chapter xiv

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LOS DEDOS DE HARRIET TRAZABAN SUAVES CARICIAS EN EL PELAJE DE CHICO, mientras el cachorro se acurrucaba contra ella

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LOS DEDOS DE HARRIET TRAZABAN SUAVES CARICIAS EN EL PELAJE DE CHICO, mientras el cachorro se acurrucaba contra ella. Los cinco hijos de villanos se encontraban en una mesa fuera de la preparatoria, almorzando en silencio, con expresiones que demostraban lo afligidos y frustrados que se sentían.

Las bandejas con sus almuerzos estaban sobre la mesa, pero ninguno tocaba nada, tal como se los habían entregado habían quedado sobre las bandejas.

- Chicos, ¿Cómo están todos? -Ben caminaba hacia los jóvenes villanos. Harriet arrugó su nariz ligeramente, y lo miró arqueando una ceja mientras negaba con su cabeza.- Tienes razón, esa fue una mala pregunta. -suspiró tomando asiento junto a ella.- Escuchen, olvidenlo, olviden lo que ocurrió allá ¿Si? No fue nada, en serio olvidenlo. Les prometo que después de la coronación todo estará más que bien. -tomó la mano de Harriet y la apretó ligeramente, con cariño, demostrándole que la apoyaba, que los apoyaba aún después de lo que había ocurrido. La hija de la Reina de Corazones le dedicó una pequeña sonrisa, al ver esto el jóven principe sonrió y se levantó de la banca.- Debo irme, tengo algunas cosas que arreglar antes de la ceremonia de coronación, los veré luego. -besó con suavidad el cabello de Harriet y se despidió del resto, caminando hacia el castillo.

La morena observó como Doug se acercaba a la mesa en la que se encontraban, con su chaqueta colgada sobre su hombro derecho.- Evie, quiero hablar contigo. -murmuró, mirando a la hija de la Reina Malvada. Evie lo observó con anhelo, llena de esperanza.

- ¡Doug ven aquí! -el grito de Chad desde la otra mesa hizo que Doug se girara para observarlo.

- Es culpa mía Doug, lo lamento. -el muchacho de los lentes comenzó a negar ante las palabras de Evie, ignorando los llamados de Chad, hasta que comenzó a dar pasos hacia atrás, rendido- ¿Doug?

- No puedo, lo lamento Evie. -al sentarse junto a los otros, el muchacho soltó un pequeño grito diciéndole a Chad que se callara, que ya estaba junto a ellos.

Harriet depósito a Chico en el suelo para que este corriera hacia Carlos, la morena pasó su mano sobre la mesa y tomó la de Evie.- Tranquila, todo se arreglará, no fué nuestra culpa. -la peliazul asintió y le dedicó un diminuta sonrisa pero ese gesto fué más que suficiente para Harriet.

No entendía por qué los otros jóvenes se ensañaban tanto con ellos, comprendía que sus padres habían hecho atrocidades pero ellos no tenían la culpa, ni siquiera existían.
Harriet recordaba las palabras que Harry solía repetir «Ellos nunca han sufrido Harriet, tuvieron vidas perfectas y todo lo que esté fuera de ellas o pueda afectarlas es una amenaza para ellos. Jamás van a aceptarnos.»

- ¿Cuánto crees que ellos puedan aguantar aquí? -Harriet se giró y observó a Audrey, que caminaba a sus espaldas con Jane a su lado.- Está demasiado claro que Harriet sólo le atrae por ser un "poquito" diferente al resto de los villanos, pero todo sabemos ella está tan podrida como los otros. Una manzana podrida en el cajón y todas lo estarán.

Mal frunció su ceño furiosa ante las palabras de Audrey, Harriet no había hecho nada malo, no había herido a nadie, ni siquiera habia insultado a alguno de ellos y sin embargo ahí estaban Audrey y Jane riéndose de ella. Evie alejó de golpe la bandeja que había frente a ella.

- ¿Eres consciente de que Ben jamás haría que una villana se convirtiera en reina no? Sólo te haces falsas ilusiones, pobre y dulce Harriet. -Jane soltó una risita divertida acercándose a Audrey que era rodeada por otras muchachas. La de ojos almendrados se mantuvo en silencio, con su cabeza en alto y su espalda erguida. La hija de la Reina de Corazones no iba a dejarse amedrentar por aquellas dos jóvenes, los ojos de Harriet las observaban con frialdad, como si pudiera congelarlas y destruirlas en cualquier segundo.

Evie observó con preocupación a Harriet, jamás había visto aquella mirada en el rostro de la morena. En sus ojos no había rastro alguno de la Harriet dulce, de aquel brillo especial que tenían sus ojos cuando observaba a Ben o se divertía con sus amigos. Mal, notando lo mismo que la peliazul, tomó su libro de hechizos buscando rápidamente una página específica.

- Postizos con rizos, deshagan el hechizo. -agitó su mano y cuando finalizó un grito de horror y sorpresa se escuchó a sus espaldas. Harriet observó con atención la desesperación en el rostro de Jane cuando notó que su cabello volvía a ser el de antes.- Tengo mucho más en mi libro, ¿Quieren probarlos?

- Disculpa, ¿Quién te crees que eres? -cuestionó Audrey de forma altanera.

- ¿Crees que es sólo un simple amenaza? -los cinco descendientes se levantaron de sus asientos y dieron un paso al frente mientras Mal revolvía en las páginas de su libro.

- Podrán cambiar su apariencia todo lo que quieran pero seguirán siendo horribles por dentro, día a día dejan más en evidencia que al parecer ustedes están tan "podridos" como nosotros. -murmuró Harriet con un tono de voz frío, que podía llegar hasta calar los huesos de los presentes. Ante esto las princesas que estaban junto a Audrey y Jane, salieron corriendo siendo seguidas por las dos muchachas.

Jay observó a las tres muchachas con su ceño fruncido.- Tomemos esa varita y vámonos de aquí lo antes posible.

Harriet suspiró con frustración, tal vez alejarse de Auradon lo antes posible era lo mejor, Jane tenía razón porque ella no podría ser reina, Ben no haría eso, además cuando el hechizo desapareciera ya no tendría nada que pudiera retenerla en ese lugar. Se alejaría de Ben y lo olvidaría, Harriet sólo quería volver a su hogar.

sweet heart || descendants Donde viven las historias. Descúbrelo ahora