El tiempo había pasado. Cuatro meses habían transcurrido desde aquel atentado en el tren donde muchas personas perdieron la vida, y otras resultaron gravemente heridas. Yo estuve a punto de perder a Emilio, estuve a punto de perder lo que más me hacía feliz, y es por eso que había tomado una decisión. Hoy le pediría ser mi novio oficialmente. Durante estos dos meses desde que él había despertado del coma, él siguió en recuperación por un buen tiempo ya que prácticamente había estado delicado, por lo que había la necesidad de estar monitoreandolo para saber si el accidente había dejado daños en el cerebro así como los doctores lo habian dicho. Gracias a Dios no fue así, pero de igual manera había cierto miedo ante los doctores de que algo pudiera salir más adelante, pero hasta ahora todo marchaba a la perfeccion.
Mi relación con Emilio iba más que bien. Desde que despertó no me despegue para nada de él. Estuve yendo a cada una de sus citas con el doctor y en todo momento estuve a su lado. Para mi lo mejor que me pudo haber pasado fue presenciar cuando sus ojos se volvieron a abrir. Sin embargo no todo fue miel sobre hojuelas; despues del atentado, Emilio desarrolló un miedo hacia las estaciones y vagones, lo entendía a la perfeccion. El había sido un sobreviviente de la maldad de las personas, sin embargo está acudiendo con un psicólogo para poder sobre llevar todo lo ocurrido.
Por ahora me encontraba sentado en nuestra banca, la banca que fue testigo de nuestro amor y también de las lágrimas que derramé mientras que Emilio no despertaba. Había preparado algo especial para decirle finalmente la pregunta, incluso había colocado unas pequeñas luces sobre los árboles para que todo se viera lindo.
Se supone que Romina se encargaría de traer a Emilio hasta acá, así que no tardaría tanto en llegar.
Eché un vistazo una vez más al lugar y me dedique a jugar en mi ceular un juego que de hecho Emilio me dijo que la descargara ya que asi ambos podíamos jugar. Jugué aproximamdamente tres carreras cuando en eso un menaje de Romina se posicionó en la parte superior de la pantalla.
"Ya estamos aqui"
Al leer el mensaje rápidamente me levanté de la banca y fui hacía la entrada del parque y efectivamente, parado con una playera color rosa y unos pantalones negros rasgados se encontraba mi lindo rizado, justo en frente de una Romina con una expresion algo cansada.
-Romina, sino me dices que hacemos ahora...
-Hola, ricitos- hablé detrás de él. Emilio rápidamente se giró hacía mi y una sonrisa se extendió en su rostro.
-Hola, corazón- caminó hacía mi y me dio un ligero beso sobre los labios. Sonreí entre el beso, jamás tendria suficiente de él-, espera...- se despegó de mi un momento- Tu planeaste esto ¿cierto?- sonreí inocente y me encogí de hombros.
-Era una sorpresa.
-Creo que me debes algo por soportar sus preguntas todo el camino- habló Romina-. Es muy desesperante.
-No lo hubiera sido si me hubieras dicho que tenía que ver con Joaco- dijo con una sonrisa inocente mientras me rodeaba los hombros con su brazo. Romina rodeó los ojos con fastidio.
-Como sea. Yo me voy, nos vemos Joaquín- me dio un beso en la mejilla en forma de despedida-. Nos vemos, niño- se despidió de Emilio de igual forma.
Romi subió a su auto y desapareció por la calle.
-Como esto es una sorpresa, tendrás que ponerte esto- le dije a Emilio mientras que sacaba la misma pañoleta con la que había cubierto sus ojos la ocasión de su fiesta sorpresa. Emilio me miró confuso.
-Como que se te está haciendo costumbre vendarme los ojos ¿no crees?- sonrió.
-No exageres, es la segunda vez que lo hago.
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Rosas {Emiliaco}
RomanceDonde Emilio suele darle rosas a Joaquín todos los viernes en la misma banca del parque. Holaaaaa, antes de comenzar quiero decirles que esta historia al principio tendrá capítulos demasiado cortos, pero conforme vaya avanzando los capítulos se Irán...