Capítulo 37

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"Trapëmuwn" La Reunión

Habían pasado dos días desde la batalla, Neuquén continuaba en su cama, y si bien a momentos recuperaba la conciencia, era solo para volver a perderla. Las ancianas encargadas de su cuidado lo trataban con hierbas de canelo, aguas de cebollas, infusiones de matico y todo tipo mezclas que lo ayudaran a mantenerse hidratado y aliviado de su dolor. Su destino era un misterio, si sobreviviría, moriría o mantendría ese estado entre vivo y muerto era la gran pregunta que los toquis, lonkos y kimches se hacían. Por su parte Kallfümilll ya se encontraba recuperado y aun cuando la herida lo había hecho perder bastante sangre, la rápida atención ayudo a que se repusiera en poco tiempo. Aquella la asamblea la presidía Huicha, el werken de Minchekewün. Los asistentes intuían lo que estaba por venir. No llevaban mucho tiempo dialogando acerca de la victoria, de la gloria del Wenu Mapu manifestada en la batalla, del poder que habitaba en el Neguenpin, uno nunca antes visto, hasta que entró el tema que a todos les importaba en cuestión. Cuando Hueicha dio el anuncio un rugido producido por buena parte de los presentes cruzó la escena tensando el ambiente aún más de lo que ya estaba. Las miradas iban de un lado a otro, unos se ponían de pie manifestando su desagrado con la decisión que les era comunicada, otros respondían con furia cuestionando las últimas órdenes de Minchekewün, unos pocos se mantenían en silencio contemplando la situación. Entre estos últimos se encontraba Kallfümilll, quien no podía creer lo que sus oídos escuchaban. Deseaba dar su opinión, explicar que no era su deseo tener poder, menos el control del Rehuemapu.

-El nuevo Maputoqui será el guerrero Kallfümilll así lo decreto Minchekewün antes de caer en batalla– aquel era un derecho que se podía abrogar un toqui cuando consideraba que no habían candidatos aptos para el cargo.

Cuando escucho su nombre Kallfümilll quiso hablar, le habían indicado que no hablar hasta que le cedieran la palabra, el consejo provenía de Hueicha. "Debes mantener silencio." "Los toquis pueden ser sumamente vehementes cuando se sientes amenazados." Según lo que había escucho Hueicha era un toqui conocido por ser experto en la pesca, según lo que decían era el más hábil nadando. Nadie se atrevía a retarlo, incluso corría el rumor de que en cierta ocasión había logrado bajar hasta doscientos metros bajo el agua. Aunque de buen carácter y pacifico como el mar en sus mejores días, cuando algo le molestaba, cosa que ocurría rara vez, desataba su ira, una tan grande que pocos lograban resistir y ninguno deseaba sufrir en carne propia. Si bien su nombre y fama ayudaba a que el ambiente estuviera más tranquilo, la situación comenzaba a superar su capacidad de liderazgo. El sonido de una lanza golpeando el piso entro en escena, luego otra y otra, hasta que un par de decenas al unísono comenzaron a oírse como si fueran una sola. Eran los que seguían a Metrenkon quienes manifestaban su desacuerdo ante el anuncio de que Kallfümilll sería el nuevo Maputoqui. Hueicha intentó detenerlos, pero ya era tarde no obedecían, se encontraban enfervorizados.

-No toleraremos esta falta de respeto– se escuchó, era Metrenkon quien alzaba la voz.

Una ola de vítores y aplausos lo acompañaron, no tantos como él hubiera deseado, pero aun así manifestaban apoyo a sus palabras. Poco a poco las voces comenzaron a llenar la ruka, dando la idea de que el apoyo era mayor al real. Las llamas de la fogata se iban consumiendo, la luz había disminuido y nadie parecía percatarse, el toqui Hueicha consideró que aquello era un anuncio de lo que sucedería si es que alguno de los opositores lograba asumir el control del Rehuemapu. En ese momento Metrenkon pensó en que si decía un par de palabras coherentes con fuerza y vehemencia, se ganaría el apoyo de quienes aún se encontraban dudosos acerca de las últimas instrucciones de Minchekewün. Unos cuantos comenzaron a golpear el suelo con sus lanzas, otros se sumaron sin hacerse esperar. De un momento a otro se había perdido la dignidad y valentía que en otras ocasiones había revestido a la reunión. Ya no era más que una simple jolgorio provocado algunos hombres llenos de temor y ansias de poder.

El primer guerrero de Negunechen "Camino Sagrado"Where stories live. Discover now