(22) ¿Por qué yo no tengo papá?

1.5K 106 18
                                    

Deje mis cavilaciones sobre Rafael y la mire.

-¿Tú Papá? -cuestione en un pequeño hilo de voz. Los nervios comenzando a apoderarse de mi piel. Ella asintió. -¿Qué te dijo?

-Me pregunto que porque no está con nosotras. -mi ceño se frunció, seguido de un choque de enojo comenzando a recorrer mi sangre. Él mejor que nadie sabe como odio que toquen ese tema. Se lo he prohibido las dos veces que ha intentado hablarlo conmigo. Él siempre alega que mientras más conozca sobre la situación, mejor me podría ayudar con mi imagen. -Mamá -me llamó luego de un par de segundos en silencio. Parpadeé conectando mis ojos con los de ella. -¿Por qué yo no tengo papá? -sentí como si un balde de agua fría hubiera caído sobre mi. Me paralice. El corazón bombeando con fuerza dentro de mi pecho. -¿Por qué si tú no me quieres no puedo estar con él? -otro baldazo de agua fría.

Abrí y cerré repetidas veces mi boca. Intentando encontrar las palabras adecuadas pero mi lengua se sentía pesada y seca.

Sus ojos brillantes observando los míos.

-Tú papá... Tú papá... -trague fuerte intentando romper el nudo en mi garganta. Tome una gran bocanada de aire.

Sus ojos seguían fijos en los míos, brillantes. Pero tan iguales a los de Preciado. Tan iguales a los de los otros cuatro.

Los ojos casi sin vida de Miguel se volvieron a clavar en los míos. Sus jadeos finales volvieron a llenar mis oídos, su espesa sangre recorrieron mis dedos.

-Tú papá murió -solté de golpe y sin cautela. Total, si su padre no es Preciado pronto todos van a morir.

Ella parpadeó, la humedad de las lágrimas comenzando a formarse en la esquina de sus grandes ojos cafés.

-¿Pasa algo? -me sobresalte en mi lugar y voltee a ver rápidamente a mi hermana quien se detenía a nuestro lado.

-¿Y Rafael? -fue lo primero que salió de mis labios en minutos. Regina frunció el ceño.

-Se acaba de ir -respondió cautelosa, cómo si entendiera que algo está pasando.

-Acompaña a Mónica a su habitación y ayúdala a cambiarse. -dije poniéndome de pie.

-Pero... -trató de hablar la pequeña.

-A tu habitación, dije -ordene con el tono de voz más severo de lo normal. Algo debió ver en mi mirada porque dio dos pasos hacia atrás asustada, asintiendo con la cabeza. -¡Y no me mires! -eleve el tono de mi voz dos decibeles más de lo normal.

-¡Altagracia! -me reclamo Regina, tomando a Mónica del brazo y tirando de ella para colocarla detrás suyo. Conectó su mirada severa con la mía. Baje los ojos hacia la niña y la encontré con sus ojitos brillando por las lagrimas contenidas. Su boquita formando un puchero, seguido de una lagrima rápida que se deslizó por su mejilla hasta bajar por su cuello. Ella llevo la palma de su mano y la seco.

"Que rica conejita"

"¿Por qué yo no tengo papá?"

"Atrápala"

Sus risas

"Estás tan estrecha conejita"

"¿Y mi papá?"

Sus gemidos, su maloliente sudor humedeciendo mi piel

"Por qué si tú no me quieres no estoy con mi papá"

-Altagracia -la voz de Regina comenzó a abrirse paso entre mis recuerdos, como la penetrante luz de un farol en medio de una tormentosa noche. -¡Altagracia! ¿Qué pasa? -sus dedos rozaron mi brazo y voltee a verla. Lleve una mano hasta mi cuello y lo masajeé.

Mónica Donde viven las historias. Descúbrelo ahora