Swirldale

C U A R E N T A Y U N O

"La cosa mas difícil es conocernos nosotros mismos, la cosa mas fácil es hablar mal de los demás" Tales de Mileto.

Este capítulo va dedicado a mi hermana mayor por su apoyo y atención.

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Bien hoy voy a ver a Jordan.

Se que no es lo que debería preocuparme en este momento. En realidad es absurdo y un poco patético, pero no puedo evitar pensar en eso, en su mirada fría hacia mi. Tengo que hablar con él.

Desde temprano comenzamos a arreglarnos por la grandiosa cantidad que somos: Tres adultas y cuatro niños.

Vamos al salón de belleza, cortesía del ya proclamado novio de mi hermana.

Nos pintan las uñas, maquillan, peinan, bla bla bla.

Claro que en un momento a escondidas abro la maleta y de afán saco la pistola (sin tocarla directamente con mi manos), y la meto en una liga que tengo amarrada a la pierna. 

No se ve.

Y cuando estamos listos, todos nos subimos en el hermoso auto azul de Mirana. Claro que antes nos tomamos algunas fotos porque nos vemos (para que negadlo), divinos de blanco. Yo llevo un montón de flores blancas en mi cabello y estas resaltan con lo negro de este, al igual que la joyería que lleva Mirana.

Al ingresar a los terrenos de la mansión una sensación horrible me inunda y las manos me comienzan a temblar. Mi ultimo recuerdo aquí no fue bueno. 

Aparcamos el auto y salimos pareciendo payasos.

Adelante iban Mirana y Tory, y atrás íbamos sentados en la silla: Samy, Aron y yo; sobre Samy Mia, sobre mi Hannah.

La puerta esta abierta de par en par y los postes están decorados con cintas blancas y rozas blancas.

Ingresamos y no tarda en llegar con nosotras la amable y enérgica Camille, la tía de Jordan.

Va con un precioso vestido blanco, lleva unos guantes de encaje y su cabello resalta de forma asombrosa por su color. También cabe resaltar que lleva una copa de vino en la mano.

Ella se presenta con Mirana y luego se agarra de mi brazo para comenzar a parlotear sobre la casa.

Nos lleva hasta un hermoso salón en el que nunca había estado y que esta totalmente decorado de blanco. Hay dos cunas en las que están los bebes y puedo ver a mas mujeres en el lugar. Claro que solo reconozco a algunas.

Allí están: Yasmine, Winter, Nelly, Ashley, Scarlet, Savanna, Jade (evidentemente), al igual que Yvvone. Pero también hay mujeres que no siento ni haberlas visto por el pueblo.

-Oh que encantador -se acerca Yvonne a nosotras y nos mira a cada una y a los niños-, las Stone.

Mirana sonríe con cortesía, pero no la corrige.

-Un gusto, mis hijas me han hablado maravillas de usted -habla con elegancia Mirana y le extiende la mano.

-¿Eso le han dicho? -comenta sarcástica Yvonne y me mira.

Trago saliva.

-Me ha alagado mucho recibir una invitación -comenta Mirana sonriendo.

-Cualquier cosa por mi hijo -responde Yvonne e igualmente sonríe.

Parece que están en una competencia de elegancia y me resulta altamente admirable y asombroso que Mirana parece dar la talla e incluso humillar un poco a Yvonne, como si fuese un escudo para todos.