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Hyunjin acabó de conversar con su padre y subió hacia su habitación sin poder dejar de pensar en las palabras del mayor, ¿Qué probabilidades habían de que fuera Jeongin a quien le dispararon por merodear en una casa? No, no debía ser posible. Cada vez se arrepentía más de haberle ayudado e incluso se preguntaba por qué no hacía nada cuando bien pudo haberlo delatado con su padre.

Al entrar cerró la puerta tras él y observó al chico removerse en su cama, se mostraba cual gatito estirándose y jugueteando antes de dormir, cosa que aunque no hubiera querido le causó algo de ternura. Se acercó hasta la ventana y con sus dedos abrió un poco la tela cortina justo en el centro donde ambas partes chocaban, intentaba ver movimiento pero al notar que ya todo estaba vacío se sintió más relajado, tal vez pensaron que era algún animal desviado del bosque... Aunque tal vez no estaba lejos de la realidad. Jeongin le había dicho que vivía ahí y tenía tantas preguntas que no sabía por cual empezar, porque ni siquiera aseguraba respuesta a cualquiera de ellas, el chico no tenía cuentas que rendirle. Cansado, decidió sentarse en el borde de la cama para pensar en como saldría de eso.

— Estoy acabado, debo encontrar un modo de sacarte de aquí.

— No quiero.

La voz firme de Jeongin le hizo girar su rostro para encontrarse con que el chico le miraba fijo de igual forma con una expresión seria.

— ¿Qué dices?

— Me quedo contigo.

— No puedes hacer eso. —Hyunjin frunció el ceño levantando un poco la voz pues no quería alertar a su padre pero tampoco tomarse aquello a la ligera.

— Moriré afuera.

— ¿De qué hablas? Haz sobrevivido hasta ahora, ya te las arreglarás, te daré algo de ropa si quieres pero debes irte.

— ¡Moriré!

— ¡Silencio! —el castaño se volteó con una rodilla apoyada en el colchón y otra fuera de la cama para tapar la boca de Jeongin con su mano izquierda—. ¿Quieres que nos descubran?

El pelinegro negó un par de veces antes de llevar sus manos hacia el dorso que cubría sus labios para poder acariciar la zona, Hyunjin sintió su cuerpo estremecerse cuando la húmeda lengua de Jeongin tocó la palma de su mano y sin dudarlo la apartó.

— ¡Deja de hacer eso! —habló fuerte—. No estoy jugando, Jeongin.

— Hace tiempo no comía tan bien.

— Si no es mucho atrevimiento... ¿Qué comías? No debe ser fácil vivir en un sitio tan alejado.

El más joven esbozó una sonrisa y en menos de un segundo, se abrazó con sus piernas a la cadera del chico mientras sujetaba con suavidad las mejillas del mismo pero con la suficiente fuerza para que lo viera directo a los ojos.

— Carne.

— ¿Cazas animales? —preguntó perdido en la mirada del chico, había algo en él que lo atrapaba por completo sin necesidad de hacer contacto físico.

— A veces —rodeó con sus brazos el cuello impropio y entretenido con su mirada de confusión, le acercó otro poco hasta que sus labios rozaron el lóbulo de su oreja, susurrando agregó— , luego ellos vienen a mí.

Hyunjin sentía que había algo turbio detrás de esas palabras, sonaban tan frías, tan cínicas pero le encantaba, desde que se vieron había un constante hormigueo recorriendo su cuerpo que solo se intensificaba cuando estaba tan cerca de él. Las piernas de Jeongin se encargaron de acercarlo más hasta que el cuerpo de Hwang se acomodó casi por instinto sobre el impropio, su diestra acariciaba ahora los castaños cabellos del chico mientras sus labios recorrían el cuello de Hyunjin apenas rozando la zona pero esta vez con un fin diferente con el que lo hizo la primera vez.

Lo había salvado, Jeongin, quien creció en el bosque alejado del calor de otra persona desde que tenía siete años había visto innumerables veces como el macho de la especie defendía a la hembra, pero apenas tenían la oportunidad se montaban en ella, él no sabía lo que era el sexo, solo lo veía como un modo de agradecimiento constante de la parte defendida. Fue hasta que llegó a ver parejas de adolescentes ir al bosque a observar el lago cuando lo vio por primera vez, las personas como él también hacían lo mismo que los animales, siempre había uno que demostraba ser más fuerte y consentía a su pareja, mientras que la otra parte se dejaba consentir y al final acababa con alguien entre sus piernas. Para él, era meramente eso, un acto de agradecimiento por tanta atención y quería agradecerle a Hyunjin haberle ayudado, porque ante sus ojos fue el castaño quien demostró ser más fuerte que él y lo consintió sin conocerlo, Jeongin había esperado tanto tiempo para eso y ahora quería marcar su propiedad como otros lo hacían.

Pero nuevamente Hyunjin se alejó y eso frustró al menor. ¿No quería que lo marcara? ¿Ya no quería ser suyo? Planeaba abandonarlo como algunos animales hacen con sus crías cuando estas simplemente no pueden adaptarse, era la ley de la supervivencia pero Jeongin estaba dispuesto a sobrevivir.

— No podemos hacer eso, detente. No es correcto...

— Humanos.

— ¿Disculpa?

— Son quienes luego van hacia mí.

Observó con atención el semblante serio de Hyunjin, prestando atención a todo incluso cuando los ojos del mismo se abrieron otro poco en ahora una mueca de terror, lo había entendido y no tardó en apartarse del menor. Jeongin se levantó para caminar con calma hasta la esquina de la habitación donde Hwang se encontraba diciéndole que se alejara o que llamaría a la policía. Sonrió. Tomó el borde de su pantalón y lo bajó un poco hasta dejar que la tela se deslizara por sus piernas, estaba encantado con la mirada apenada de Hyunjin, le parecía divertido como de pronto parecía una presa asustada pues Jeongin sabía que debajo de esa máscara de conejo asustadizo había un lobo hambriento, no podía engañarlo cuando estaba acostumbrado a ver eso en el bosque. Terminó con la distancia que había entre ellos y se abrazó a él rodeando su cintura mientras ocultaba su rostro en el cuello de Hyunjin, quien permanecía estático.

— Si quisieras ya habrías gritado.

Se limitó a responder y Hwang no supo como responder a eso. Había algo del chico que lo hipnotizaba y aunque quería temerle, no deseaba huir. ¿Acaso eso era algo malo? No tenía la respuesta a ello, lo que sí sabía es que había empezado a responder al beso necesitado de Jeongin y que sus manos ya estaban aferradas a los cabellos del chico. Tal vez un desliz no venía mal.

ANIMAL¹ ❀ HyunIn [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora