(13) El Tatuaje

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- Bienvenida a casa mi amor - le susurro Regina a la bebé apenas entramos por la puerta de la casa.

Esta tarde cuando fuimos a visitar a la niña nos recibieron con la noticia de que ya sería dada de alta. Por lo que aquí estábamos Regina con una Isabela pequeñísima como una muñeca dormida entre sus brazos y yo atrás de ella con la pañelera colgando de mi hombro.

- Ven, vamos para que tomes asiento. - la tomé del codo y tire de ella suavemente hasta la sala de estar.

-Quiero ver a mi pequeña. -rode los ojos.

-Ya la voy a llamar. - dije, pero sin embargo Rosalba nos interrumpió para pasarme el teléfono. Lo tome y colocando una mano sobre la bocina la mire. -¿Y Mónica?

-En su habitación Doña

-Dile que venga, Regina quiere verla. -Ella asintió y yo me lleve el teléfono hasta el oído.

-¿Bueno?

-Altagracia

-Braulio -suspiré -Habla rápido estoy ocupada.

-Daniel Llamas no quiere gente en su fundación. -mi boca cayó abierta dos centímetros.

-¿Como que ese imbecil no quiere ayuda en su fundación? -exclamé indignada. -Yo, La Doña decido ayudarlo y el la rechaza. -me lleve el dedo pulgar e índice hasta el puente de mi nariz y lo acaricié. -A ver... -cerré mis ojos y tome una gran bocanada de aire. -Dame el número, yo hablare con él.

-Altagracia creo que le estás dando demasiada importancia a alguien que no la tiene.

-Eso es algo que a ti no te importa. - voltee a mi lado y me encontré a Regina mirándome directamente con Mónica a su lado. -Yo le doy la importancia que yo crea conveniente. Dame su número. -lo escuche respirar a través de la línea.

Solté la pañelera de la bebé sobre la mesita frente a nosotras y rebusque en los bolsillos un trozo de papel y una pluma que Regina había colocado en el hospital. Braulio me dictó su numero y lo apunté. Lo escuché decirme algo más pero colgué sin prestarle atención. Ya lo llamaría después.

-¿Todo bien? -cuestionó, yo asentí acercándome hasta ellas. Estire mi mano y acaricie la cabecita de Isabela con una sonrisa.

-Solo problemas en la empresa. Estaré en mi despacho. -le avise y ella asintió. Me marché dejándola con Mónica haciéndole muecas a la bebé.


*****


-¿Quien es la bebé más linda? ¡Tu! -Isabela se estiró sobre mis manos y bostezo, sonreí. Me acomode mejor en mi asiento, me incline sobre ella y bese su mejilla. Aspire su olor a bebé y la mire. Ella volvió a cerrar sus ojitos.

-¡Altagracia! -me llamó Regina y voltee a verla con una sonrisa. Isabela me trae en las nubes. -Dámela, ya es hora de su comida -se acercó a grandes pasos hasta mi e inclinándose me la quito de los brazos. Hice un mohín triste con los labios. Ella me dedico una media sonrisa y acercando sus labios hasta mi oído me susurro.

-El mismo tiempo que le dedicas a tu sobrina deberías dedicárselo a tu hija. -me señaló con la mirada a Mónica quien permanecía mirándome disimuladamente mientras jugaba con su muñeca. Suspire.

Mónica Donde viven las historias. Descúbrelo ahora