O N C E

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Me despierto en una habitación distinta a en la que me dormí, pero Benjamin esta conmigo aparte de Jordan.

-Despertaste -dicen los dos al tiempo levantándose de la incomoda silla del hospital.

Me incorporo con dificultad y suelto un gemido cuando sin querer me apoyo en mi mano herida, que para aclarar es la derecha.

-Que estúpida -refuño entre dientes.

Me fijo en lo que llevo puesto, sigo con mi ropa en vez de con esas horribles batas de hospital, pero no llevo ni el gorro, ni las botas, ni los guantes y mucho menos el gabán.

-Mi celular -miro al rededor alarmada- ¿dónde esta?

-Aquí están tus cosas -Jordan me indica una mesita.

Volteo a mirar a Benjamin quien me sonríe apenado.

-Tengo que irme Elizabeth, espero te mejores.

-Gracias Benjamin -él recoge sus cosas y sale de la habitación dejándome sola con Jordan.

-Beth yo...

Intenta hablar, pero lo interrumpo.

-No tengo idea de que mierdas sucede contigo ¿y quieres saber algo? No me interesa -Recuerdo el expediente-. Hay cosas que tengo que hacer.

Me levanto de la camilla y me coloco mis cosas con algo de dificultad, declino la ayuda que me ofrece Jordan y cuando estoy finalmente lista vuelvo a hablar.

-¿Donde esta el doctor?

-Se encuentra ocupado con mi mama.

Mi mirada se dulcifica un poco al pensar en que ha su mama le pudo pasar algo y tal vez por eso actuó así conmigo.

-¿Esta bien tu mama?

El asiente y se ve ligeramente avergonzado.

-En realidad no le paso nada grave...

Me gustaría quedarme a escucharlo, pero el expediente me espera.

-Debo irme.

-¿Cómo? -suena alarmado-¿ A estas horas?

-¿A caso que horas son?

-Son las doce de la mañana, va a ser la una.

-Oh, carajo -miro de nuevo las llamada y las de Tory y papa no han dejado de aumentar.

Comienzo a caminar y me dirijo a la salida.

-No puedo dejar que te vayas así...

-Tu mama te necesita...

Y como si invocara al doctor, este entra.

-Jordan, tu mama quiere verte -pasa un momento su mirada en mi.

Aprovecho el momento y huyo, salgo corriendo por la puerta y corro hasta el árbol, me agacho junto a este para sacar el expediente y no hay nada... ¡No hay nada! ¡Mierda!

Me dejo caer junto al árbol y siento como me inunda de nuevo ese sentimiento de impotencia y la rabia me consume, hasta que es sustituida por el miedo.

¿Quien tiene la autopsia verdadera del cuerpo de Jana?

Paso mis manos por mi cabeza con desesperación, o eso intento hasta que siento el dolor abrasador.

Esa carpeta tiene sangre mía.

Cualquier secreto que le des a otra persona, será dañino para ti, no le des ese poder a nadie.

SwirldaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora