chapter xv

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El carruaje se movía lentamente por el camino, mientras el pueblo saludaba a Ben y a Harriet que iban sentados en este

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El carruaje se movía lentamente por el camino, mientras el pueblo saludaba a Ben y a Harriet que iban sentados en este. La morena sonrió dulcemente, agitando su mano cuando observó gente en la multitud que la saludaba y gritaba su nombre. Por primera vez no llevaba puesta su típica chaqueta de cuero roja, llevaba un vestido rojo, tan cálido como su sonrisa, como el color de sus labios.

Harriet miró la pequeña caja roja que tenía en sus manos, sumamente nerviosa por lo que podía llegar a ocurrir ese día, el día que había esperado por semanas para por fin poder llevar a cabo su plan. Una mano tomó la suya con delicadeza, trazando pequeños círculos en esta, Harriet levantó su mirada almendrada y se encontró con la de Ben, que tenía una brillo especial.

- No te preocupes Hattie, sólo tienes que sentarte allí y verte hermosa. -el joven príncipe acomodó un mechón de cabello que había escapado del peinado de Harriet. La morena cerró sus ojos ligeramente, disfrutando del roce de los dedos de Ben contra su piel.- No es problema para tí, te lo dije cientos de veces, eres preciosa Harriet.

- Gracias Benjamin, eres demasiado dulce. -susurró entrelazando sus dedos con los del muchacho.

Ben se acercó a la hija de la Reina de Corazón depositando un pequeño beso en su mejilla, haciendo que la muchacha se sonrojara tiernamente.- Harriet, ¿usarías mi anillo?

La morena ladeó su cabeza levemente, observando confundida al muchacho.- No creo que sea lo mejor, no ahora, creo que se me caería. -murmuró tratando de disuadir al muchacho, Ben negó y tomando el anillo lo colocó en la palma de Harriet.

- Quiero que lo tengas contigo, al menos este día tan importante, mis padres siempre me dijeron que cuando entregara este anillo debía ser a alguien a quien yo amara, a la persona que consideraba el amor de mi vida. - Harriet levantó su vista del anillo, sintiendo como una pequeñas lágrimas comenzaban a acumularse en sus ojos, haciendo que estos se vieran brillosos. La hija de Corazones asintió lentamente y Ben colocó con delicadeza el anillo en su dedo índice.

- Yo también tengo algo para tí.

- ¿Para mi?

- No es tan precioso ni importante como tu anillo, pero quería darte un postre para que disfrutes después de la coronación. -sonrió señalando la caja que tenía en sus manos.- Es como un premio por todo lo que estoy segura que lograrás como rey Benjamin, serás un rey increíble.

El joven príncipe abrió la cajita y observó un pequeño pie de limón, sonriendo observó a la morena.- Es muy dulce que hayas pensado en esto Harriet, se ve delicioso, voy a probarlo ahora. -ante sus palabras Harriet trató de detenerlo pero cuando levantó su mano para frenarlo, el muchacho ya le había dado una gran mordida. Ben soltó un gemido de satisfacción al sentir el dulce sabor del pie que tanto le gustaba, porque sin dudas esos pies se habían vuelto su postre favorito.- Está delicioso, demonios, tal vez luego de la coronación podamos hacer otros.

La hija de la Reina de Corazones lo observó con atención, tratando de encontrar algún cambio en su mirada o algo que delatara al muchacho y a la ruptura del hechizo pero nada ocurrió.- ¿Estás bien?

Ben ladeó su cabeza pensando.- Deberíamos dejar que pasen algunos minutos, para que la poción antiamor haga efecto ¿No?

- Claro... -al repetir en su mente las palabras del muchacho Harriet soltó un pequeño grito sorprendida.- ¿Qué fue lo que dijiste? ¿Tu lo sabías?

Ben soltó una risa divertido con la expresión en el rostro de Harriet.- ¿Que me hechizaste? Sí, claro que lo sabía.

- ¿Cuánto hace que lo sabes? -cuestionó la morena mirando con atención los preciosos ojos almendra de Ben.

- Desde nuestra primera cita en las cocinas luego del partido.

- Pero tu comiste las galletas ese mismo día Benjamin. -comentó con una gran confusión.

El príncipe asintió sonriendo con dulzura.- Lo sé, esa misma noche cuando estábamos en la cocina y te besé, fue luego del beso que cualquier rastro del hechizo desapareció.

- Entonces... ¿Todo este tiempo has estado fingiendo? -el brillo dulce de los ojos almendrados de Harriet desapareció siendo suplantado por uno de completa decepción, la morena sintió como se formaba un nudo en su garganta luego de realizar aquella pregunta. La hija de Corazones no estaba segura de querer oír la respuesta, no sabía si sería capaz de soportar las palabras que él diría.

- Por supuesto que no Harriet, no he simulado nada. -sonrió tomando las manos de la morena y entrelazando estas con las suyas.- ¿Sabes que es lo que se dice del «beso de amor verdadero»?

Harriet lo observó por algunos segundos, recordando aquél mito.- Un beso de amor rompe cualquier hechizo.

Ben asintió lentamente, con una sonrisa dulce en sus labios.- Las galletas no cambiaron nada de lo que sentía, simplemente me dieron un empujón para decirte todo lo que sentía por tí, me dieron la valentía necesaria para decírtelo todo sin temor a lo que podía llegar a suceder.

- ¿Eso significa que me quieres? -ese susurro dejaba ver lo aterrada que se encontraba Harriet, lo nerviosa y confundida que se sentía.

- Significa que te amo Harriet, que eres el amor de mi vida y que todo lo que dije fué real, cada sonrisa, cada palabra y cada beso fue completamente real. -el muchacho de cabello castaño acercó su rostro al de ella, depositando un pequeño y inocente beso en sus labios de color escarlata.- Ahora yo quiero saber, ¿Son reales tus sentimientos por mí?

Harriet suspiró y sonrió dulcemente, sintiendo como sus ojos se cristalizaban por las lágrimas.- Claro que sí Benjamin, todo fue real y sigue siendo igual, mi corazón es tuyo, voy a amarte hasta que mi pobre corazón deje de latir.

El muchacho la envolvió entre sus brazos con un abrazo cálido, lleno de amor y cariño, demostrando una vez más que el siempre estaría ahí para ella.

sweet heart || descendants Donde viven las historias. Descúbrelo ahora