Capítulo 25

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"Inákitun" Examinar

Retomaron el viaje, avanzando entre la sombría y sórdida escena que se erguía como un mortuorio y tétrico espectáculo, listo a devorar a todo aquel que lo transitara. El calor que expelía la tierra mientras subían las llanuras, montes y pedregosos caminos que se extendían con descomunal ímpetu a lo largo del triste panorama, quemaba la piel sacando ampollas y enormes ronchas a medida que avanzaban. Ríos de fuego emergían circundando las montañas, abriendo surcos entre rocosas inmediaciones. Sombras imaginarias, las que a momentos surgían cuales llamas de fuego dentro de una fogata para luego desaparecer sin más. La belleza que anteriormente habían contemplado se había desvanecido como una bruma en medio del océano, sacando a flote los dolores más profundos que guardaban en sus almas, que no hacía mucho tiempo atrás pensaron que fueron sanadas. El mundo se volvía una sombra inquieta que cruzaba ante sus ojos, entenebreciendo sus sentidos, doblegando sus almas, llevando sus espíritus al límite humano. No podían continuar, sus cuerpos estaban demacrados, casi desfigurados, ronchas, quemaduras, heridas que se abrían con cada paso que daban. Eran menos que una sombra humana, más parecidos a un torturado penitente que a una persona. Para el celestial guía nada parecía afectarlo, caminaba como si sus pies desnudos pisaran un prado suave, terso delicado; dando la idea de que no se encontraba con ellos, que de alguna manera caminaba por un sendero diferente, como si su ser, su esencia se encontrara en un lugar prístino, arcano, diáfano. El sonido de un cuerpo que azotaba el rocoso suelo se escuchó. Era Ayun, quien a duras penas lograba mantener la respiración. La tierra quemaba sus rodillas y las palmas de sus manos. Una gota salada bajó por su rostro, pero antes que llegara al suelo se evaporó. Acto seguido, un muro de fuego se levantó cortando el camino, impidiendo que su avanzar continuara. El rojo del fuego era profundo, penetrante, semejante al de la sangre que corre por las venas humanas; a su vez la altura comparable con la de un monte que con el humo que emergía de entre sus llamas ocultando cualquier otra imagen que se presentaba ante el debilitado grupo. A penas lograban mantener la vista, con gran dificultad podían respirar, no les era posible mantenerse en pie. El sudor de sus frentes se secaba antes de que llegara el suelo, las pupilas de sus ojos comenzaron a nublarse, volviendo todo tinieblas, que se mezclaban con el rojo de las llamas y el gris de las cenizas, impidiendo que pudieran ver. El fuego se extendió a su alrededor. Neuquén alzó la vista y con la pocas fuerzas que le quedaban observó a su hermano quien se mantenía incólume, firme, sin que nada de lo que ocurría le afectara, sin una gota de sudor en su rostro, ni un ápice de dolor en su piel, la verdad era que no se encontraba en ese lugar, aunque lo veían, lo podían sentir y escuchar, él habitaba en otra dimensión, una realidad diferente de la que se encontraban.

-No podemos seguir así– Neuquén estaba cansado, agotado, su espíritu comenzaba a decaer y con él su confianza.

-Desearía haber muerto antes de estar pasando esta tortura– las lágrimas en los ojos de la muchacha hablaban más que sus palabras.

-Para llegar ante Negunechen deben enfrentar el mal que habita en ustedes. Tienen que sacar cualquier raíz de amargura e impiedad. Recuerden que el fuego purifica las heridas, así están siendo ustedes purificados de las heridas que se encuentran en sus almas.

-Hermano, este dolor es mucho, no podemos más– trago de tragar saliva, pero su boca se encontraba seca– Míranos, somos solo seres humanos, no podemos con esta prueba.

-Ten piedad de nosotros– agrego Ayun a la vez que extendía una mano.

-Ya han recibido piedad, han sido salvados, ahora se encuentran siendo transformados– una leve sonrisa se dibujó en el rostro del guía– El camino a la santificación es duro, muchas veces teñido de sufrimiento, pero luego de la prueba hay un gozo que supera con creces el dolor que hayan pasado. No pongan su vista en la prueba, sino el galardón que se encuentra cruzando la dificultad.

El primer guerrero de Negunechen "Camino Sagrado"Where stories live. Discover now