Capítulo 25

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¿No estás cansado?
Yo si. Estoy arto de escuchar las mismas palabras carismáticas que salen de las bocas de los que me rodean y fingen ser amigos. Estoy cansado de ver el rostro de esos manipuladores de mierda que lo único que hicieron conmigo fue dañarme, utilizarme para comprobar si todo esto es real. Ahora cuando los veo, me dan asco, se produce una extraña sensación en mi interior de querer hacerlos desaparecer, me dan pesar sus pobres parejas, ¿cómo lidian con tanta hipocresía a lado de ellos? El amor ciega a las personas de maneras que aveces no podemos imaginar, solo vemos la versión buena, pero no el cuerpo completo. Estoy cansado de intentar ayudarles cuando lo único que hacen es aprovecharse de mi, les deposito mi confianza, ¿y qué gano? Que me desprecien y miren de menos, ¿y qué hay que hacer para sobrevivir en este mundo con seres cuyos corazones están totalmente retorcidos? Mentirnos a nosotros mismos y hacernos creer que absolutamente todo estará bien cuando la realidad probablemente no sea así.
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-¿POR QUÉ NOS OBLIGASTE A HACERLO?.- le grité a Nicolás.

-¿Dé que me hablas?.- Respondió tranquilamente, sin mostrar reacción alguna ante mi actitud.

-Sabías exactamente lo que pasaría, y por eso hiciste que fueran, y ahora por tu culpa están muertos. ¿Sabes lo que me costó comenzar comenzar desde cero, comenzar después de mis padres biológicos, comenzar sin Jordan, sin Mónica, y comenzar sin ti? Me costó demasiado comprender que mis padres no eran lo que yo creía y sin embargo los amo, intentar resolver el caso de Jordan y luego olvidarlo, ver cómo Mónica se desmoronaba y yo no podía estar siempre para ella, como olvidad también cuando nos abandonaste y huiste como todo un cobarde de mierda. Te necesité esa noche Nicolás, y no estuviste para mi, ahora te apareces como el fantasma del pasado y me arrebatas a mis papás adoptivos, quienes estuvieron para mi en todo momento y no les importó que clase de genes corren por mis venas, me querían como si hubiera estado ahí más  tiempo aquí, como si fuera el su propio hijo, y mira ahora, soy huérfano y lo único que me queda son sus amigos. Pensaba que estaríamos tú y yo, solos contra el mundo, pero no es así.- Lo empujé y cayó al suelo.- Me las vas a pagar.- le dije mientras veía cómo se levantaba del suelo y yo me alejaba de su habitación.
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Es insignificante contar lo que hice; mis comidas, mis llantos en la ducha, las llamadas de Sebastián y Diego preguntando si estaba bien, si ocupaba ayuda, sentarme al lado de Raquel, datos insignificantes, por lo tanto trataré de ser breve y directo.

2 noches después, a las 2am, recibí un correo de voz, la voz sonaba muy grave, indistinguible pero con un mensaje claro:
- Sé que se siente perder absolutamente todo, y peor si es arrebatado. Por eso te propongo algo, la boda es este fin de semana, ¿te parece si la arruinamos? Si estás de acuerdo, envía un mensaje.

Y eso hice, envié un mensaje. Estaba tan empeñado con arrebatarle su felicidad que ni siquiera salí del apartamento esos días, no quería ver a nadie, quería estar solo y asimilar todo, porque los gemelos, Mariano y Luis no tuvieron los huevos suficientes de ir al funeral, el cuál tampoco relaté por qué no quiero deprimirme más recordando esa cruda despedida, eso si, di mis últimas palabras y ayudé a cubrir las tumbas de tierra.

Llegó el majestuoso fin de semana, cuando volaban palomas blancas en el cielo, y las campanas de la Iglesia se escuchaban en gran parte de la ciudad. Todos vestían trajes elegantes, muy caros, pero con buenos estilos. El sacramento comenzó a las 3:30pm, Nicolás esperaba a Raquel en el altar, quien llevaba un vestido blanco con pétalos de rosas en el gran velo que arrastraba sobre la alfombra roja. Raquel se paró frente a Nicolás y el padre comenzó con la ceremonia del sacramento. Todos de pie, esperando el momento en que ambos aceptaran unirse en sagrado matrimonio, y la tragedia comenzó antes.
Cabe recalcar que esa iglesia, fue la misma iglesia en la que Cecilia, realizó su sacramento de confirmación, el día que se reveló ante sus padres.

-Si alguien se opone a este acto, que hable ahora, o que calle para siempre.- dijo el sacerdote, hubo un largo momento de silencio y apuesto que Nicolás esperaba que me opusiera, pero yo estaba ansioso por ver cómo arruinarían la boda, pero ese sentimiento se esfumó cuando varios uniformados, como 5 personas, comenzaron a disparar desde el exterior, los vidrios se quebraran en cientos de pedazos regados por el cielo, las personas asustadas buscaban un lugar seguro donde esconderse, pero los uniformados entraron y comenzaron a dispararle a las personas. Salí corriendo en dirección a Nicolás y Raquel, los tomé de las manos y les pedí que me siguieran rápido:
-No podemos dejar al sacerdote.- dijo Raquel cuando el religioso recibió un disparo en la cabeza. Corrimos y nos alejamos todo lo que pudimos, por más que nos alejáramos podía escuchar aún a las personas gritar, el gran estruendo
que producían los disparos.
Subimos a mi automóvil, y en plena carretera, una camioneta nos seguía, el copiloto salió por la ventana, sacó una metralleta y comenzó a disparar a nuestro vehículo, su máscara de perro salió volando y eran los gemelos, Luis y Mariano.
Aún tenía unas cuantas cosas del plan de prisión así que Raquel sacó unas 3 granadas, les quitó el seguro y las lanzó, las granadas explotaron y logramos perderlos pero no deshacernos. Todo ese tiempo estaban jugando conmigo, en lugar de preocuparse por sus padres, pésimos hijos los gemelos, y quien diría que Will hizo hasta lo imposible por recuperarlos.

Nos escondimos en un refugio que tenía mi amigo Joel Aaron, el chico que impulsó la comunidad LGBTQ+ en la ciudad de las luces. Mantuve escondidos a Nicolás y Raquel en ese lugar ubicado en las montañas, pero un día, fui a dejarles alimentos, y ya no estaban y los muebles de la cabaña estaban destrozados.
De un segundo a otro, todo se tornó oscuro para mi.

LUJURIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora