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La luz mañanera le hizo despertar, su espalda dolía y tenía mucho sueño, así que... dejó un poco de lado su intachable asistencia y se quedo nuevamente dormido, no se sentía con ganas de ir al instituto.

Era un miércoles, seguro ya nadie estaba en casa, revisó la hora en su despertador 10:00 a.m.

Se levantó con pereza y se duchó, la mañana sería larga, ya sus amigos le habían llamado diciendo que se verían mas tarde.

Vio en la puerta dos papeles de colores verde y rojo, Wang los había pegado ahí para que no olvidará su dieta y las cosas que tenía prohibido comer.

Bajó las escaleras y fue directo a la cocina, buscando a su abuelita.

- Buenos días ab- Se quedó en silencio, no había nadie.

Una nota sobre la mesa llamó su atención

"Tae iré por la compra de la semana, sé que no fuiste al instituto no quise despertarte, lleve a Yura, dejé el desayuno sobre el mesón"

Y allí estaba en un contenedor de vidrio.
Pan integral, frutas y leche

Comió todo en unos minutos, como si no hubiera consumido alimento en meses.

Su polera color verde quedo mas ajustada que antes, traía sobre ella una camisa blanca, unos pantalones cómodos y unas zapatos blanditos, en las tardes sus pies dolían cada vez que iba al instituto, por eso había desechado sus plataformas y zapatos de salir, reemplazandolas por unas más bajas y cómodas.

Extrañaba su antigua habitación, hoy llegaría la nueva(o) ayudante para Yura, y que ocuparía ese lugar.

Se fue directo al jardín y se sentó en una de las sillas donde a veces los señores salían a desayunar, a lo lejos estaba la piscina y la brisa relajaba su cuerpo, cerró sus ojos, llevó una de sus manos a su vientre, acarició lento y cariñosamente, su ombligo estaba casi sobresaliendo, de seguro en unos meses mas estaría resaltando.

Sus bebes se inquietaron, abrió sus ojos y se asustó, sus bebés no solían moverse tanto. El viento le trajo un aroma cosquilleante en su nariz y sintió en su cuerpo recorrer una intenso escalofrío.

[•••]

Por fin después de meses estaba llegando, sabía que su padre le regañaría, pero que más daba ya no podía seguir soportando el estar lejos.

El taxi le dejó a las afueras de la gran casa y bajó sus maletas.
El auto de la familia, ni tampoco Baek estaba, probablemente también el rubio estubiera en el instituto, le daría tiempo para pensar en que iba a hacer, porque no lo sabía, podría decirle la verdad, que se arrepentía de hacerle daño o seguir actuando como un idiota.

Después de pagar el viaje, caminó lento hasta las puertas, las abrió y fue en ese momento exacto en que sus sentidos se pusieron en alerta, todos fusionados en una búsqueda desesperada por encontrar ese aroma.

No podía ser cierto... no podía.

Soltó las maletas y buscó en la sala, en la cocina, los pasillos y la habitación del rubio, al entrar no había nada, como si no hubiera dormido allí durante mucho tiempo.

Su lobo rasguñaba eufórico por encontrar al rubio, tenía que ser él.

Mientras Jung le buscaba, TaeHyung corría por los pasillos tratando de esconderse de HoSeok.

Desde el jardín pudo sentir su aroma, sus ojos asustados, con el pecho subiendo y bajando con fuerza, caminaba tan rápido como su vientre le dejaba, su lobo le exigía ir con el alfa y dejarse refugiar en sus brazos, también otra fuerza aparte de la de su lobo, podían ser tal vez sus bebés quienes estaban revoltosos dándole una sensación incómoda al caminar, pero no... no era lo correcto y su corazón roto no necesitaba mas confusiones.

El Omega De Jung || HopeV Donde viven las historias. Descúbrelo ahora