Capítulo 35 ✔️ [Corregido]

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¿De qué sirve tener tantos pájaros en la cabeza, si ninguno sabe volar?

Lena Carrilero - Amores Cronofóbicos.

Lena Carrilero - Amores Cronofóbicos

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—Tienes apellido de caramelo. —Es lo primero que digo cuando ambos tomamos asiento. Ian me mira confuso.

—¿Qué? —pregunta. Sonrío burlona.

—Recuerdo que hace unos años, Maximus viajó a Venezuela y de allá me trajo unos caramelos llamados Bianchi. Son deliciosos —le cuento. Ian asiente.

—Eres muy cercana a él, ¿cierto? —Quién está confundida ahora, soy yo.

—¿Al caramelo? —cuestiono idiota. Ian no esconde la diversión que le causa mi pregunta y ríe bajito. Lo miro mal.

—A Maximus. Es el gerente del hotel, ¿cierto? —Si vuelve a decir cierto, me burlaré, lo juro.

—Sí, nos conocimos a los seis años cuando él ingresó al colegio donde yo estudiaba. —Una sonrisa se dibuja en mis labios al recordar ese día, estaba tan nervioso que olvidó su bolso y yo se lo entregué frente a su madre.

Nunca había visto a un niño tan tímido como él ni tampoco con los ojos tan oscuros.

—¿Pasó algo entre ustedes? —Arrugo el entrecejo asqueada ante la pregunta de Ian. Busco en su rostro algún indicio de que esté molesto o celoso, pero no, parece que solo fue una pregunta y ya.

—No, siempre nos hemos visto como hermanos —aclaro. Ian asiente, intenta decir algo, pero el mesero hace acto de presencia, callándolo.

En silencio leemos la carta y ya me siento como en el restaurante del hotel; puras cosas costosas.

Me decido por un plato de Sushi, aunque no lo crean, es lo más simple que conseguí en el menú. Le entrego el menú al chico que me sonríe cálido, le devuelvo la sonrisa y le agradezco.

an ordena una paella de camarones y yo lo miro como si le hubieran salido tres cabezas. Él me sonríe burlón y despide al chico castaño. Esa es una comida para el medio día, no para casi las diez de la noche. Está loco.

—Me gusta. —Es su respuesta. Niego con una estúpida sonrisa en la cara, él coge mi mano por encima de la mesa. Enseguida me pongo tensa, supongo que llego el momento, ¿no? Quiere una respuesta, estoy segura.

»—Te ves preciosa, cuando lo compré, no pensé que te quedaría tan jodidamente perfecto. La maniquí, no se veía ni la mitad de guapa de lo que estás tú ahora —me halaga. Ya estoy entre los tonos más rojos del mundo.

Ni siquiera sé qué responderle de vuelta, es decir, sé que debo darles las gracias y decirle lo guapo y sexy que él se ve enfundado en ese traje gris que le queda de escándalo, pero simplemente no puedo, es como si un ratón me hubiera comido la lengua. Ante ese pensamiento, saco la lengua a ver si aún la tengo, así es, sonrío.

Sr. Lombardi. [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora