(17) Conociendo a Preciado

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-¿Tía Regina?

-Dime cariño -me detuve frente la puerta de la habitación de Mónica y observe a Regina ayudando a Mónica a colocarse su ropa para dormir. -Estira los brazos. -Mónica levantó los brazos y Regina colocó su batita de dormir por sobre su cabeza.

-¿Voy a regresar al colegio? -Regina sacó el cabello que se le había quedado dentro del cuello de su batita y lo re acomodó sobre su espalda. Suspiró.

-No lo se, cariño -la niña hizo una mueca triste con sus labios.

-No quiero regresar, no me gusta allá. Mis compañeros se ríen porque dicen que yo no tengo ni mamá ni papá, pero yo tengo mamá. -Regina le regalo una mirada apenada y la llevó hacía su pecho para abrazarla. -También me gusta estar aquí, mamá ya no da tanto miedo como antes. -mi hermana sonrió. -¿Puedes hablar con ella y decirle que no me quiero ir? -la pequeña alejó la cabeza de su pecho y la miró con ojos ilusionados. Regina asintió.

-Lo haré -prometió y tomándola de los brazos la obligó a acostarse. -Ahora es mejor dormir, ya es tarde. -comentó mientras acomodaba sus sábanas de tal manera que la niña quedara envuelta como una oruga.

-¿Tía Regina? -mi hermana detuvo su labor y la miró. -¿Por qué yo no tengo papá? -Los ojos de Regina se abrieron de golpe y mi respiración se detuvo. -¿Donde está mi papá como el resto de las niñas? ¿Por qué si mamá no me quiere no estoy con él? -Regina tomó una gran bocanada de aire.

-En primera tu mamá si te quiere, es solo que...

-No sabe como demostrarlo. -completo la niña por ella y Regina asintió con una débil sonrisa.

-Así es -dejó un leve toquecito con su pulgar sobre su nariz y la pequeña sonrió. -Y en segunda sobre tu papá es un tema que deberás hablar con tu mamá cuando estés más grande.

-¿Por qué? -Regina volvió a suspirar, si a mí me estaba costando respirar no quiero imaginar ella que es la que está respondiendo. Retire una lágrima rebelde que se había escapado por mi mejilla y tomando una gran bocanada de aire di un paso hacia al frente.

-Porque ya es tarde y debes dormir. -la interrumpí y ambas voltearon a verme. Mónica abrió su pequeña boquita con sorpresa. Me incline sobre ella y suavice con mis manos la sábana que ya Regina había acomodado. -Buenas noches. -dije y me incline sobre ella para dejar un pequeño beso sobre su frente. Creo que puedo acostumbrarme a estas caricias. Tal vez tarde un poco en dejar de dudar o incomodarme cada vez que mi piel roza su piel, pero lo haré.

Ella cerró sus ojos y una pequeña sonrisa se formó sobre sus labios. La mire y ella estiró sus manos para tomarme por el cuello y dejar un húmedo beso sobre mi mejilla que me sorprendió.

-Buenas noches mamá. -le dedique una última mirada y me alejé.

Salí de la habitación con Regina pisándome los talones, la vi entre cerrar la puerta para que un halo de luz del pasillo iluminara su habitación y no se sintiera tan sola.

-Buenas noches Regina -dije con ningún deseo de quedarme a platicar. Mañana debo partir camino a Veracruz a encontrarme frente a frente después de tantos años con Miguel Preciado.

-Altagracia -me llamó, tomé una pequeña bocanada de aire y voltee a verla. -¿Escuchaste todo? -asentí -Entonces sabes que no se quiere ir ¿Verdad?

-Hablamos de eso mañana Regina, estoy cansada. El viaje fue pesado y mañana viajaré otra vez. Quiero dormir. -soné realmente agotada. Me di la media vuelta y continué mi camino hacía mi habitación.

-Pero... Por favor. Solo serán unos minutos. -su tono suplicante se adentró por mis oídos y me detuvo de golpe. Suspire y voltee a verla cruzando mis brazos sobre mis pechos.

Mónica Donde viven las historias. Descúbrelo ahora