(14) Déjame ayudarte

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-¿Altagracia todo bien? -escuché una voz más grave a mi lado y voltee a ver quien era. Braulio intercalaba miradas entre Daniel y yo. Su mandíbula tensa. Asentí.

-Si -sonreí. -Solo me maree, mira te presento a Daniel Llamas; dueño de la fundación Renacer. -Llamas quien sostenía la camisa aferrada sobre su pecho dejando ver muy poca piel estiró su mano y lo saludó.

-Señor Llamas, Braulio Padilla mi abogado.

-Un placer

-Igualmente -respondió el abogado con la mandíbula aún tensa.

-Mariana -dije al ver aparecer a la misma asistente de hace un rato con dos empleados de limpieza. -Consíguele una camisa nueva al señor Llamas y toma esa y la envías a la tintorería. De igual manera guíalo hasta los baños para que pueda refrescarse un poco y lavarse. -ella asintió.

-Muchas gracias señora Sandoval -respondió el y yo di un solo asentimiento de cabeza.

-No es nada, vaya. Hablamos luego. -dije y él le pasó por el lado a Braulio para seguir a Mariana.

"¡Regina corre!"

"Alto ahí conejita. ¿A donde vas? Si ahora es que la fiesta va a empezar"

-Me duele -escuché el quejido de Mónica y baje la cabeza para notar que aún la sostenía con fuerza de la muñeca. Mis nudillos volviéndose blancos. Ella sollozó y yo la solté de golpe.

Mire su mano con la marca de mis dedos alrededor y me tense. La apreté muy fuerte.

-Mónica yo... -ella me pasó por él lado y corrió hasta los brazos de Braulio quien la levantó. Él tomó su pequeña manita entre la de él y la miró.

-¿Que te pasa Altagracia? -me regaló una mirada de ceño fruncido y yo negué. La Niña escondió la cabeza entre la curvatura de su cuello y comenzó a llorar.

-Yo... yo... no se qué pasó. -dije con toda sinceridad. Sentí mis ojos picar por las lágrimas contenidas.

-¿Altagracia qué pasa? - Braulio dió un paso hacía mi y yo me aleje.

- Déjame sola - ordené. Él negó. -¿Te atreves a cuestionar una orden mía? Déjame sola. - él le regaló una última mirada a Mónica y acariciando su mejilla asintió. Para luego retirarse con ella aún en brazos.

Es él

Tal vez el asesino de César o de mi madre. Tal vez él padre de Mónica.

Me lleve ambas manos a las mejillas mientras intentaba calmar mi ansiedad, está opresión en el pecho que me está asfixiando. Sentí la humedad de mis lágrimas.

Solté un pequeño grito e inclinándome sobre el escritorio arrastré mis manos tirando todo lo que había al suelo. Las cosas hicieron un estruendoso golpe al caer.

Debes ser fuerte Altagracia, debes mantenerte en pie para hacer justicia. Tome grandes bocanadas de aire repetidas veces. Él es el primero, él te va a llevar a los demás.

Camine a grandes zancadas hasta un mini bar en una esquina de mi oficina que casi nunca uso pero que hoy necesitaba. Rebusque con desespero entre los cajones hasta dar con una copa y una botella de Whiskey y regrese hasta el escritorio. Me dejé caer sobre la silla y rellené la copa casi hasta el tope.

"¡No! -mi grito desgarro mi garganta al momento de ver a mi padre caer con un balazo en la frente y Cesar después"

"¡No, suéltame, suéltame! -grite mientras intentaba liberarme de su agarre. No fue posible. Ni aunque mis gritos fueran ahogados por el estruendo de los fuegos artificiales a la distancia. Ni aunque me desgarre la garganta pidiendo ayuda ellos me soltaron."

-Altagracia -parpadee repetidas veces intentando enfocar a la persona que me acababa de llamar.

-Braulio -resople volviendo a rellenar mi copa para tomar otro trago. -¿Y Mónica?

-Se quedó dormida en mi oficina. -me encogí de hombros y volví a llevar mi copa hasta los labios para vaciar todo el contenido.

-¿Altagracia que es lo que sucede? -a grandes pasos se acercó hasta mi y me quitó la copa de las manos. Lo fulmine con la mirada.

-Estás buscando tu despido -dije

-Quiero ayudarte, déjame ayudarte. -rode los ojos.

-Ay ya Braulio -hice una mueca de hastío. -No estoy para tus complejos de súper héroe barato. -voltee a verlo fijamente. -Yo. puedo. sola. Siempre. He. Podido. Sola. -deletree cada frase con énfasis. Vi como sus ojos estaban finos en los míos y tragué fuerte. Lo volví a mirar a los ojos y cuando fui a reírme sus labios chocaron con los míos cortando cualquier inicio de risa o de réplica.

Gemi por la invasion de sus labios contra los míos y de su lengua abriéndose paso en mi interior. Sus manos haciendo presión sobre mi mejilla y mi cuello impidiendo que pusiera cualquier distancia. Tampoco quería hacerlo.

Me aferré a su camisa y me puse de pie aún sin romper el beso. El tiro de mi colocando ambas manos sobre mis caderas y me levantó sentándome sobre mi escritorio. Se acomodó entre mis piernas y volví a gemir cuando sus dedos juguetearon con el borde de mi vestido y se adentraban un poco más arriba.

Enrede mis dedos en su cabello y me arquee en respuesta en el momento en que sus labios dejaron los míos para trasladarse hasta mi cuello. Lo sentí aspirar mi olor y sonreí.

Lleve ambas manos hasta sus mejillas y lo obligue a besarme de nuevo. Él tiro de mi labio inferior y gemi.

-Lo... lo siento -la voz de Mariana a nuestras espaldas nos sobre salto. Empuje a Braulio. -Pero el Señor Llamas ya se va. -trague en seco y vi como Braulio le regaló una mirada fulminante.

-Ya voy -respondí sin voltear a verla y me baje del escritorio. Un segundo después escuché sus pasos alejarse y la puerta cerrarse. Mire a Braulio, su pecho subiendo y bajando por la respiración agitada.

Me incline y empecé a recoger algunos de los objetos esparcidos por el suelo, intentando así hacer un poco de tiempo y calmar mi respiración.

-Altagracia -coloqué un paquete de papeles sobre el escritorio y lo mire.

-Aquí no pasó nada. -me acerqué hasta él, pase mis dedos por sus labios para retirar la marca de mi labial. -Es mejor olvidarlo y seguir con nuestras vidas. -el cerró los ojos ante mi caricia. -Tu eres mi abogado y yo tu jefa. -recalque

-Alta...

-No -respondí, él resopló y asintió para luego pasarme por el lado hecho una furiosa. El portazo de la puerta me hizo cerrar los ojos y tomar una gran bocanada de aire.


Acomode el escritorio lo más rápido posible, junto con mi vestido y mi cabello y salí por Daniel Llamas; mientras más pronto me acerque a él más pronto me revelara los nombres de los otros desgraciados y más pronto podré matarlos.


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Saludos

Nada gracias por leer y gracias por votar.

Por lo demás he estado leyendo comentarios y mensajes privados con peticiones y ideas para la historia. Chicos, en serio abran su mente, no se encasillen en lo mismo de siempre. Hay otros caminos aparte de Saúl, hay otros caminos aparte de lo mismo que van a encontrar en mil historias más que hay por aquí. Simplemente disfruten y déjense sorprender... Gracias de nuevo y eso si, acepto comentarios de que imaginan que va a pasar. 😉 A ver si le atinan...

Besos

Mónica Donde viven las historias. Descúbrelo ahora