Extra ✔️ [Corregido]

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Si la gente era lluvia, yo solo era una llovizna... Y ella un huracán.

-John Green.

-John Green

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Narra Marcus💕

—Rose Alsina. —Dejo de hablar con Carlos; mi secretario, y volteo al escuchar el nombre de Rose. Parpadeo varias veces intentando asimilar su embarazo.

—Rose, qué sorpresa verte acá. Ven, pasa. —Le hago señas a la recepcionista de que todo está bien y Rose me mira agradecida. Hacía ya meses que no sabía nada de ella.

—Gracias por recibirme, será rápido. —Asiento y tomo asiento en el sofá que está en mi oficina, Rose se sienta a mi lado y toma mi mano. Eso me toma de sorpresa, su mano sigue siendo tan cálida como la recordaba—. Quiero darte las gracias por todo lo que has hecho por mí. —Una lágrima traicionera resbala por su mejilla y no dudo en limpiarla antes de que muera en su barbilla.

—No tienes nada que agradecer —le aseguro. La abrazo, ella lo corresponde enseguida y siento como mi corazón se acelera en segundos. No puedo dejar de verla como una mujer, porque eso es, una mujer hecha y derecha, capaz de volver loco al mismo demonio en persona.

—Tengo mucho que agradecerte, todo estos meses no me ha faltado nada y sé que es gracias a ti, la casa que me permitiste quedarme es realmente hermosa y acogedora, a donde voy no he tenido necesidad de pagar nada, todo ya está pagado, mis consultas al médico, todo, tú te has encargado de todo y no tienes porqué hacerlo. —Calla un momento para sorber su nariz, sonrío, siempre ha sido tan natural que hasta eso la hace lucir hermosa.

—Quiero que estés bien —confieso, ella asiente y seca sus lágrimas—. ¿Es de Ian? —pregunto mientras me tomo el atrevimiento de acariciar su panza. Asiente, suspiro. Seré abuelo de la mujer que amo. Que irónica es la vida.

—Tengo cinco meses, cuando me alejé de Ian, tenía solo semanas, me enteré hace tres meses. —Asiento, sonríe cuando abro los ojos al sentir como se mueve.

—Se está moviendo —digo como si no fuera obvio. Viajo 24 años atrás, cuando estaba esperando a Ian y se movía como loco cada vez que le hablaba al llegar del trabajo.

Rose ríe y toma mi otra mano libre. Aún siento la misma corriente recorrer mi cuerpo con solo su tacto. Esta mujer me debilita, es mi kryptonita.

—Sabe que eres su abuelo. —Sonrío, seré abuelo.

—Vas a hacerme abuelo, me has puesto viejo. —Rose ríe feliz y yo río con ella.

—Quién lo diría, ¿no? ¿Quién diría que me enamoraría y me romperían el corazón los Lombardi? ¿Quién diría que tendría un hijo de un Lombardi? —Ríe irónica, yo no lo hago.

Sr. Lombardi. [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora