(9) Muñecas

1.7K 98 3
                                    

-¡Le gusta tía Regina! ¡Le gusta! -sonreí enredando mis dedos en el cabello de Mónica. Ella me devolvió la mirada con los ojitos brillantes de la emoción, mientras volvía a deslizar sus dedos por mi vientre desnudo.

-Así es cariño, Isabela ya te reconoce, sabe que eres su prima mayor. -sonreí -Y que la vas a cuidar mucho ¿verdad? -ella asintió con una gran sonrisa e inclinándose de nuevo sobre mi vientre lo volvió a besar repetidamente. Ambas permanecíamos acostadas sobre mi cama, yo con un pantalón suelto y una blusa ancha levantada hasta un poco más abajo de mis senos para que Mónica pudiera jugar. La bebé volvió a patear y Mónica chilló feliz. Reí

-Regina -la voz de Altagracia en la puerta nos hizo voltear a verla. Mónica a mi lado se tenso. Estire mi mano y juguetee con su pequeña oreja. Aún le cuesta mucho acercarse a Altagracia. -Vendrán de la tienda a instalar la cuna ¿Podrías decirle donde? -asentí y ella asintió -Iré a la oficina.

-Altagracia -la llame justo cuando ya se había retirado. Ella regresó y me miró. Le señale con la cabeza a Mónica y ella suspiró.

-Hasta luego Mónica -le sonrió, no se acercó se que aún le cuesta y le aterra, pero al menos le sonrió. Mónica le regaló una débil sonrisa y volteo a verme le sonreí y me incliné hasta ella para besar su frente.

-Hasta luego -respondió, Altagracia me sonrió y ahora si se retiró.

-Tía Regina, mamá sonrió-me susurró mi pequeña como si fuera un gran secreto. Solté una gran risotada y volví a besar su frente. Tampoco pase por alto que solo se refiere a "mamá" cuando está conmigo y que nunca se lo dice a Altagracia.

-Te lo dije cariño, nadie puede resistirse a ti y a tu preciosa sonrisa. -acaricie su mejilla y ella volvió a sonreír.

*****

-¿Rafael? -cuestione al bajar las escaleras y encontrármelo entrando con Rosalba. Fruncí el ceño. -¿Qué haces aquí?

-Vine a hablar con Altagracia -mi ceño fruncido se intensificó.

-Que extraño pensé que sabías que estaba en la oficina. -respondí y lo vi mover la mirada por la habitación.

-Si, digo es que como me había dicho que hoy iría más tarde. -contestó distraído.

-¿Buscas algo? -seguí el camino de su mirada.

-No -asentí no muy convencida. -Bueno creo que la buscaré en la oficina. -me sonrió y yo volví a asentir. Se dio la media vuelta y casi choca con Mónica quien venía corriendo. Mónica se detuvo de golpe y me miró aferrándose a su oso. -Oh hola preciosa. -la niña levantó la cabeza y lo miro con el ceño fruncido.

-Hola -respondió. El se bajo hasta su altura haciendo fuerza sobre sus talones y le sonrió.

-¿Cuantos años tienes? -ella me miró y yo me encogí de hombros.

-Pronto cumpliré cinco

-¿Y vas a la escuela? -ella volvió a mirarme.

-Si

-¿Sabías que eres muy linda? -el le volvió a sonreír. -Aunque no te pareces mucho a tu mami. De seguro a tu papá ¿verdad? -ella abrió sus ojos y me volvió a mirar. Nunca hemos hablado de su papá.

-No se -decidí interrumpirlos antes de que surgieran más preguntas.

-Bueno Rafael, lo siento pero esta niña bonita se tiene que bañar y yo ayudaré a Rosalba a preparar el almuerzo. -lo mire lo más natural posible. El asintió y estire mi mano para agarrar la de Mónica y acercarla hasta mi.

Mónica Donde viven las historias. Descúbrelo ahora