Emilio.

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El timbre ensordecedor que indicaba la salida hacia la hora del descanso hizo acto de presencia en la clase donde un pequeño niño cuyo cabello estaba algo largo y unos pequeños rizos se podían ver, se encontraba sentado en un pequeño banco de madera moviendo de forma lenta sus pies.

Los demás pequeños no se hicieron esperar y salieron rápidamente por la puerta, ahora el aula de clases se encontraba casi sola, de no ser por el pequeño Emilio, la maestra Cervantes y otro pequeño que se había quedado dormido sobre su banco.

-Emilio- llamó la maestra.

-¿Mande?- preguntó el pequeño.

-¿No saldrás al descanso hoy?

Emilio lo pensó un momento ¿realmente quería salir? Su madre le había puesto su almuerzo en su lonchera antes de salir de casa, también traía su jueguito de naranja por lo que no era necesario que comprara algo dentro de las instalaciones, podría comer aquí sin problema además de que ni siquiera tenía amigos para jugar.

-No- respondió.

Su maestra no lo pensó tanto y salió del aula. Ella sabía que Emilio era un muy buen niño y si él se quedaba adentro no había ningún problema, sin embargo le preocupaba un poco que a estas alturas el niño fuera tan solitario, en todo estos meses que había estado trabajando con él se había percatado que el pequeño no tenia amigos, tenia compañeros y no tenia problemas con ninguno de ellos pero jamás lo había visto con niños jugando a su alrededor, ya que esta no era la primera vez que Emilio se quedaba en el aula en la hora de descanso.

El pequeño rizado tomó su almuerzo que su madre anteriormente había guardado en su lonchera y comenzó a comer.

Su vista vagaba por toda el aula de clases, hasta que las cartulinas con las tablas de multiplicar escritas en ellas le llamó por completo su atención. Nunca fue bueno en esas operaciones, su maestra le decía que no tenia de que preocuparse, que solo era cuestión de práctica, pero el pequeño niño aún así se preocupaba.

Un pequeño ruido captó la atención de Emilio haciendo que su vista volteara a unos bancos atrás.

-¿Te asusté?- pregunto el otro niño que hasta hace unos minutos aún se encontraba dormido sobre su banco.

Rosas  {Emiliaco}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora