Capítulo 19.

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-Domingo-

— ¿Estás segura de que no quieres que vaya contigo? — pregunta Mags cruzando los brazos, me miro al espejo una vez más y me muerdo el labio.

— Estaré bien, te mandaré un mensaje o te avisaré cuando sea conveniente que aparezcas, sé que quieres seguir hablando con Aaron.

— Quiero y a la vez no, ya sabes, él tiene que volver a su casa y yo estoy aquí, atrapada en Virginia hasta el final de los tiempos.— suspira triste, acomodandose en mi cama.

— Nos mudaremos juntas a algún lugar lejos, te lo prometo.— le aseguro, ayer se quedo conmigo hablando hasta que casi salía el sol, hablamos de su familia, de la mía, de nuestros sueños… también me contó que de alguna forma los Jacks convencieron a todos de que no debían de venir a mi casa, de que yo tenía mis razones para mentir y que era mejor dejarlo así, también me dijo que habían hecho una emboscada a Matt para preguntarle porque me ayudo a mentir, Mags no supo lo que pasó porque se encerraron los nueve en una habitación -Hayes estaba dormido, no se enteró de nada- y ella se vino a casa.

— Cuento con eso, Clara.— se burla, le hago una mueca sorprendida y le aviento con un cepillo, que termina golpeando la pared, pero ese era mi objetivo, para ser honestos.

— Bien, iré allá y… ¿y que haré? ¿Que tal si-si no aceptan mis disculpas? ¿Que tal si empeoro todo? — comienzo a ponerme nerviosa y me planteo de nuevo si es buena idea o no ir a casa de Matt a hablar con ellos.

— Todo saldrá bien, van a estar un poco heridos pero es normal, anda.— se pone de pie y me empuja fuera de mi habitación, la pobre se ve obligada a caminar conmigo hasta la puerta trasera, es más fácil para mi entrar a la casa de Matt por el patio, así que con todas las agallas que tengo, muy pocas he de decir, camino con paso lento y decidido entre la basura hasta la puerta de cristal. Son apenas las diez de la mañana, Matt debe estar despierto para comenzar a limpiar, así que recorro la puerta y entro, es un desastre, hay basura por todos lados, creo que distingo ropa interior, pedazos de pizza, latas de cerveza, ¿eso es…? ¿Es un condón?

— ¿Qué, en el nombre de Dios, haces aquí? — pregunta mi mejor amigo mirándome con mucha sorpresa, viene de la cocina, su cabello apunta en varias direcciones diferentes y tiene marcas debajo de los ojos, señas de que no durmió bien, le sonrío porque me parece tierno, Matt sacude la cabeza y se ríe también.

— Vine a… disculparme, ¿podrías pedirles que bajen? — respondo en voz queda, cruzando los brazos y mirando al piso, tengo mucho miedo de que nada salga como lo imagino y de que, si antes no me odiaban, ahora lo hagan.

— Claro, espera un momento.— mi amigo sube las escaleras rápido, me muevo por la sala hasta estar acomodada frente a los sofás, así podré encararlos a todos, piso una lata de soda y batallo un poco para separarla de mi converse derecho, supongo que si aceptan mis disculpas o no, me quedaré a ayudar a limpiar. Escucho varios pasos bajando las escaleras, vienen todos en una fila india, unos más adormilados que los otros, ninguno me mira directamente más que Carter y los Jacks, quienes sacuden las manos en un saludo, mostrándome su apoyo, les sonrío agradecida, al menos cuento con ellos, ¿verdad? Las caras que no me gustan son las de Shawn y Nash, se ven un poco, ¿heridos? Si, creo que esa es la palabra correcta. Todos se acomodan en los sofás, no sin antes quitar la basura de sus respectivos lugares, Matt los mira antes de observarme a mi, me regala una mirada de aprobación, indicándome que lo que hago está bien, que es bueno que haya venido a disculparme, alza los pulgares indicando buena suerte y supongo que también me alienta a comenzar de una vez.

— Bueno, creo que les debo a todos una gran disculpa por haber mentido y-y por haber huido, supongo, no quería encontrarme con ninguno pero… lo hice — mis palabras son vagas y sin sentido, Jesús, soy más buena que esto — Tienen derecho a estar molestos y a no querer aceptar mis disculpas, y no pensaría mal de ustedes si no lo hicieran, porque se que no hice bien, yo solo… tenía miedo.— confieso mirando hacia otro lado, esto lo había pensado solo una vez, y no quería volver a hacerlo hasta ahora.

Fall. » matt espinosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora