Capítulo 16: "Las miradas de los chicos"

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Rami.

—Me saca de quicio—me queje ante mi amigo—Por más que intento ser bueno con ella, es mala conmigo—Ben me mira casi riéndose.

Habían pasado semanas desde que llevaba a Nem y a Suzie a la escuela, y su comportamiento no hacia más que empeorar, y otras veces, solo me ignoraba. Nunca he perdido los estribos, hasta ahora, y no quería hacerlo con ellas, quería ganarme su confianza, así que me ahogaba con mi amigo.

—¿Qué te parece gracioso?—lo cuestioné.

—Nada. Solo deja de preocuparte tanto. Esto es nuevo para ellas, y por lo que han pasado es normal que no confié en un hombre como tú, o en cualquier hombre que las ayude sin interés. Solo trata de protegerse—suspiré.

****

A las tres de la tarde, aparque el auto frente a la universidad, y cuando pasaron quince minutos y no había rastros de ellas, me preocupe. Me baje y entre en la preparatoria, en la oficina del rector me dijeron que Suzie había tenido una "crisis" y que Némesis se la había llevado desde la mañana. Dí las gracias tratando de tranquilizarme y corrí de nuevo al auto.

Conduje hasta la cabaña con rapidez, pues estaba molesto el no haber sabido de la situación por ellas.

Al llegar, golpee fuertemente a la puerta. Ella, al abrirme, ya tenía el mismo rostro furioso que yo.

—¿Por qué no me llamaste?—reclamé.

—No es algo que te incumba, Suzie se sintió mal.

—¡Claro que me incumbe! Aparte de pagarles la escuela soy responsable de ustedes.

—¡No eres nuestro padre!

—¡Legalmente soy su tutor!—se sorprendió.

—¿Qué?—exclamó perpleja. Saqué un escrito de mi bolsillo.

—Es condición y es parte del programa de beca para estudiantes—tomó el papel y lo observó en silencio—Así que mientras estudien con mi dinero seré responsable de ustedes, y ¿Qué crees? Condición número no sé qué carajos; de ahora en adelante me llamarás siempre que suceda algo anormal, si deben irse de la escuela, si necesitan cualquier maldita cosa, me llamarás a mí, te guste o no—me miró un largo rato en silencio—Y ahora, si me permites, pasaré a ver a Suzie—pasé por su lado dirigiéndome a la habitación de al fondo.

La chica estaba sentada en la cama, recargada en el respaldo de la cama y un gato de pelos naranjas sobre su regazo.

—Hola Suzie—salude guardando mi distancia, pues parecía que tenía miedo de cualquier hombre o persona que se acercase demasiado y no fuera Némesis—Solo quiero que sepas que no voy a hacerte daño. Soy una persona en la que tú y Némesis pueden confiar y no tengo otro propósito en mi vida justo ahora, que ayudarlas con sus estudios y a que sean alguien en la vida—pause notando que estaba escuchándome con atención, aunque no me miraba fijamente—Lo que sea que necesites puedes pedírmelo—la miré con detenimiento—¿Quieres estudiar en casa?—ella asintió con la cabeza en seguida—Bien. Arreglaré eso hoy—sonreí y me marché. Di un saltó al ver a Némesis parada sobre la puerta, observándonos. Luego, la seguí a la sala.

—Nos vemos mañana a las siete—dije dirigiéndome hacía la puerta.

—¿Qué hay con las clases en casa?

—Solo para ella—conteste girándome.

—No dejaré que metas a una desconocida. Yo estaré aquí cuando venga—cruzó los brazos.

—Pues vendrá después de tus clases, por la tarde—me miró inconforme—Perdón, ¿tienes alguna condición más?

—No.

—Bien. Hasta mañana—me despedí y me marché.

****

Al día siguiente, pasé por Némesis muy temprano, y como por enésima vez, traía puesta aquella corta falda de cuadros verdes y negros, y justo ahora, estaba preparado para la siguiente discusión.

—Otra vez esa falda—renegué.

—¿Cuál fue la condición de mi ropa?—espetó.

—Estoy de acuerdo, pero ¿todos los días? ¿Acaso lo haces para molestarme?—bajo la mirada.

—En realidad... no tengo mucha ropa bonita para salir—me sorprendí. Honestamente, no esperaba esa respuesta.

—Bien, iremos de compras después de clases—exhorte—La maestra de Suzie irá hasta mañana.

—Puedes darme el efectivo e ir yo otro día.

—No.

—¿No?—exclamó sorprendida. La miré cuando aparque frente a la escuela.

—No—repetí con más serenidad.

—Bien, pero tomaré lo que yo quiera, y no te preguntaré si estás de acuerdo con el escote o lo corto de la falda—me retó.

—Puedo hacerlo si es mi dinero.

—Bien, tú pusiste tu condición y yo la mía, acéptalo o, me verás siempre con esta falda—apreté la mandíbula.

—De acuerdo—acepté rendido. Ella sonrió victoriosa y bajo del auto.

La observe mientras caminaba dentro del edificio, notando todas las miradas de los chicos sobre ella.

*******

A las tres de la tarde, aparqué el auto fuera de la universidad nuevamente, después de unos minutos esperando en el auto, decidí bajar, pues el calor era más intenso adentro. Caminé por la acera, cuando un chico, alto, de cabello rubio y ojos azules, se paró frente a mí a unos metros, mirándome fijamente durante unos segundos, y en seguida, se acercó a mí como si estuviera molesto por algo.

—¿Qué demonios haces aquí?—estalla hacía mí.

—¿Perdón?—espeté confundido. Sin avisar, y sin darme la oportunidad de percatarme, el chico me golpeo en la cara con un puñetazo. Me queje del dolor.

—Así fue como me echaste del funeral, ahora yo te echo de aquí.

—¿Pero qué...?—exclame y limpie la sangre que pronto corrió por mi nariz.

—¡Cole!—gritó Némesis apareciendo y al verme, se paralizó. 

Ella será amada 《Rami Malek》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora