《Dieciséis》

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Sexta rosa.

Nunca les ha pasado que a veces sus familias son demasiado metiches en sus vidas y simplemente les dan ganas de gritarles que no son sus asuntos. Porque justamente era lo que me estaba sucediendo ahora.

Como era costumbre, el viernes pasado llegué con la rosa que Emilio me había dado en nuestra cita en el parque, la había dejado en el florero donde se encontraban las otras rosas. Todo iba bien, siempre que sentia que extrañaba a Emilio miraba las rosas y recordaba todo lo que habíamos pasado estas semanas. Sin embargo todo se fue al caño hoy cuando llegue del colegio.

Entre a mi habitación totalmente feliz porque vería a Emilio de nuevo pero lo que no sabía era que dentro de mi habitación se encontraba mi mamá con el florero en sus manos y desde ahí empezaron las preguntas. No conteste ninguna, ya que no tenia una respuesta, mi madre no sabía que todos los viernes en las tardes me encontraba con un chico el cual era mayor que yo por un año, había conocido en la estación y ¡oh! también me regalaba las rosas que se hayaban en sus manos.

Así que simplemente esquivé todas sus preguntas con cualquier cosa hasta que mi hermana llegó a salvarme.

Minutos después de que mamá por fin decidió dejar las cosas por la paz, mi hermana me dio una mirada y a los minutos la tenia en mi habitación insistiendo como garrapata en la oreja que le contara todo lo sucedido con las rosas. No tuve opción y terminé diciéndole todo sobre Emilio, la estación, el parque y el como tenia todas esas rosas también sobre nuestros encuentros los viernes.

Como era de esperarse, cuando fui con mi mamá para pedirle permiso y venir a mi cita con el rizado el día de hoy me dijo que no, y ahí fue donde Renata entró en escena para salvarme de nuevo. Le dijo a nuestra madre que ella tenía que reunirse con unas compañeras de su colegio para realizar un proyecto muy importante y se sentia más segura si yo iba con ella. La realidad era que Renata se había ido al cine con una amiga sí, pero no para realizar ningún trabajo. Como el cine quedaba más lejos de casa, ella me dejó en el parque y se fue hacia la estación ya que por la distancia tenia que tomar un tren.

Por lo que ahora me encontraba caminando hacia el parque rumbo a mi encuentro con el lindo chico del cual ahora sabía; estaba enamorado.

Emilio ya se encontraba ahí así que como la vez pasada que él había hecho conmigo -solo que yo haría algo diferente-, fui detrás de él y tapé su vista con mis manos.

-Este es un asalto deme todo lo que tenga- hable con la voz un poco más grave. Pude ver que una sonrisa se asomaba en su rostro. Genial. No se la creyó.

-Oh lo siento señor, pero ¿seguro que quiere robar todo lo que tengo?- rió.

-Sí, deme todo lo que tenga o sufrirá las consecuencias- le seguí el juego.

-No lo creo. No tengo mucho en realidad, sólo una rosa, la cual pretendo dársela al chico más bonito que he visto- eso hizo acerlarar mi corazón. Siempre que Emilio me llamaba de esa manera provocaba cosas en mi.

-¿Con que chico bonito eh?- aunque él no me estaba viendo yo estaba sonriendo- ¿ así que quieres darle la rosa a ese chico?

-Sí, y tal vez darle besos. Ya sabe, sus labios son muy suaves y dulces- ambos estábamos sonriendo.

-Entonces estás de suerte, ricitos- hable con mi voz normal y quite mis manos de su vista para después rodear la banca y sentarme a su lado.

-Así que querías robarme, Joaquín Bondoni, eres un ladrón. Y yo que solo quiero abrazarte- tocó su pecho dramáticamente.

-Bobo- le di un ligero golpe en su hombro.

-Tal vez. Pero este bobo tiene que darte tu rosa del día de hoy- me entrego la rosa que se encontraba en su mano.

Rosas  {Emiliaco}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora