D I E C I S I E T E

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Salimos del colegio juntos, Jordan intenta hacer bromas, lo cual me parece aun mas tierno, ya que no le salen. 

Cuando llegamos a la acera veo al otro lado de la calle la moto de Dan y a él recostado en esta fumando un cigarrillo.

Le sonrío y él me devuelve el gesto levantando su mano para saludarnos.

La sonrisa se borra del rostro de Jordan.

-¿Ahora te recoge? -levanta una ceja.

-Quedamos en eso.

-¿Cuando? -a él parece hacérsele difícil creerlo.

-Anoche -levanto los hombros con indiferencia-, me mude a la casa de las rosas -veo como unas chicas pasan frente a Dan mirándolo de arriba a abajo, y él únicamente les sonríe con respeto.

El inocente chico de 16 años con aspecto de 19.

-¿Te mudaste?

Asiento.

-Digamos que la situación con mi familia esta mas complicada que antes.

Un auto negro se estaciona frente a nosotros y reconozco que es el transporte de Jordan.

-Pásala bien en la fiesta de tu hermana -le sonrió de par en par, y me despido cuando se sube y se va.

Llego junto a Dan y me arrepiento un poco de hoy no haberme puesto la bufanda cuando unas chicas pasan riéndose de mi. 

-¿Cómo te fue? -pregunta y veo su mirada esperanzada al posarse sobre la universidad.

Culpa, culpa, culpa. Siento mucha culpa, yo también le quite esto.

-Bien -fuerzo una sonrisa-, pero vine en la moto de mi papá, así que va a ser mejor que me sigas.

Dan asiente.

Saco la moto del aparcamiento, y noto que Dan me sigue. Pasamos por dos talleres mecánicos, cuando en el tercero le dan el empleo de tiempo completo. Luego vamos hasta el restaurante en el que me habían contratado desde el lunes, pero al cual había ignorado asistir. Veo que sigue el letrero de "se busca mesera", así que me emociono un poco cuando ingreso.

-¿Esta la gerente? -le pregunto a la chica que hace de cagera.

-¿Quien me necesita? -la mujer rubia que vi la otra vez que vine a comer hace acto de presencia.

-Mucho gusto señora Ainsword, soy la amiga de Trevor.

-Oh claro -ella abre sus ojos-, te había olvidado ¿vienes por el empleo?

Asiento.

Realmente no me cuesta mucho obtenerlo, ella me comenta que será solo sábados y domingo y me advierte de no esperar mucho del salario, yo me limito a asentir.

Cuando Dan y yo nos vamos con nuestros ya buenos empleos, vamos a comprar cosas de aseo, y de paso compramos algunas cobijas, colchas, sabanas. Y como podemos lo cargamos todo en las motos, también compramos almuerzo.

Se preguntarán ¿con qué compraron todo eso?

Pues verán, yo tenía unos ahorros, los cuales me sirvieron para mis cosas, las colchas, y puse un poco para las cosas de aseo a la casa. El resto lo compro Dan, quien tal vez se me había olvidado mencionar, es de plata. Por lo menos los Bullock lo son.

Cuando llegamos a la casa, abrimos las ventanas y comenzamos con nuestra tarea. Sacudimos la cama y colocamos las nuevas cobijas, limpiamos las ventanas, barremos y trapeamos el suelo, lavamos el baño y limpiamos cada esquina de la cocina y la nevera. Decidimos dejar la losa tal cual esta, y guardamos en la lacena los platos, vasos y cubiertos plásticos que tal vez nunca usemos.

SwirldaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora