D I E Z

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Meto la carpeta debajo de la colcha y me quito el abrigo y el gorro. Luego ahí si bajo e ingreso a la cocina.

-Dime.

El sheriff se ve agotado.

-Beth necesito el expediente -se soba los ojos con cansancio.

Me conmociono ¿no se supone que debía resolver el caso?

-Papa...

-Retiraron la denuncia.

-¿De qué denuncia hablas?

-El caso esta cerrado, como supongo pudiste ver -me explica, pero yo aun siento que esta equivocado-. Solo que nos llego una denuncia anónima de que debíamos reabrir el caso, bueno, esto le llego al antiguo Sheriff -mi papa exhala y me mira-. En primer lugar no debería haberte dado el expediente, es solo que estaba enojado...

-Papa -lo interrumpo-, he avanzado mucho en el caso, no puedes solo... quitármelo.

-¿Cómo no ibas a avanzar si te inmiscuiste tanto en la vida de Jana Howland? -el hace una expresión que... no veía hace un tiempo. Esa expresión de todo lo haces mal y no entiendes nada- ¿Podrías explicarme por qué los Howland me dijeron que acosabas a su hijo?

Mi expresión delata lo que mi boca va a decir.

-¡¿Qué?! -estoy conmocionada y siento como mis facciones muestran el escepticismo- ¡¿Dijeron qué cosa?!

Mi papa se ve aun mas cansado.

-Lo mandaron a decir con tu hermana.

Suelto una carcajada.

-Claro, como Tory siempre es la perfecta -recojo las llaves del mesón y me dirijo a coger el gabán mas cercano para salir.

-¿Qué crees que vas a hacer? -mi papá se endereza un poco mas despierto.

-¿No es obvio? -me termino de colocar la chaqueta e intento recordar donde deje mi celular-. Voy a ver que mierdas le pasa a Jordan.

-No, no vas a hacer eso -mi papa habla autoritario y serio, así como no me hablaba desde que fui novia de Kal-, tu te quedas aquí.

-Ya no puedes mandarme a hacer nada, soy mayor de edad.

-Y aun vives bajo mi techo -esta muy enojado-, y así como dicen en esas series de televisión, mi casa, mis reglas.

Suelto otra risa.

-¿De verdad vas a hacer esto? -levanto las cejas y me inclino hacia el levantando las manos- ¿Encerrarme? ¡Por Dios! ¡Ni cuando Tory la cago hasta el punto de embarazarse le prohibiste salir!

-¡Cállate! -suelta un grito- ¡No te atrevas a hablar de cagadas! ¡En primer lugar Elizabeth ¿qué hacemos en este pueblo?! ¿Por qué no estamos en nuestra casa?

Los ojos se me llenan de lagrimas y me inunda ese sentimiento entre tristeza e impotencia.

No puedo creer que haya dicho eso.

-¡PORQUE LA CAGUE! ¡¿SI?! ¡LA CAGUE! -las lagrimas comienzan a caer y yo las dejo- ¡Me enamore de un idiota al que nunca le importe! ¡Abandone a mi mejor amiga con su novio pensando que estaba bien! -por favor nariz, no moquees- ¡Y lo peor de todo! No dije nada cuando pude... tal vez, tal vez no hubiese muerto...

-Elizabeth -mi padre baja la voz e intenta acercarse, pero yo doy un paso atrás.

-¿Es eso lo que querías escuchar? -sorbo por la nariz- Por Dios papa, ¿crees que no lo se? ¿crees que no me atormentan las pesadillas por las noches? ¿crees que no pienso en ir y rogar que me encarcelen? Y-yo... -tartamudeo- Yo se de lo que soy culpable, y soy consciente de como no solo me cargue mi vida, si no también la de ustedes, así que no hace falta que me lo recuerdes -me deshago del abrigo y lo coloco en su lugar, dejo las llaves sobre el sillón y me alejo en dirección a las escaleras. Bajo la voz e intento calmarme-. Estaba intentando redimirme con lo de Jana.

SwirldaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora