Capítulo XXV

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  Dejaron entonces que ella se quedara ahí hasta que el chico reaccionara, esperando con toda la fuerza de sus cuerpos que eso ocurriera, y que lo hiciera pronto. Los muchachos llevarían a Raphael y Rose al castillo para que tuvieran un pequeño descanso, mientras Opal se quedaba con su sobrina. Pero antes, en un ataque de terquedad, madre e hijo decidieron que harían caso omiso a las advertencias de su familia y esconderían las gemas antes de cualquier otra cosa. Por ello Rose, la que peor se encontraba, fue con Nath a ocultar la gema que tenían más a mano, mientras que su hijo fue acompañado de los hermanos restantes en busca de la otra para hacer lo mismo con ella. Para su propia suerte, no les tomó mucho tiempo hacerlo, por lo que aún tendrían la oportunidad de tomarse un buen descanso. Así, sin más, lo hicieron. Ambos escondieron las gemas de Ruby. Por ello, solo ellos dos sabrían dónde se hallaba cada una de ellas y, en todo caso, también quienes los acompañaron.

  Poco después, lo único que restaba era esperar y estar atentos, mantener en paz al gentío y procurar que todos estuviesen lo mejor posible para el momento de defender su hogar, a su gente. El ambiente ya parecía infernal, con un cielo casi negro y las nubes rojas como si ardieran en llamas. Una intensa niebla cubría el espesor del bosque, tan solo faltaba la música de tensión que tiende a haber en momentos así durante las películas. Pero aquella escena era peor que una película de suspenso, todo el planeta llegó a encontrarse en completo silencio. Con Nathan y Derek sentados en la orilla de dos distintos balcones, buscando en la distancia algo que nunca habían visto y cuya apariencia desconocían. Liam se había trepado al lomo de Ámbar, y con ella custodiaba los puntos ciegos que sus hermanos tuvieran. Entonces vieron a Opal acercarse al castillo, pero en cuanto le preguntaron entre señas si todo estaba bien, o sea, si el chico había despertado, solo se limitó a negar con la cabeza. Sin detenerse ni siquiera a mirarlos, entró, dirigiéndose a las habitaciones, donde su hermana y sobrino intentaban recuperar su estado natural. A los tres muchachos les pareció extraño aquel comportamiento, pero debieron justificarlo por la rareza del momento.

  De esa manera siguieron las cosas, durante más tiempo del que cualquiera habría esperado. Llegaron a creer, de forma hasta burlona, que aquel monstruo tan terrible se hallase esperando a que estuvieran del todo listos. Y ese lapso que debieron aguardar pacientemente en completo silencio, al punto casi de volverlos locos por culpa de la ansiedad, se les hizo poco menos que eterno. Hasta que un temblor naciente del mismo hogar de las gemelas los alertó una vez más. Oyeron una explosión, y el zumbido más inquietante que jamás había alcanzado sus oídos se extendió a través de todo ese planeta. Literalmente pudieron notar una onda expansiva, apenas visible, recorrer el bosque hacia el punto opuesto del castillo, saliendo del mismo y hacia todas las direcciones a la vez. Liam se acercó volando hacia donde Nath estaba, entre señas le hizo saber sus dudas, y él con un simple gesto dio a entender que no tenía respuesta para ninguna de ellas. Y, tan solo unos segundos después, vieron a Opal atravesar velozmente las puertas de entrada. Ella se alejó de las mismas lo suficiente como para ver a quienes estaban sobre su cabeza, entonces se repitió la escena que tuvo lugar entre los hermanos. En ese momento vieron a la rubia estremecerse, bruscamente, un instante antes de que el planeta entero volviese a temblar. Luego clavó desesperadamente la vista en el bosque tan tenebroso que se alzaba a sus espaldas.

—¡Debo ir por ella!

—¡Que Derek vaya contigo! —respondió quien menos le simpatizaba entre sus cuñados. Ella asintió, y en cuanto el hombre sugerido bajó a su encuentro, ambos se fueron velozmente de escena. Ni bien se marcharon los dos, Liam miró fijamente a su hermano.

—¿Por qué no fuiste tú?

—Si alguno muere hoy, más vale que tengan un último momento a solas —dijo, serio y completamente seguro de sus palabras. Liam lo vio con asombro en la mirada, tragando saliva ante el simple hecho de imaginar esa situación.

Cyan's Twin © #O&R3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora