Capítulo 14.

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-Viernes-

— ¿Entonces este te parece bueno? — le pregunto a Maggie señalando el libro.

— Todos los de John Katzenbach son excelentes, así que definitivamente si.— me sonríe amigablemente, Matt tuvo razón, hablar sobre los libros ayudo mucho, hemos estado el la tienda por al rededor de una hora, haciendo comentarios de algunos otros temas que tenemos en común, como 5 Seconds of Summer o Teen Wolf.

— Bien, creo que sería todo entonces. ¿Vamos a pagar o seguirás viendo?

— No, vayamos a pagar, así podemos ir a almorzar, tengo que volver pronto a casa.— murmura desanimada, la entiendo, a mi tampoco me emociona mucho hacerlo, pero mis razones son diferentes, creo.

Pago los cuatro libros que me gustaron y Maggie paga uno que le falta leer de una trilogía que abandono hace tiempo, según ella. Caminamos hasta la zona de comida sin hablar mucho, creo que ambas somos del tipo de personas que no puede hablar tan abiertamente con alguien a la primera, ambas queremos Pizza así que ella se ofrece a ir a traerla, yo le doy mi parte de lo que va a pagar y busco un lugar para ambas, lo encuentro rápido, me acomodo en la silla y decido sacar uno de los libros que acabo de comprar, se llama El Profesor, es de suspenso, muy bueno según Maggie.

— No me dijiste que ingredientes así que traté de recordar de cual comes en la escuela, y lo logré, creo — dice lo ultimo en voz baja, me río y muevo las cosas de la mesa para tener espacio para la caja de pizza y los dos vasos de soda — Eso que dije sonó algo creepy¹ — añade más para si misma que para mi, ahora que lo pienso, si lo fue, pero también fue gracioso.

— No te preocupes, suelo ser así de vez en cuando.— le aseguro encogiendo mis hombros, de hecho se equivocó, a mi no me gusta la hawaiiana, bueno, a veces si, pero mi favorita es otra, de cualquier manera como, no es como si se fuese a acabar el mundo.

— ¿Cuando se va Matt? — pregunta Maggie un poco curiosa, mastico un poco más lento, recordando el poco tiempo que queda.

— El siguiente jueves o viernes.— murmuro en respuesta, miro hacia otro lado, de esos días que sobrarán de cuando se vayan sus chicos dos los pasará con Johnny y Ryan y los otros con su familia, dejándome a mi las madrugadas.

— Nunca he tenido un mejor amigo, o bueno, solía tenerla, pero pasaron cosas. Creo que si siguiéramos teniendo comunicación y ella se mudara al otro lado del país también me sentiría mal.

— Me siento egoísta, ¿sabes? No quiero que se vaya porque siento que es la única persona en la que realmente puedo confiar, pero... tiene que, su sueño es crecer como actor y si se va a Los Angeles lo logrará.

— No te sientas egoísta, tienes derecho a sentirte como quieras, has pasado casi diez años con él, te ha apoyado en tus peores momentos, solo imagina cuan feliz va a ser si logra lo que desea, ¿no vas a ser feliz si él lo es también? -— me pregunta alzando las cejas, dejo caer los hombros porque sé que lo que Maggie dice es verdad, asiento una sola vez causando que sonría orgullosa, como si fuese el mejor consejo que haya dado en su vida, desgraciadamente la sonrisa le dura poco, su teléfono suena y supongo que imagina quien es porque su semblante cambia rápidamente — Si, mamá, ya voy. Estaba almorzando. Si, ya sé que la graduación de Brenda es en unos días. No, ma-llego en 20 minutos, adiós.

— Supongo que te veré luego — le sonrío algo triste, pasé un buen tiempo con ella y, aunque me sorprenda, me gustaría hacerlo de nuevo.

— Claro que si, tienes mi número así que no dudes en mandarme un mensaje o llamarme.— se pone de pie y toma su bolso.

— No lo haré, hasta luego Mags.— sacudo una mano en despedida, genial, ahora quedan cinco rebanadas de una pizza que no se me antoja mucho.

Cierro la caja y decido que me la llevaré a casa por si a media noche se me ocurre bajar a buscar algo que comer, doy un trago a mi Coca-Cola y retomo el libro. Puedo sentir la mirada insistente de alguien pero no me atrevo a voltear, no me puedo concentrar en lo que leo porque me estoy poniendo nerviosa, pienso que lo mejor es irme a casa así que tomo mi bolsa y me pongo de pie, al dar la media vuelta choco contra el pecho de alguien, alguien muy alto que huele ridículamente bien. Alzo la vista para encontrarme con el par de ojos más hermosos que jamás haya visto en persona, siento como se me debilitan las rodillas y comienzo a sentirme demasiado pequeña a comparación de este chico, este chico que me resulta familiar de algún lugar.

Fall. » matt espinosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora