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LA HIJA DE LA REINA DE CORAZONES CAMINABA POR LOS PASILLOS de la preparatoria de Auradon juntos a sus amigos, Harriet no pudo evitar fruncir su ceño con desagrado al escuchar las palabras de Jay, acerca de no invitar a ninguna princesa al baile para poder bailar con todas. Una sonrisa apareció en sus labios al ver que Jane se acercaba hacia ellos con unos cuantos papeles, soltó una risita divertida al ver lo nervioso que se ponía Carlos en presencia de la muchacha del cabello oscuro y ojos claros.
— Harriet, lamento interrumpirte —comenzó Jane al ver que Carlos y Jay se iban, y Evie y Mal se apartaban a un costado para poder hablar con Loonie y su vestido para el baile.— Necesito tu ayuda, necesitamos respuestas para definir algunas cosas.
— Claro, ¿Tiene que ser ahora? Porque tengo clases con tu madre, y no creo que le guste que llegue tarde. —murmuró mirando el libro en su mano, «El arte de la bondad».
Jane sonrió— Tranquila, sólo serán cinco minutos y yo me haré cargo de mi madre. Necesitamos saber qué quieres para los cubresillas, el cartel de entradas, las luces, servilletas, manteles y otras cosas más. Aquí tengo las opciones disponibles para cada cosa, sólo tienes que elegir la que más te gusta. —le tendió la pantalla que tenía en sus manos y con precaución Harriet la tomó para empezar a marcar lo que más le gustaba. Mientras la morena marcaba todo lo que a ella le parecía más apropiado, sus amigas y Loonie se acercaron hasta ellas.
— Este baile será increíble, ya quiero ver cómo será su boda.
Harriet asintió sonriendo mientras seguía marcando con pequeños tics las cosas hasta que comprendió las palabras de Loonie, tosió sintiendo que se ahogaba con la saliva y miró a la hija de Mulán.
— Aguarda un segundo... ¿Qué?
— El baile real es como comprometerse a comprometerse. —Evie a su lado suspiró soltando un «Eso es tan dulce», mientras Mal sonreía divertida al ver a Harriet y el repentino ataque de histeria que le había agarrado.
— Todos los saben Harriet, incluso yo lo sabía. —murmura Mal sonriendo.
— Nadie me lo había dicho, sólo llevamos unos meses de relación, ¿No es demasiado pronto para casarse? Quiero decir, amo a Benjamin pero no somos demasiado jóvenes, hay tantas cosas que podríamos hacer juntos antes. —la morena se sobresaltó al oír la voz de Ben, el joven rey colocó suavemente sus manos sobre los hombros de Harriet.
