《Doce》

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Segunda rosa.

Hoy en unos minutos tendré mi segunda cita con el lindo rizado. Sigo sin creer que esto realmente está pasando. La segunda vez que Emilio me dijo que si quería salir con él, casi caigo de mi asiento.

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-¿No te gustaría salir de nuevo?

-¿Eh?- pregunté mientras daba un sorbo a mi café.

-Sí, tu y yo, como el viernes pasado. Realmente me gusta estar contigo, podríamos hoy vernos en el mismo lugar, claro si es que tu quieres- bajó su mirada a su café y comenzó a mover el vaso en círculos.

¿Realmente Emilio me estaba pidiendo una segunda cita? Quería gritar pero claramente no podía hacerlo ahora, ya que nos encontrábamos en la estación.

-Sí- sonreí- claro que me gustaría tener otra cita contigo. Emilio sonrió ampliamente y elevó su vista del café para verme a mi.

-Entonces, nos vemos esta tarde señor Joaquín.

-Nos vemos esta tarde, señor Emilio- el chico frente a mi se acercó y dio un pequeño beso en mi frente. Sonreí aún más.

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Esa sonrisa que siempre Emilio lograba poner en mi apareció en automático. Bajé mi cabeza negando ligeramente ante el recuerdo de la mañana y lleve mis manos a la bolsa de mi suéter  topando así con esa pulsera de hilos color rojo y azul igual a la que yo tenía en mi muñeca y que tanto le gustaba a Emilio.

Unos días atrás mi hermana me comentó que iría de nuevo a ese viaje en donde obtuvo la pulsera que me había obsequiado, por lo cual le había pedido de favor que comprara otra con la excusa de que era un regalo para un "compañero" de clase, pero no era así, era para Emilio.

Tomé la pulsera dentro de mi bolsa del suéter y sigo mi camino hasta el parque.

Me sorprendo al ver que en esta ocasión Emilio ha llegado antes que yo. Sus rizos color chocolate se mueven al ritmo del viento mientras que su mirada se encuentra dirigida al frente. Camino hacia él y sonríe cuando me pongo justo en frente, obstruyendo su vista.

-Hola, pequeñín- saluda mientras que se levanta y rodea mi cuerpo con sus brazos. Dejo caer mi cabeza en su pecho-. Hace un poco de frío para que solo traigas eso ¿no crees?

-Humm- balbuceo-, en realidad estoy muy cómodo aquí entre tus brazos- siento como suelta una pequeña risa sobre mi cabello y sus labios se estampan con mi cabeza dándome un ligero beso.

Minutos después ambos nos separamos, y entonces tomamos asiento en la banca.

-¿Cómo estuvo tu día, chico universitario?- preguntó mientras que doblo mis rodillas sobre la banca y giró la mitad de mi cuerpo hacia Emilio. El lindo chico que tengo a mi lado imita mi acción.

-Agotador- contesta y toma mis manos para empezar a jugar con ellas. Sonrió ante dicha acción-, pero antes de iniciar con mis quejas- llevó una de sus manos dentro de su chaqueta negra- te traje esto- sacó una hermosa rosa roja, justo como la que me había entregado el viernes pasado y la cual aún conservaba en un lindo florero de cristal a lado de mi cama.

-Wow, esto es muy lindo- hablé con impresión en mi voz-, no tenías que...

-Shh- me interrumpió- ya te dije que para mí no es problema regalarte rosas. Si fuera por mi, te daría todas las rosas del mundo- sonreí. ¿Como es posible que sea tan lindo?

-Igual yo te traje algo- alcé mis cejas con diversión a lo que el soltó una pequeña carcajada.

-Y bien señorito, Joaquín ¿Qué es eso que me trae?- preguntó achicando los ojos.

-Primero cierra los ojos- ordené.

-¿Qué?

-Que cierres los ojos- volví a decir. El rodó sus ojos con diversión pero aún así hizo caso a lo que le dije-. Bien, no los habrás- saqué de mi bolsa del suéter la pulsera tejida de color azul y rojo-, ahora estira la mano- Emilio estiró su mano y yo dejé la pulsera en ella, al momento en que sintió el material sobre la palma de su mano, su cara se convirtió en una mueca, reí. Seguro no tenia idea de lo que estaba en su mano-, ya puedes abrirlos- el hermoso rizado abrió sus ojos y su cara pasó de estar en duda a estar sorprendido y emocionado. Sonreí al ver lo que había provocado.

-Joaquin... no tenías que- lo callé.

-Shh, para mí tampoco es problema regalarte una pulsera- dije citando exactamente lo que él había dicho hace unos momentos.

-Sí, pero la diferencia es que yo obtengo las rosas de la florería de mis abuelos y tu tuviste que comprarla.

-Tampoco es para tanto- y era verdad, la pulsera no costaba demasiado sino mi hermana no me la hubiera comprado a mi en primer lugar-, además que era eso o que tu robaras la mía- ambos reimos.

-De acuerdo, entonces muchas gracias Joaquín.

-De nada, ricitos- inmediatamente sentí como rodeo mi cintura con sus brazos abrazándome mientras que yo ponía mis manos en su espalda. Después de unos momentos se separó de mi. Pensé que hasta ahí acabaría el contacto físico entre nosotros, sin embargo supe que no era así cuando Emilio colocó su cabeza en mis piernas. Yo llevé mi mano a sus rizos.

-Me gusta estar así.

-¿Así cómo?- pregunté mientras llevaba uno de sus rizos detrás de su oreja.

-Así, con mi cabeza en tus piernas y tu acariciando mi cabello.

-Ah- contesté- a mi también me gusta estar así, me gusta mucho tu cabello.

-A mi también me gusta tu cabello- confesó-. Y tus pestañas, tus ojos, tu naricita- pico mi nariz haciendo que hiciera una mueca por dicha acción-. En realidad me gustas todo tú- lo miré algo sorprendido y con mis mejillas ardiendo. No esperaba que dijera eso, por mi parte yo sabía que tambien el me gustaba incluso diría que hacía mas que solo gustarme.

-Tambien me gustas todo tu- le dije avergonzado y esquivando su mirada. Lo más seguro era que estaba sonriendo.

-Gracias- respondió. Lo miré por unos segundos y efectivamente, estaba sonriendo-. Nunca me has dicho tus apellidos- soltó de la nada.

-Tu tampoco me has dicho los tuyos.

-Bien, mi nombre es Emilio Osorio Marcos.

-Y el mío, Joaquín Bondoni Gress.

-Vaya, incluso tus apellidos son bonitos, el verdadero quien pudiera- solté una risa nerviosa-. Oye- lo miré-, quiero decirte algo, acércate- lo hice- un poco más- Emilio me jalo ligeramente hasta que su boca quedó muy cerca de mi oído, incluso podía sentir su aliento, se quedó unos momentos sin decir nada que incluso creí que no hablaría, hasta que de pronto lo hizo- No sólo me gustas Joaquín, creo que me estoy enamorando de ti.

Me quedé completamente helado. Una cosa es gustar y otra totalmente diferente es el estar enamorándose, pero a quien engaño, yo sabía perfectamente que esto no era un simple crush o un simple "me gusta", dentro de mi sabia que yo estaba en la misma situación que él. Me separé un poco de él y lo miré a los ojos.

-Yo también creo que me estoy enamorando de ti, Emilio.

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Sólo me queda decir que muchas gracias por sus votos, lecturas y comentarios. ❤

-Ame;

Rosas  {Emiliaco}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora