que asustó a todos.
- ¡Alejate de mi! - se cayó aterrada - tu no eres humano, demonio ¡Déjame! - empezó a llorar.
- No seas así Shiro - se rió - te divertiste jugando con mi pequeño, tengo que agradecerte de la misma forma - caminó hacia ella y cuando quiso huir lanzó la navaja atravesando su pantorrilla haciéndola caer de nuevo.

Empezó a arrastrarse desesperada y Oikawa cubrió a Tobio con su cuerpo para que no viera junto al bebé.

- Shiro... te dije que no te metieras conmigo - la levantó tirando de su cabello - pobre zorra desdichada a la que le robaron el amor de su vida, lástima que no voy a dejar que vuelvas a verlo o tocarlo, es mío - la paró de nuevo haciéndola romper el cristal y caer desde la ventana, se asomó por el tercer piso y la vió en el suelo inmóvil - mira nada más, si caen de cara al menos.

Buscando calidez (Haikyuu Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora