Uno más, uno menos

6 1 2
                                    

JACK

Está mañana decidí hacer mi viaje rutinario. Mi padre se había ofrecido a llevarme por ser este día, pero no lo quise. Le pedí que fuera con normalidad a su trabajo y yo haría lo que hasta ahora.

Una semana ha pasado desde que se fue, no he recibido ni una señal de humo. Las noches son largas en la espera de algún mensaje, no creí que un corazón roto causará insomnio.

Debí cambiar un poco la rutina y cada tarde voy a casa de mi tía abuela, por lo que ya no camino a casa con los chicos. Max estuvo momentáneamente molesto con Mel, por lo cual prefería quedarse conmigo en los descansos, aunque no habláramos y solo a veces hiciéramos una broma para romper el silencio. Es un gran amigo, no me dejó solo en ningún instante, también se aseguró de que comiera llevando un desayuno de más, aunque yo insistiera en no tener hambre. A veces me acompañaba a comer con mi abuela Katerina, hacíamos tarea juntos y cuando era temprano íbamos a su pequeña cabaña. Honestamente él me salvó de tener días malos y tristes.

- ¡Hey!

- Hola, Max.

- ¿Cómo está mi quinceañero?- Río por el sobre nombre.

- Bien, supongo. Y ¿Tu? ¿Qué tal vas?- Ladeó mi cabeza para señalar a aquella chica que tengo la certeza ha observado la llegada del castaño.

- Bien... Sigo decepcionado. Pero creo que es momento de dejar las niñerias. Es mi novia, y... - Se detiene de forma extraña.- Es muy leal con las personas que quiere.

- Entiendo. Así que...

- ¿Qué...?

- ¿Qué esperas? ¿Una invitación formal?- Él frunce el seño- Ve con ella. Yo estoy bien.

- ¿Seguro?

- Anda- Río.- Después de todo no quiero que piensen que dejaste a Mel por salir conmigo ¿Si?

- Ja, lamento decir que no eres mi tipo, Jack.- Ambos reímos, y se dirige a dónde se encuentran Mel y Sof.

Ya era hora, es parte mi culpa que ellos se distanciaran. No es que le diera a elegir, pero de alguna forma el drama que arme aquel día hizo que me diera la razón, aunque no la tuviera.

Cómo lo dije, esperé. No lo suficiente, porque es mi cumpleaños y el único buen regalo que podía recibir es que ella mandará un mensaje, con "Hola" o un "Lo lamento", cualquier cosa sería buena. Pero es mucho pedir, no llegará.

II

- Jack, vamos a comer- Sof repite por quinta vez, aunque está suena a suplica.- Por favooor.- Hace un puchero intentando convencerme, pero no quiero ir a ningún lugar.

- En serio, hermano. Vamos por una pizza o lo que quieras, es tu cumpleaños. No podemos quedarnos sin cantar por lo menos un "Feliz cumpleaños".

- Está bien, está bien. Me rindo.- Alzó las manos- Vamos.

Caminamos al centro, pero me aseguro de avisar a mi tía abuela el cambio de planes, a lo que no se opone.

Recorrimos varios lugares hasta que se decidieron, creo que tardaron más en elegir que en sentarnos, pedir la comida y la trajeran. Seguía sin un buen apetito que pedía lo menos que se podía, si por mí fuera solo hubiera pedido un vaso de agua. Pero termine pidiendo una orden de papas, las cuales me sorprendieron teniendo un sabor como a limón, deben ser las especias.

Comíamos y platicábamos. Bueno yo comía más de lo que hablaba. Intentaban hacerme reír a lo que lastimosamente solo lograban una risa falsa, aunque no intencionalmente.

- Bueno... Creo que es hora que nos vayamos- Al aparecer terminaron su comida y ya pedían la cuenta.

- ¿Todo bien?- Cuestionó.

- ¡Sí! Solo que debemos irnos. Te llevamos a casa.

- Pero no voy a mi casa...

- Ah, cierto. Igual te acompañamos.

Cada palabra de Max sonaba apresurada y nerviosa. Estaba confundido, pero no quería pensar en nada.

Pagaron la cuenta y ni siquiera me dejaron chistar, pues me llevaron a rastras prácticamente. Me saco Sof del lugar porque según ella recibía una llamada y no tenía señal. Tal vez solo era un pretexto para que no intentará pagar la cuenta.

Esa no fue la única actitud rara, después de esa; Max me desvío varias veces del camino, también recibía llamadas y por alguna extraña razón mi padre me llamo para pasar por mi estando a dos cuadras de la casa de mi abuela. Más raro, los chicos se fueron con nosotros.

Llegamos, y me sorprendió el auto que estaba afuera de casa de tía Katerina. Escuché una risa familiar... Doly.

Baje rápidamente para poder ver si era real. Al bajar ví a la pequeña bola de pelos, la que ha sido buena parte de mis tristezas. Tal vez no me entienda lo que le digo, o suena muy loco hablar con un perro, pero cada vez que me ve recibe con tanto amor que olvidó que me sentía triste.

- ¡Sorpresa!- La pequeña niña grita al verme. Corre hacia mi, la recibo con los brazos abiertos y la levantó.

- Los extrañaban pero no tenían porque volver tan pronto.

- Teníamos que venir al cumpleaños del mejor primo del mundo.- Muero de amor con sus palabras.

Sale mi tía Linda y Dorian a recibirme. Que buena sorpresa. Ambos me abrazan y felicitan. Los chicos ya conmigo entran a la casa. Mi abuela ha adornado con serpentinas y globos. Mis emociones están tan mezcladas que mis lágrimas salen, tenía bastante que no sentía tanta alegría y nostalgia a la vez.

- Gracias, abuela.- Me acerco a ella.

- No hay de que, mi pequeño. Se que solo soy tu tía abuela, pero a tu abuela le hubiera gustado poder festejar en grande todos los cumpleaños.

- No digas eso, tú eres más que ese título. Eres la mejor tía abuela del mundo, el creador no pudo darme mejor familia. Los amo.

- Nosotros a ti, chiquito.

En ese momento se va todo, y regresa él Jack que dijo que la dejaría ir sí era lo mejor para ella. Mi corazón se llenó de alegría de nuevo y las dudas no importaban, solo que estuviera bien.

Todos nos sentamos en la mesa, disfrutamos de cada cosa que preparo mi tía con esfuerzo. Platicamos del día y como Dol había escapado de sus clases de piano el día de ayer para comprarme un obsequio sin permiso. Tal vez se llevó una buena reprimenda pero lo que dice la pequeña es que valió la pena.

Reímos, bromeamos, contaron experiencias, mi papá hablo con Max de su cabaña y el asombroso trabajo que hizo.

No podía seguir triste durante más tiempo, tengo mucho más de lo que cualquiera podría pedir. Tal vez estoy incompleto. Pero ahora todo iba bien. Y le deseo lo mismo a ella, que sea donde esté la vida la cuide y la lleve lejos, a ser feliz.

Lista De Misterios Donde viven las historias. Descúbrelo ahora