Capítulo 13 ✔️ [Corregido]

11.1K 899 97
                                    

Las pasiones humanas son un misterio. 

Hay quienes se pasan la vida escalando montañas sin poder explicar el porqué.

Libro: La historia interminable. 

Autor: Michel Ende

Jueves, hace ya dos días que no he vuelto a tener conversaciones subidas de tono con Marcus, pero eso no quita del ambiente, esa atmósfera densa que gira entorno a nosotros cada vez que estamos juntos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Jueves, hace ya dos días que no he vuelto a tener conversaciones subidas de tono con Marcus, pero eso no quita del ambiente, esa atmósfera densa que gira entorno a nosotros cada vez que estamos juntos. Sin embargo, ninguno de los dos hemos vuelto a tocar o tan siquiera, insinuar algo al respecto.

Pero yo, ya estoy que me tiro de los pelos. Me desespera ese calor en mi zona íntima cada vez que me besa, o esas ansías que se acumulan en mi estómago cuando me acerco a la puerta de su habitación.

Hoy hemos quedado en que dormiría en mi cuatro por cuatro, supuestamente porque mañana tiene una reunión cerca de allí, y como es muy temprano, me preguntó si podía quedarse conmigo. Tuve mil y un razones para decirle que no.

Primero: Fuera cerca o lejos del hotel, con un taxi bastaría.

Segundo: Mi piso es de una sola habitación, por lo que tendrá que dormir o conmigo, o en el mullido mueble de la sala.

Tercero y más importante: Porque soy una chica con principios.

Pero vamos, ninguna de esas razones parecían muy sensatas para mi corazón. Aunque mi cerebro estaba claro en que es una pésima idea, de mi boca salió un enorme sí, que hizo bufar a mi cerebro y llamarme idiota.

No me puedo quejar, ese hombre me pone así. Por eso ahora me encuentro en el baño del hotel, pensando seriamente en fingir algún desmayo para ir al hospital y tener una excusa. Marcus me está esperando calle abajo para irnos a mi cuatro por cuatro y yo no he dejado de temblar desde que terminé mi jornada laboral.

Me miro nuevamente al espejo y tomo mi bolso. Salgo tan ensimismada en mis pensamientos, que me ha tocado devolverme para colocar la hora de salida. Me despido por segunda vez en menos de diez minutos de Erick, el nuevo vigilante del hotel, y sigo caminando.

—¡Bu! —Asusto a Marcus, llegándole por la espalda. Él da vuelta y lejos de parecer asustado, luce una sonrisa despampanante. De verdad, debería ser ilegal sonreír de esa manera.

—¿Lista? —Asiento. No hablo, porque realmente no sé si algún día esté lista para pasar la noche con él. Me siento como si fuéramos a ir a un hotel, lo que es gracioso, porque casualmente acabamos de salir de uno—. Tranquila, ¿sí? Ya lo hemos hecho antes. —Arrugo la frente.

—¿Hecho antes? —inquiero, confundida. Nunca he tenido relaciones sexuales con él... O con alguien, pero ignoremos eso último.

—Dormir, bonita. ¿Qué cosas están pasando por esa cabecita tuya? —pregunta ahora, burlándose de mí. Yo solo quiero que la tierra me trague y me escupa en la India.

Sr. Lombardi. [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora