ANIMAL¹ ❀ HyunIn [✓]

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Un mensaje debía ser claro, sin darle vueltas ni dejar confundido a la persona que debía llegar. Es por eso que Hyunjin se esmeró en hacerle saber a Lee Felix que sabía estaba tras de ellos y que, no importaba lo listo que dijera ser, siempre irían un paso adelante.

El chico que habían recogido para ser aquel mensaje reposaba en la mesa de metal viejo y ligeramente oxidado, era la primera vez que se tomaban las molestias de trabajar con cuidado y dedicación, además de un sitio especial, pues cuando debían destazar los cuerpos solía ser en el bosque, donde la lluvia, la tierra y otros animales se encargaban de borrar todo rastro, no había mejor aliado para ellos que la naturaleza, claro, las cabezas eran un punto a parte.

— Lo siento, queríamos ser lo más humanos posibles pero no contamos con el material adecuado para hacer unos cortes limpios —habló Hyunjin mientras acariciaba la mejilla del chico que lloraba sin reparo, mordiendo con fuerza la mordaza en su boca y suplicando con la mirada que lo dejara ir—. ¿Sabes? No entiendo como en las historias las personas consiguen materiales de cirujano tan fácil para estas cosas, yo apenas alcancé un bisturí de la clase de biología pero no es suficiente para lo que pienso hacer. ¡Pero descuida! No soy una bestia, lo usaré para retirar tus ojos con la mayor delicadeza posible. Aunque para ese entonces ya estarás muerto así que no hay forma en que sepas si digo la verdad.

Hyunjin encendió la pequeña bocina que habían llevado, debía admitir que estaba nervioso y aquello lo ayudaría a relajarse, como cuando debía estudiar para un examen importante. Abrió la camisa del chico, dándose su tiempo para quitar los botones siendo capaz de observar como su vientre subía y bajaba con brusquedad ante la agitada respiración que mantenía, seguido a eso tomó un cuchillo, el más afilado que tenían y empezó con un corte en su abdomen, hundiendo primero la punta del cuchillo para posteriormente deslizarlo con calma y cuidado hasta su bajo vientre. Los gritos ahogados no tardaron en hacerse presencia, tan desgarrados de dolor como su piel misma.

— ¿Trajiste lo qué te pedí? —preguntó Hyunjin a Jeongin sin mirarlo—. ¿Al menos eso pudiste hacer bien?

— Hojas secas enteras y un bowl grande —respondió de mala gana, el mayor decía no estar molesto pero actuaba diferente—. Sí.

— Ven, trae el bowl.

Jeongin se acercó hasta el chico con lo solicitado entre sus brazos. Hyunjin se colocó unos guantes de latex cuyo sonido erizó la piel de Yang en cuanto los soltó dejando que se peguen a su piel, con ayuda de sus manos empezó a separar la piel del abdomen y cuando finalmente consiguió mantenerlo abierto, le pidió a Jeongin que le ayudara tomando el cuchillo para realizar unos cortes donde él indicaba. El menor aceptó sintiendo que moriría de éxtasis, ver el cuerpo agonizante del chico sobre aquella mesa vieja, con la mirada perdida y a punto de morir estaba haciendo que relamiera sus labios en un intento por no suplicarle a Hyunjin hacer el amor ahí mismo pues sabía eso era importante para el mayor.

Tras hacer lo que le pidió, Hyunjin tomó una botella de agua de las cinco que llevaron, la vertió en el interior del cuerpo que para ese entonces, ya no emitía sonidos aunque su pecho subía y bajaba débilmente aún. Dejó la botella vacía a un lado y se dispuso a introducir su mano para poder retirar sus órganos, los cortes de Yang le habían facilitado aquello, necesitaba conservarlos bien.

El último aliento de vida salió del cuerpo del chico y con ello, su alma abandonó aquel plano.
Conforme sacaba aquello que necesitaría iba dejándolo en el bowl y una vez retiró todo, le pidió al menor las hojas para poder rellenar el vacío de su cuerpo. Tras terminar con ello, cumplió con su palabra y con cuidado empezó a retirar sus ojos. Tomó aguja e hilo para empezar a coser su boca con calma, era verdad aquello de querer hacer un trabajo limpio.

En cuanto terminó de preparar el cuerpo se dispusieron a actuar. Lo dejarían al pie de la estatua del fundador del pueblo, la representación de la juventud arrebatada de forma violenta, el mensaje de que no les importaba que fuesen solo mujeres, no iban a titubear en qué persona matar fuese lo que fuese, quería dejarle eso muy claro a Lee Felix. La naturaleza muerta en su interior con aquellas hojas secas, al igual que su exterior, y finalmente, con esfuerzo extra consiguieron colocar el estómago en la mano de la estatua que mantenía la palma abierta en un intento de transmitir, aquella persona que murió hace años le tendía la mano a todo aquel que quisiera llegar al pueblo, que no había distinción y ese era el punto que tanta gracia le causaba, porque fue justo un extraño al que recibieron bien quien empezó todo eso.

❀・°・❀

— ¡Esto es una burla! —el jefe del departamento de policía apagó el televisor con enfado, la noticia había sido rápida y no tenían como responder a eso.

— ¿Qué haremos, jefe? Esto se nos ha escapado de las manos —respondió uno de los policías intentando esconder su nerviosismo, todo aquello sonaba a una película de terror pero era real y estaba muy cerca.

— ¿¡Cómo quieres qué responda a eso!? Tenemos una conferencia mañana que estaba planeada para decir todo iba mejor, ¡Maldición!

— Se complican tanto —la voz de Felix se hizo presencia mientras terminaba de untar mermelada en su dona—. Dejen que le aplauda a quien decidió poner un frasco libre para las donas, ¿Les molesta si me lo termino? La mermelada de mango es una delicia.

— Muy bien, chico genio, ¿Qué pretendes tú?

— Diremos que no tienen relación —respondió terminando de preparar su pan para posteriormente, darle una mordida. Elevó su pulgar mientras tomaba asiento, el resto en la habitación lo observaban entre curiosos y con extrañeza, aquel chico era un poco extraño—. Que no tenemos razones para pensar que es la misma persona de las desapariciones de las mujeres. 

— En realidad no hay motivos para creer que es la misma persona, es tan diferente —comentó un policía, quien frunció el ceño al ver la mueca de Felix.

— Sí que me necesitan —murmuró el rubio—. Claro que tienen relación, pero no es una más que algo personal.

— ¿Personal?

— Es el primer caso violento, no quiero darme mucho crédito pero ¿No es curioso que sea ahora que llegué? Me hace pensar que es un mensaje, una especie de advertencia de que estoy en su terreno.

— Pues si fuera el caso, seguimos en lo mismo, sin pistas y una conferencia arruinada.

— Yo hablaré en la conferencia, no se preocupen —agregó Felix, tomando un vaso con té para darle un sorbo antes de dejarlo con una mueca pues seguía muy caliente, la mayoría tomaba café pero él prefería el sabor del té—. Pero es mentira de que no tenemos pistas.

— ¿A qué se refiere? —preguntó el jefe de policía cuando la atención de todos se centró en el chico que comía con encanto su dona antes de volver a untar mermelada—. ¡Explíquese!

— ¿Qué lleva a una persona a que actúe fuera de su rutina? Las emociones, ¿Qué puede llevar a un maleante a dar un mensaje? El miedo, el coraje, el sentirse humillado. Sabe que estoy aquí por él, algo tuvo que haberlo presionado a hacerme saber que no soy bienvenido y en el mejor de los casos... Significa que pude haber hablado con él.

Entonces todo el departamento de policía se quedó en silencio.