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Muy contrario a lo que podía parecer, a Jeongin le gustaba la paz. Había crecido en un sitio tan tranquilo que gozaba todos los días del sonido de las hojas moverse con el viento, algunos animales entre las ramas del suelo que se quebraban a cada paso, el agua fluir en pequeños olas que chocaban contra la tierra de los bordes del lago. Amaba esos momentos de silencio.

El pueblo era muy ruidoso, aún así estaba haciendo su esfuerzo para sobrellevarlo, a veces se quedaba todo el día en la habitación de Hyunjin mientras éste salía, eran las horas en las que fingía que nada más existía, era tan silencioso. Pero Seungmin estaba alterando esa paz. Luego de que el chico dijera que los había visto ir al bosque todo pareció ir más lento, había tenido la necesidad de saltarle encima y arrancar la piel de su cuello para silenciarlo de una vez por todas, pero solo pudo observar cómo se alejaba mientras empuñaba sus manos, las uñas presionaban con fuerza su piel, mordió su labio inferior hasta que sangró, en un intento de no gritar de frustración. Así que finalmente caminó hasta estar en el bosque, necesitaba silencio para poder pensar.

Tenía que encargarse de Seungmin.

Pero Hyunjin no aceptaría.

Jadeó con frustración mientras llevaba sus manos hacia sus cabellos, ¿Cómo podría encargarse de él? Podía desaparecerlo y fingir que fue la misma persona que se encargó del sacerdote. Ah, ese hombre, Jeongin recordaba sus palabras de consuelo cuando fue a la iglesia, definitivamente las apariencias engañaban. Escupió. Le daba asco pensar que estuvo tan cerca de alguien que podía tocarlo, nadie más debía hacerlo, él era de Hyunjin.
¿Pero cómo desaparecer a Seungmin? Él no quería comérselo, lo aborrecía, le hablaba mal de él a su pareja y eso era intolerable. No sentía más que odio hacia su persona y sabía que era recíproco, tal vez eso era lo único que tenían en común.

Jeongin solía estar muy atento a lo que sucedía a su alrededor, crecer en el bosque desarrolló mejor su oído de forma que podía escuchar con claridad algunos ruidos que apenas eran suaves, pero esta vez era tanto su odio hacia Seungmin que se desconcentró de su realidad. Tal vez por eso lo único que pudo sentir fue un agudo dolor en la cabeza mientras todo le daba vueltas, cayó con su mejilla pegada a la tierra, siendo lastimado por las diminutas ramas y piedras del suelo, sus oídos qué solían salvarlo cuando cazaba ahora estaban aturdidos por un horrible ruido molesto, un pitido. Había recibido un golpe en la cabeza.

( 🔪 )

Cuando Jeongin despertó su cabeza dolía como nunca recordaba hubiera hecho con anterioridad. Se sentía aturdido, desorientado, aunque al mismo tiempo la sensación de haber dormido mucho le causaba una especie de cansancio. Su visión borrosa poco a poco regresó a la normalidad, aunque podía sentir los párpados pesados y sus ojos arder un poco, causando que mantenerlos abiertos más de cinco segundos fuera casi nulo, pero aún con sus limitaciones pudo empezar a notar cosas del sitio donde estaba.

Era una habitación simple, carecía de muebles salvo por la pequeña cama donde se encontraba acostado, solo había una ventana cubierta con apenas una capa de periódico, la luz podía entrar perfectamente al igual que el viento que causó se estremeciera un poco. Posó sus manos en el colchón para poder ayudarse a sentar, aunque aún se sentía agotado, necesitaba regresar a casa; sin embargo, fue hasta ese momento que notó que estaba atado de los tobillos a la base blanca con unas telas gruesas. Arrugó su entrecejo y torció sus labios.

Llevó sus manos hacia la tela de su tobillo izquierdo, intentó deshacer el nudo haciendo presión con su índice para abrirse paso entre este, pero fue inútil, estaba realmente fuerte y pensó que quien lo ató lo hizo considerando que, al soltarlo tendría que ser únicamente cortando la tela. Si es que lo soltaba.
Llevó su diestra hacia su cabeza, aún se sentía confundido, ¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Por qué estaba ahí? ¿Dónde estaba Hyunjin? ¿Dónde estaba él?

ANIMAL¹ ❀ HyunIn [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora