Capitulo 2

256 30 17
                                    

Ingresamos al lugar guiados por una persona del lugar, no hacía falta saber a qué mesa nos debíamos dirigir ya que solo había una mesa ocupada en todo el lugar.

«El negocio iba mucho más allá de ser importante por lo visto para que sea solo para nosotros el restaurante.»

En la mesa se encontraban dos personas: uno de ellos tendría la edad de mi padre, y la otra persona tenía algunos años menos que yo.

—¿Ese es el señor? —le dije a mi padre mientras nos acercábamos a la mesa.

—Cállate, el tipo que ves ahí tiene 100 veces más dinero que nosotros, es dueño de varias empresas multinacionales.

—¿El de al lado, quien es? ¿El hijo? O... ¿Un sobrino recogido para la sociedad, pero un noviecito en la intimidad?... —me reí —Al parecer no soy la única obligada en esta reunión, tiene cara de querer salir corriendo al igual que yo.

—Tiene esa cara por que lo hicimos esperar, él es con quien voy a cerrar el negocio, si es que tú no arruinas todo.

—¡¿Qué?! ¿Eso es el señor? —Mi cara de desagrado no la pude ocultar —Un niñito que recién entra al mundo de los negocios mandado por su papi. —suspiré.

—Sus padres fallecieron en un accidente cuando él era un niño, unos tíos lo criaron hasta que cumplió los 15 años aproximadamente, luego no se sabe que paso con ellos desaparecieron sin más —me dijo el asistente de mi padre.

—¿Cuándo fue eso? ¿El año pasado? —me sonreí.

—Tiene 24 años, a los 20 se hizo cargo de todas las empresas con la ayuda de su abogado, la persona que está a su lado. Es considerado el empresario más joven de toda Corea del sur. —concluyó.

—Uhh, que miedo...

—¡______!, —dijo mi padre —ya te dije que te comportes.

Nos acercamos donde ellos estaban, su abogado se puso de pie y nos saludó, él solamente nos miró.

—Perdón por el atraso. —Enseguida se disculpó mi padre.

—No esperé tanto. —contestó sin apartar su mirada de mi.

—Les presento a mi esposa, —señaló a mí madre —y ella es mi hija.

Miró a mi madre y la saludó con un movimiento de cabeza, lueg
o me miró a mi, de arriba a abajo, llevando su mano a su boca.

—Tomen asiento, por favor. —dijo su abogado.

—Ya ordené el almuerzo.

—Gracias por dejarme elegir. —murmuré. De repente sentí un golpe en mi pierna que provenía de mi madre por debajo de la mesa.

—No me dijo su nombre. —preguntó llevando su cabeza a un costado, mientras me seguía observando detenidamente.

—Perdón, no le dije como se llama mi hija. Su nombre es...

—Que lo diga ella. —interrumpió a mi padre —¿Acaso no sabe hablar? ¿O le comieron la lengua los ratones? —Dirigió su mirada a mi nuevamente.

—Por lo visto a usted no se la comieron. —contesté enseguida.

—Hija. —Ahora mi madre me daba un codazo sin disimulo.

—Ya veo que puede hablar muy bien.

—Mi nombre es ______. ¿Y el suyo?

—No importa.

—Si vamos hablar de negocios, si importa.

—El negocio será entre su padre y yo.

—O sea, que estoy aquí perdiendo mi valioso tiempo.

—Si así lo cree... Más adelante si llegamos a cerrar el negocio lo sabrá, no desespere.

Estaba a punto de decirle algo, pero llegó el mozo con la comida y no iba a perder el tiempo con esa desagradable persona.

Comenzamos a comer, él no toco el plato y yo sufría por eso; ¿Cómo se atrevía a desperdiciar la comida?. Hablaban de negocios, empresas de aquí, empresas de allá, bla, bla, bla, todo muuuy aburrido. Cuando dijo que el negocio sería entre mi padre y él no mentía, cada vez que quise dar mi opinión me decían que no me meta; por esa razón me fui un momento. Volví y seguían en lo mismo.

—Muy bien, la primera parte la cederé a los 3 meses, el resto a los 6 meses. —dijo.

—Está... Está bien. —dijo dudoso mi padre —¿Pero en 6 meses?...

—¿Quiere en menos? De mi parte no tengo ninguna objeción. Hay que saber cómo lo tomará la otra parte. —Dirigió su mirada a mi.

Los mire sorprendida, como diciendo: "¿Yo, que? "

—No, menos no.

—¿Entonces? ¿Cerramos el trato? Me debo ir.

—Acepto. —dijo mi padre.

El abogado le dió unos papeles y una pluma a mi padre. Cuando mi padre puso su última firma, mi madre sonrió de manera deslumbrante. No entendía porque.

Ellos se dieron la mano.

—¿Le da la noticia usted o yo? —Me volvió a observar detenidamente —Le diré yo mejor, pero primero pidamos una botella de champaña para cerrar el trato.

Llamó al mozo y pidió la Champaña más cara, una vez la botella en la mesa y las copas llenas, con una gran sonrisa dijo:

—¿Quería saber mi nombre, verdad? Mi nombre es Park Jimin, cariño. Ya te puedo llamar así, y tú a mi si así lo deseas.

—¿Qué le pasa a éste?

—Desde éste momento somos oficialmente novios. En 3 meses será nuestro compromiso y en 6 meses el casamiento. —hablaba demasiado relajado para que sea una maldita broma, además era una persona que veía por primera vez para esos juegos.

—Sii, seguro. —Le sonreí falsamente.

—Aquí está todo, —Extendió sobre la mesa un sobre con papeles dentro —fue un placer hacer negocios con usted... Suegrito.

Levantó la copa sonriéndome, todos imitaron su movimiento, menos yo que estaba intentando procesar todo. Jimin, ahora ya sabía su nombre, tomó de un solo trago lo que estaba en la copa.

—Debo irme. Cariño, nos vemos el lunes. —Me besó la mano y se fue sin decir más.

Solo quedamos mis padres, el asistente de mi padre y yo.

—¿Cariño? ¿Novios? ¿De que estaba hablando? ¡¿Qué carajos está pasando?! —Miré a mi padre.

—Hija no hables así , no le hables así a tu padre. —Mi madre me dijo nerviosa.

—¡¿Qué mierda pasa?! ¡Necesito una explicación! —El mozo que estaba levantando la mesa nos miraba.

—Baja la voz, hablaremos en casa. —Sabía muy bien que era mentira lo que me estaba diciendo mi padre.

Abrí el sobre, era de la única manera en la que me quitaría la duda de saber si era o no un mal chiste, ni bien leí el primer párrafo no creía lo que leía.

—Quiero que me digan que es un chiste. —Aun con los papeles enfrente de mi vista, estaba en modo negación.

—Vamos a casa. Deja de hacer escándalo. —Mi padre comenzó a caminar hacia la salida junto a mi madre.

—Señorita, vamos al coche por favor. —El asistente de mi padre me tomó del brazo intentando llevarme.

—No me toques, —de un tirón zafé de su agarre —no voy a ir a ningún lado.

—Vamos a casa quieras o no. —Mi padre volvió donde me encontraba, me tomó fuerte del brazo y me llevó al auto casi a la rastras.

Save me (1° Temporada) (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora