El me cargó en brazos con cuidado y oculté mi rostro en su pecho hasta llegar a mi habitación, ambos nos recostamos y el me cubrió con las sabanas, estar con el me tranquilizaba, el mejor consolador del mundo.
— ¿Qué fue lo qué pasó? — susurro serio.
— ¿Recuerdas el incidente en el baño? — dije buscando apoyo y el me abrazó — pensé que fue Oikawa, en verdad lo pensé, pero no fue el, mi primera vez no pudo haber sido con alguien tan idiota como el, el mismo me dijo que no había tenido relaciones nunca con ningún hombre, ¿Cómo puedo recordar ese día? — mi voz se rompió — no dejo de pensar en ello todo el tiempo, en verdad lo intento, día y noche pero no lo logro, ya no sé que hacer.El acarició mi espalda tranquilizándome y finalmente se recostó a mi altura, sus ojos en los que cualquiera se perdería me miraban fijamente, me sonrojé cuando miró directamente mis labios y cerré los ojos cuando se acercó a mi rostro, sentí sus labios en mi frente y me atrajo a él escondiéndome entre sus brazos.
Si estaba con el, siempre estaba tranquilo, el mejor consolador de todos, pero... mi respiración se agitó demasiado y apreté su playera, mi celo se descontroló, no quería ver a Kuroo como el resto de los omegas, no quería que enloqueciera y me atacara.
— Tranquilo — susurró sin dejar de abrazarme — no pongas atención al dolor, piensa en otra cosa, respira profundamente — dijo acariciando mi cabello.
Me sorprendí al escucharlo tan tranquilo, su característica y perfecta calma me tranquilizaba a mi también. Rodeé su cuello recostándome sobre el y rodeó mi cintura.
— Debes aprender a controlarlo — dijo algo tenso — respira profundamente — suspiró sin dejar de acariciar mi cabello.
Asentí y empecé a tranquilizarme, por primera vez en mi celo era yo el que mandaba y no el animal dentro, me recosté en su pecho tranquilo y el me cubrió con la sábana, me quede tranquilo pero terminé por dormirme.
Desperté al sentir su cuerpo moverse y lo miré con la cabeza echada hacia atrás jadeando, debe ser duro para el estar aquí, pero por primera vez quiero ser egoísta y que se quede conmigo, me aferré a el subiendo mi cuerpo un poco ocultando mi rostro en su cuello, el se tensó pero no me atacó, sonreí y tomé su mano feliz, el entrelazó nuestros dedos y siguió jadeando pero menos tenso.
Era el mejor amigo que podría tener.