Capítulo 45 ✔️ [Corregido]

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Ya no lo voy a soñar mas, lo voy a vivir.

Avenida 749.

Despertar a las 05:00 hrs, en Hong Kong, y que parezcan las 22:00 hrs, es una locura

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Despertar a las 05:00 hrs, en Hong Kong, y que parezcan las 22:00 hrs, es una locura.

En este momento todo me molesta y no puedo dejar de ver a Ian, con el ceño fruncido. Él solo ríe, odio despertar temprano, estamos de vacaciones, pero decidí no quejarme más, ya ha sido suficiente.

Veo mi atuendo por última vez y estoy satisfecha, llevo puesto un simple pantalón de jean negro que tiene varias partes rotas, un suéter rosa palo y unos zapatos deportivos del mismo tono del suéter.

Llevo también un abrigo negro de repuesto, ya que hace mucho frío acá. Mi cabello ha crecido un poco y la verdad me gustaba como se me veía corto, creo que le diré a Ian, para cortarlo. Ya el tono gris se ha ido prácticamente y está tan rubio como siempre. De maquillaje solo tengo puesto un labial rosa y listo, estoy lo suficientemente roja por el frío.

—¿Lista? —Ruedo los ojos al escuchar a Ian hablar, de verdad estoy molesta por despertar tan temprano y de paso, tengo hambre. Él ríe por mi rabieta y me ofrece la mano. Para ser más dramática, paso por su lado saliendo de la habitación sin tomarle la mano, ríe más fuerte. Idiota.

Agradezco que el ascensor nos traiga de una vez hasta el estacionamiento, entro a la camioneta sin esperar a que él abra la puerta para mí, Ian se queda afuera riendo. Me asomo y lo veo apoyado en una moto, solo bajo del auto, no pienso preguntar qué hace, ya nada me sorprende.

—Es una BM... —Levanto la mano para callarlo.

—No quiero saberlo, solo conduce. —Subo a la moto y él lo hace delante de mí. El sonido del motor al encender hace que se alivie un poco mi molestia, pero solo un poco.

El frío nos arropa al salir a las calles y yo solo me abrazo más al cuerpo de Ian, ya a esta hora hay algunas tiendas que tienen sus luces encendidas, cierro los ojos para disfrutar la brisa y cuando los vuelvo a abrir, me asusto. Delante de nosotros hay un enorme globo aerostático, hermoso.

—Olvídalo —le advierto a Ian, al verle la sonrisa bobalicona—. No subiré en eso. —Niego repetidas veces, mismas veces que Ian, asiente emocionado.

—Vamos. —Me ofrece su mano. La miro y me doy vuelta, esto es una locura, no pienso morir tan joven, no quiero subir, que pase algo y me muera.

Estoy muy lejos de mi país natal, de mis mujeres favoritas, de mis amigos, estoy muy lejos de todo. Después pienso en todo lo que Ian ha hecho por mí, las veces que ha hecho cosas por mí sin ni siquiera pedirle.

Odio tener remordimiento.

Odio tener conciencia.

Doy vuelta y acepto su mano. Subo al globo e Ian me abraza fuerte.

Sr. Lombardi. [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora