(33) Presentimiento

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La mirada gris de Braulio conecta con la mía y enarco una ceja. Su mujer se acerca hasta él con su pequeño bebé en brazos y le dice algo cerca del oído. Ella sonríe y él desvía sus ojos de los míos para prestarle atención. Yo también desvió la mía rodando mis ojos.

La enfocó en Mónica y en un par de niñas un poco mayores que ella, las tres juegan con la muñeca de Mónica mientras comen de sus trozos de tarta de chocolate. Las dos niñas, hijas de uno de mis socios se alejan hacia su madre, y yo me quedo mirando a mi hija. Habla algo con su muñeca y sonríe. Se lleva otra vez la cuchara llena de chocolate hasta la boca y aún con la boca llena y sucia del pastel vuelve a hablarle a su muñeca. Suspiró.

-No lo pienses más, ve. -Regina se detuvo a mis espaldas abrazándome por detrás. Pegó su mejilla a mi brazo y sonrió. -Es solo una niña de cinco años, no un monstruo que te va a comer. -rode los ojos. Matamoros se detuvo a mi lado con una caja mediana color rosa y un moño blanco sobre su tapa.

Regina lleva semanas pidiéndome este regalo para ella. Sin embargo no fue hasta esta tarde después de verla que tome la decisión.

Mi hermana se separa de mi y me empuja suavemente para que camine, gruñó en respuesta y ella ríe.

-¡Ve! La vas a hacer muy feliz. -tome la caja de las manos de Matamoros y me dirigí hacia Mónica. Ella volteó a verme y me sonrió, una sonrisa brillante y llena de felicidad. Le sonrío devuelta mientras me acerco. Colocó la caja sobre la mesa a un lado de ella y me bajo a su altura realizando la mayoría de mi fuerza sobre mis tacones. Ella voltea a verme aún con la cucharilla entre sus labios.

-¿Está rico? -le preguntó, asiente. La observó volver a tomar del chocolate esta vez con la punta de sus dedos y tomó una bocanada de aire. Es un día especial y no quiero retarla. -Te tengo un regalo, pero necesito que dejes un ratito tu torta y me prestes atención. -ella volvió a asentir dejando su cucharilla a un lado de su trozo de torta a medio comer. Tome una servilleta de tela y atrape la punta de sus dedos pegajosos entre los míos y los limpie. Luego pase la punta de mis dedos envueltos en ella por sus labios y mejillas sucias. Cuando confirmé que estuviera limpia deslice la caja frente a ella. Ella volteó a verme y sonreí. -Feliz cumpleaños. -dije en apenas un susurro, sus pequeñas manitas cubrieron la tapa y la abrió, su ceño se frunció y yo le quité la tapa de las manos. -Tal vez no lo entiendas porque estás muy chiquita aún, pero esto. -Saque de la caja a un lado de otra muñeca un sobre cerrado. -Son los papeles firmados para cambiarte de colegio. -ella volteó a verme. -A partir del lunes vas a ir a un colegio normal y vivirás aquí como cualquier niño, junto a su madre y su familia.

-¡Voy a vivir aquí! -exclamó, asentí con una sonrisa. -¿Contigo? -cuestionó, sus ojos esperanzados. Como si tuviese miedo de que le diga que no, que yo me iré y ella se quedará. Volví a asentir.

-Conmigo, con la tía Regina y con Isabela. -ella rió y se lanzó a mis brazos, rodeando mi cuello con sus pequeñas y pegajosas manitas. A recostó su barbilla sobre mi hombro y yo acaricié su cabello lacio. -Mónica... -la llame, ella se separó de mi brazos y me miró. Sus ojitos cafés conectaron los míos.  Pero sin embargo no pude decírselo, no en voz alta. En su lugar me incliné sobre su frente y dejé un húmedo beso sobre ella mientras en mi mente decía un:

"También te quiero"

-¡Doña! ¿Podemos tomarle algunas fotografías junto a su hija para la revista" -me separe de La Niña y voltee a ver a la reportera junto a un fotógrafo, asentí. Me erguí y tome a Mónica de la mano.


 Me erguí y tome a Mónica de la mano

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Mónica Donde viven las historias. Descúbrelo ahora