Epílogo.

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Abrí los ojos lentamente. Observe el lugar donde me encontraba y me incorporé de golpe al notar que era mi antigua habitación. Los muebles, la cama, los cuadros colgados sobre la pared, eran exactamente los mismos de hace algunos años, incluso la ropa que traía puesta podía recordarla.

Mire mis piernas y mis brazos, sentía que estaba aquí, pero sentía que recién despertaba de un sueño. Un sueño donde yo moría mientras daba luz a una pequeña, y en el momento en el que cerré los ojos, retrocedí en el tiempo y volví varios años, ¿acaso tenía otra oportunidad?

No, esto no podía suceder. Esto solamente pasaba en las películas, como repetir una y otra vez el mismo día hasta obtener a la chica que él quería, hasta que al final se dio cuenta que ella no estaba destinada para él, sino su mejor amiga, y cuando finalmente se dio cuenta, el día dejo de repetirse. ¿Mi vida iba a volver a repetirse hasta que hiciera las cosas bien?

Era una estupidez, pero aun así estaba sorprendida y petrificada en mi sitio, tenía miedo de moverme y de que todo esto resultara solamente una fantasía o un mal sueño.

Pronto, una música comenzó a escucharse desde el piso de abajo. Me incorporé con lentitud, camine hacia la puerta de la habitación y la abrí. La música se escuchaba cada vez más cercana, a medida que bajaba las escaleras. Solo entonces, cuando llegue a la sala de estar, logre ver a mis padres, bailando abrazados en medio de la sala.

—¿Papá?—articulé con un nudo en la garganta. Ambos me miraron con una sonrisa—¿Mamá?—se separaron para verme mejor, luego corrí a abrazarlos.

—Hola, cariño—dijo mi madre. Se separó y me miró—Es muy pronto para que estés aquí—me acaricio la mejilla, limpiándome una lagrima.

—Los extrañe tanto—solloce—No saben por lo que he pasado.

—Oh, pequeña. Claro que lo sabemos—menciono mi padre.

—Tuve... tuve una hija y yo... no lo soporte, lo siento—lloré desconsoladamente—No pude sobrevivir, yo quería vivir, quería estar con ella. Ahora ella... estará sola.

—Sh. Cariño—mi madre me tomo del rostro y me dedico una hermosa mirada maternal—Ella no estará sola nunca. Tiene dos padres que la aman tanto como te amaron a ti. Tiene amigos, familia que la cuidan y atesoran como tú lo quisiste. Créeme, ella estará bien, y tú también. Pronto volverán a estar juntas—la abracé muy fuerte.

Solo esperaba, que mi pequeña sea amada.

—Te tenemos una sorpresa—dice mi padre y va a la cocina un momento. Menos de un minuto después, salió de ella, acompañado de Suzie, quien sostenía una bandeja de galletas.

—Oh, por Dios—ella dejo la bandeja y recibió mi abrazo con una gran sonrisa—Lo lamento—sollocé de nuevo—Lamento no haberte cuidado lo suficiente—me separé y la miré con atención. Nunca la había visto tan sonriente y fresca en el tiempo que estuvimos juntas.

—Nunca había sido tan feliz en mi vida como aquí, Nem. Fuiste como mi madre, y siempre lo serás—comentó y los cuatro, volvimos a abrazarnos.

¿Así era la vida después de la muerte? ¿En realidad cuando morías te reunías con tus seres queridos que ya han muerto y comían galletas?

De verdad, esperaba que fuera así, porque esa escena, solo fue producto de mi imaginación cuando estaba viva.

Fin. 

Ella será amada 《Rami Malek》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora