chapter xi

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La pluma se deslizaba por el papel, copiando todo lo que el hada madrina había anotado en la pizarra frente a ellos

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La pluma se deslizaba por el papel, copiando todo lo que el hada madrina había anotado en la pizarra frente a ellos.

- Niños, disculpen.

Harriet observó al hada madrina, había dejado las tizas a un lado y se acercaba a ellos con una sonrisa amable. Ahora que la muchacha lo pensaba, el hada siempre estaba sonriendo, suponía que era algo común en Auradon porque todos estaban siempre sonriendo. Algo completamente diferente a lo que ocurría en la Isla, en su antiguo hogar los villanos no sonreían, siempre andaban con expresiones de desagrado u odio, podían llegar a reírse luego de cometer algún acto malvado o luego de hacer alguna travesura, pero jamás sonreían con alegría.
Aunque Harriet siempre había sido la excepción en eso, pues la muchacha siempre iba con una sonrisa dulce en el lugar, contagiando a sus amigos; cada vez que Harry Hook estaba con ella una pequeña sonrisa aparecía en sus labios, el jóven pirata no podía estar sin sonreir junto a ella porque su sonrisa era muy contagiosa. Si Harriet sonreía el inevitablemente también lo hacía.

Harriet suspiró pensando en su amigo pirata, ¿Qué estaría haciendo el pirata en esos momentos? La morena estaba segura de que el muchacho del garfio estaría en el restaurante de Úrsula, junto a Gil y Uma como solía hacerlo cuando ella aún estaba en la Isla. Frunció su ceño, extrañaba a su mejor amigo, necesitaba verlo y hablar con él, quería contarle todo lo que había ocurrido durante esas semanas en Auradon, como todo había cambiado.

La morena movió ligeramente su cabeza y observó al hada.- Como saben se acerca el día de la familia en nuestra preparatoria, y como sus padres no pueden estar aquí debido a la distancia arreglamos una sorpresa especial para ustedes cinco.

El hada caminó hasta la televisión que estaba a sus espaldas y la encendió, dejando ver a los padres de los jóvenes villanos. Maléfica aparecía en un primer plano y a sus lados estaban los padres de sus amigos y su madre, la Reina de Corazones.
Cuando el hada los llamó, los adolescentes se levantaron de sus asientos y se acercaron hasta la pantalla. Harriet sonrió divertida al ver como los villanos luchaban contra el aparato, tratando de realizar la conexión.

- Harriet, te ves bien corazoncito -comentó la Reina de Corazones cuando por fin la imágen de sus hijos apareció en la pantalla. La Reina Malvada adulaba a Evie, y Maléfica se burlaba del hada madrina por su truco de la calabaza y el tiempo que le había otorgado a Cenicienta. Harriet colocó sus ojos en blanco al ver que todos los villanos reían ante las palabras de la hechicera.

Cuando el hada se fué, los jóvenes se acercaron a la pantalla.- Chicos, siempre pensamos en ustedes, todos los días. -Jaffar sacudió su mano saludando a su hijo.

- ¿Cuánto tenemos que esperar para volver a verlos? -cuestionó Maléfica rápidamente.

- Habrá una ceremonia muy importante en algunos días, y probablemente regresemos después de eso. -los villanos asintieron eufóricos ante la idea de que sus hijos al fin regresaran con la varita en sus manos.

- ¿Y no puede adelantarse su vuelta a casa? -cuestionó Maléfica observando con atención a su hija.- No puedo aguantar tanto tiempo, necesito poner mis manos sobre... Tí querida, para abrazarte. -se corrigió sabiendo que el hada continuaba escuchando todo.

Cruella al ver a Chico en brazos de Carlos comenzó a hacer una gran alboroto, y el muchacho cansada de las palabras de su madre decidió detenerla. Ante este acto por parte del muchacho, Jaffar y Cruella comenzaron a discutir, sin tener en cuenta la presencia de sus hijos del otro lado de la pantalla. Jay suspiró frustrado y apagó la pantalla apagando el ruido de las voces de sus padres. Antes de que la pantalla se apagara, la muchacha de labios rojos pudo oír a su madre hablando «Harry te envía saludos corazoncito», Harriet sonrió con dulzura ante la mención de su mejor amigo.

Al ver las expresiones desilucionadas de todos, el hada se acercó a ellos con una mueca en sus labios.- Lo lamento mucho chicos.

- Fue una linda sorpresa, agradecemos el gesto. -murmuró Harriet sonriendo hacia el hada. Jay a su lado asintió.

- No es su culpa que nuestros padres... lamentamos que haya tenido que oír eso.

El hada asintió.- Tranquilo Jay, y lamento que esto haya pasado, creí que sería algo lindo.

Los cinco jóvenes se alejaron del lugar a paso lento, tomando sus bolsos y mochilas para salir del aula.

- ¿Qué creen que harán nuestros padres si no conseguimos la varita? -cuestionó Evie en un susurro, algo que todos se preguntaban pero que ninguno se atrevía a pronunciar en voz alta.

- Tal vez se sentirán un poco... ¿Decepcionados? -murmuró Mal acomodando su bolso sobre su hombro.

- Pero, también orgullosos por nuestro esfuerzo. -agregó la morena de labios rojos tratando de ver algo positivo en aquella situación.- Hicimos todo lo que estuvo dentro de nuestras posibilidades.

Carlos frunció el ceño ante las palabras de Harriet- ¿En serio Hattie?

La morena suspiró.- No Carlos, estoy segura de que van a destrozarnos pero no hay que pensar en eso, aún no.

Evie frunció el ceño y Jay a su lado suspiró con frustración.

- Harriet tiene razón, aún tenemos posibilidades de lograrlo, podemos regresar a casa y demostrarle a todos que somos los mejores.

La hija de la Reina malvada mordió su labio inferior con fuerza, la imágen de Benjamin apareció en su mente. La morena no quería hacerlo, no quería traicionar su confianza, un nudo apareció en su garganta de sólo imaginar cómo estaría Ben cuando descubriera todo respecto a la varita.

Harriet estaba aterrada, por fin tenía alguien por quién luchar, aún si los sentimientos de Ben eran producto de las galletas, ella sí tenía sentimientos por él y engañarlo le dolía.

sweet heart || descendants Donde viven las historias. Descúbrelo ahora