- Eso es jugar sucio - sonreí mirándolo desde el suelo - esto tiene un límite ¿sabes? - miré el techo unos segundos al ver al tipo frente a mi con navajas y látigos - no quieras meterte conmigo...
- Lo haré - sonrió y mostró una videollamada en su celular - y tu me vas a dejar matarte lentamente si no quieres que algo le pase - vi a Hiro llorando sólo en el almacén.Apreté mis puños a punto de perder la cordura, pero no debía... yo no podía dejar salir ese lado de mi, porque si no...
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Estaba arrodillado y encadenado, que humillante supongo, pero valdría la pena si ellos seguían vivos.
- ¿Es en serio? - le miró molesto - ¡Te estrené para matarlo, no para que te lo cojas! ¡Esto es sólo una debilidad! ¡Hijo inútil! - gritó ya enojado - ¡No puedes deshonrarme de esta forma! Si ese idiota vive o no lo decides tu... ¿me estás diciendo que prefieres que te mate a condición de que los dejé vivir? ¿desde cuando te enseñé que las personas tienen valor? Son herramientas Tetsuro, debes usarlas, no ellos a ti.
- Hice mi decisión - lo miró a los ojos pero bajó el rostro de inmediato al recibir un golpe que lo hizo caer, provocando un enorme dolor en el cuello.
- Eres una basura - lo despreció con la mirada - asume las consecuencias de proteger a esa escoria débil e inútil.
- Te arrepentirás de llamarle así - susurró.○●○
- El que salga este lado de mi, ellos se lo buscaron... - susurró con la mirada fría.
En el suelo estaba todo el personal que habían traído para controlarlo, ni una pequeña parte de la habitación estaba limpia de sangre, por el contrario el si.
- M-monstruo - susurró un tipo fornido que le faltaba un ojo y se desangraba poco a poco.
- Adivina quien lo llamó - sonrió aterrando al sujeto, lo miró a los ojos y palideció de inmediato - aprieta los dientes - se burló para después aplastar su cabeza.Era traumático ver el cuarto, ¿cómo alguien tan lindo podía matar sin remordimiento y causar tanto miedo con su mirada que hacía preferir a la gente huir o morir?.
La respuesta, entrenamiento desde joven y llevándolo a la práctica desde que tiene memoria, lo único capaz de detenerlo era la voz de su alfa o su madre, la segunda no iba a detenerlo y el primero era a quien debía rescatar, así que nadie iba a parar al monstruo que liberaron.
- No creas que pasé por alto esto - le quitó un babero de su bolsillo - tenías muchos huevos en vida como para atreverte a secuestrar a mi hijo dos veces.
Era el mismo sujeto del primer intento y en esta ocasión lo había secuestrado, guardó la pequeña tela y salió en silencio, había más gente que matar antes de llegar a su pequeña familia.
Era como ver la muerte pasar por cada persona que se le atravesaba, estaba consiente de que el padre de Kuroo iba a ser difícil de matar, no por su fuerza, que si era bastante reconocible, sino por ser el padre del amor de su vuda.