(3) Tu mamá no es mala

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-Ahora bátelo así, cariño -me detuve frente a la cocina y observé como Regina vertía una taza de leche en un tazón con harina mientras Mónica lo movía con una cuchara de madera.

-¡Mónica! -la llame y la niña volteó a verme. -Ve a recoger tus cosas y a ponerte el uniforme, Rosalba te ayudará. -los ojos de la pequeña se expandieron. -Hoy regresas al colegio.

-Pero Altagracia. -Regina limpio sus manos en su delantal. -Mónica aún no está bien -dio dos pasos hacía mi y pude observar una mancha de harina sobre su mejilla derecha.

-Ay Regina, siempre estás ensuciándote. -le recrimine cual niña pequeña y estire mi mano para tomar una servilleta de sobre la mesa y limpiarla. -Y por Mónica no te preocupes, hablé al colegio y una de las muchachas de la enfermería va a hacerse cargo de ella por un poco de dinero extra. Además solo se lastimó el brazo, no fue tan grave. Y por lo que veo... -le dirigí una mirada a Mónica quien continuaba mirándome fijamente con la cuchara en la mano. -Puede hacer el resto de sus tareas perfectamente.

-Altagracia por favor no hagas esto...

-Ya está decidido Regina, Mónica se va. -dije con firmeza y sin esperar respuesta me di la media vuelta y me marché. -¡Mónica tienes una hora! -exclamé antes de salir por la puerta sin mirar atrás.

-Altagracia -escuché los pasos apurados de Regina a mis espaldas. -Altagracia escúchame -rodé los ojos y me detuve. -No voy a dejar que se vaya - me di la media vuelta para encararla.

-¿Y que piensas hacer? -dije con una risita burlesca en mis labios. Mi hermana bajo la cabeza nerviosa. -Lo sabía -de nuevo me di la media vuelta para continuar el camino hasta mi despacho.

-¡Me iré de la casa si Mónica se va! -exclamó a mis espaldas y esta vez no pude evitar una gran carcajada.

-¿En serio? -cuestione volviéndola a mirar. Ella asintió y de nuevo volví a reír. -No me hagas reír Regina, mírate nunca haz hecho nada por ti misma. -una nueva risa amenazaba con escapar de mi garganta. -Y ahora embarazada... ¿Qué piensas hacer? ¿como te vas a mantener? Sino sabes hacer nada. -me burle.

-Lo... lo haré, me iré y Mónica se va conmigo. -tartamudeó nerviosa. Rodé mis ojos con una sonrisa.

-Esta bien, si te quieres ir, vete. Si te quieres llevar a la niña hazlo, pero cuando te vayas por esa puerta. Te olvidas de mi y de mi dinero. Quieres dártelas de mujer valiente y autosuficiente, bien lo harás pero sin ayuda. -los ojos asustados de Regina se posaron en los míos, pero sin dejarme amedrentar me di la media vuelta y me aleje. -Quiero ver cuánto durarán -murmure.

*****

Regina Sandoval:

-¿Tía Regina?

-Dime cariño -deje algunas de mis blusas a medio doblar dentro de mi maleta abierta y voltee a verla.

-¿Donde vamos a vivir? -hice una mueca con mis labios y los ojos se me humedecieron por las lagrimas.

-No lo sé, pero ya encontraremos un lugar ¿si? -ella asintió y con su bracito bueno me pasó una nueva blusa.

-Tía Regina

-Dime cariño -de nuevo deje lo que estaba haciendo y voltee a verla.

-¿Estas segura que tu no eres mi mamá? -el aire se me corto de golpe y su mirada penetró la mía.

Tome una gran bocanada de aire y sonreí débilmente.

-Estoy muy segura cariño. -una mueca triste se cruzó por su carita. -A ver ven acá -ella camino hasta mi y estiró sus bracitos para que la alzara.

La levante y la subí de pie sobre mi cama.

-¿Qué te pasa, cariño? -coloque dos dedos bajo su mentón y la obligue a mirarme.

-Es que... ¿No se supone que una mamá debe ser amorosa y linda con sus hijos? -trague fuerte imaginando el camino por el que iba esta conversación. -Así como tú. -asentí débilmente. -Y no entiendo porque mamá Altagracia no me quiere. -suspiré. Estire mi mano y acaricie su mejilla.

-Ven acá -tire de ella y la abrace. -Como te explico... -murmuré -Tu mamá no es mala y no es que no te quiera.

-¿Y entonces? -ella se separó de mis brazos y me miró.

-Hay cosas que vas a entender cuando seas grande, pero tu mamá pasó por cosas muy difíciles que la endurecieron. No es que ella no te quiera. -acaricie su mejilla. -Es que no sabe como demostrártelo.

-Pero yo a ella si la quiero -sonreí.

-Lo sé, cariño.

-¿Qué puedo hacer para que me quiera? -volví a sonreír y me estire sobre ella para dejar un beso sobre su frente.

-Nada cariño, solo seguir siendo tu. Así tan alegre, tan buena niña, tan amorosa como siempre. Sonríele y enamórala con esa sonrisa tan bonita que tienes. -ella sonrió y me perdí en su mirada. ¿Como puede ser que Altagracia no pueda ver esos ojitos? Si son tan brillantes y grandes, tan llenos de inocencia y vida.

-Te quiero mucho tía -se lanzo a mis brazos y me permitió abrazarla. Sonreí, deje un beso sobre su cabello y acaricié su pequeña espalda.

-Y yo a ti cariño.

Mónica Donde viven las historias. Descúbrelo ahora