Capitulo 7

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Llegamos a una enorme casa, una mansión diría. Desde el auto se podía deducir debido a la cantidad de autos aparcados, que adentro había mucha gente; el fotógrafo que nos habíamos encontrado aquella vez en donde salió la noticia estaba en la puerta.

«Imaginaba algo más privado, que ingenua fui. Seguramente lo había hecho adrede para molestarme o le gusta ser el centro de atención aunque no lo parezca.»

—Sonríe hija, no tengas esa cara de amargada. No me hagas perder ni una sola acción. —dijo mi padre.

Una vez el auto adentro, él se acercó hasta y delante de toda la gente tomó mi mano y la besó, seguido de la ayuda para bajar. Comenzamos a saludar a los invitados, con toda la falsedad del mundo les agradecía con la mejor sonrisa.

—Iré con mis amigos, —le dije, soltando la mano —con permiso. —No le gustó mi actitud, pero sabía que no haría ninguna de sus escenas delante de la gente.
No tardó mucho para encontrar una excusa y llevarme con él.

—Perdón. —le dijo a mi amiga —Debemos saludar a los demás, quedó gente sin saludar cariño. —Me tomó de la mano y me llevó con dos personas que realmente no había saludado y tampoco había visto  —Los presento, él es Min YoonGi y él Kim NamJoon.

—Hola, soy ______.

—Un gusto señorita. —Me saludó el tal NamJoon muy educado.
La otra persona solo me miraba, tenía la misma cara de arrogancia que Jimin.

—Ellos trabajan en el mundo de la música, son productores, compositores y demás cosas. Somos amigos desde niños. —El tal YoonGi me observaba detenidamente, me daba mala espina, su mirada me cohibía.

Nos dispusimos a comer, de fondo se escuchaba una música muy suave, la cual no interrumpía la comunicación.

Cada vez faltaba menos para el maldito momento en el que él me pondría el anillo para sellar nuestro compromiso. Luego de la cena, continuamos haciendo sociales. Y llegó el momento, en ese instante pensé en actuar un desmayo, pero solo lo retrasaría unos minutos.

Delante de las casi cien personas montamos el espectáculo; comenzó a decir palabras cursis y mentiras, una más increíbles que la otra. Del "día en que nos conocimos", como fue que decidimos comprometernos... Aparenté emoción para no abrir mi boca, de abrirla saldría toda la verdad. Pero mis padres me observaban, estaban listos para impedir cualquier locura mía.
Colocó el anillo en mi mano y todos los presentes comenzaron aplaudir, con sus dos manos tomó mi rostro y plantó un beso. Sentía mi estomago revolverse al sentirlo tan cerca.

Brindamos y volvió a sonar la música, todos volvieron a sus cosas; algunos a hablar, otros a bailar. Nosotros nos acercamos a la mesa de mis padres.

—Vamos a mi despacho, suegro. Llegó el momento —sonrió.

—Yo quedo con los invitados —dije como excusa para no ser una vez más, testigo de semejante aberración.

—No, tú vendrás también.

La casa era realmente enorme y muy lujosa por dentro. Llegamos al despacho y dentro ya se encontraban los abogados de mi padre y el de él. ¿En qué momento habían llegado? No los había visto en ningún momento y tampoco los había saludado.

—Muy bien, —Su abogado le extendió un sobre mientras tomaba asiento en su gran sillón —aquí está el 49% de las acciones de la empresa de Tokio. El día de nuestros casamiento le daré lo que resta de esta empresa y las acciones de la empresa de Estados Unidos.
 
—Excelente. —dijo mi padre muy feliz, firmando sin perder un solo segundo los papeles de aquel sobre.

—Listo, sigan disfrutando de la fiesta. —Comencé a dirigirme a la puerta —Tú no ______, tenemos que hablar.

Quedé parada a la espera en que todos salgan. Cuando el abogado de Jimin, el último en salir, cerró la puerta se acercó a mi acorralándome hasta que choqué mi cola con el escritorio.

«¿Por qué no reaccionaba con él?»

—Te estás portando muy bien. ¿No me digas que te enamoraste de mí?

—Ni loca.

—Terminaras enamorada de mí. —me guiño un ojo.

—Jamás me enamoraría de un tipo con tus mismas actitudes.

—Tengo un regalo para ti. —se dirigió al cajón del escritorio ignorando lo que había dicho y tomó una caja.

—No hace falta.

—Eres mi prometida y tendrás lo mejor. Si haces las cosas bien, claro. —Abrió el estuche y dentro había un collar con un diamante, era bellísimo.

—Gracias, —dije sin demostrar ningún tipo de emoción —y repito, no hacía falta. Tengo el dinero suficiente para cómprame si quiero uno.

—¿Nada más que gracias? —Volvio a ignorar lo que dije —Me merezco mínimo un beso. —se acercó demasiado a mi —Puso una de sus manos en el escritorio aprisionandome nuevamente y su otra mano en medio de mis piernas, a medida que acercaba su boca a la mía, su mano subía. Llegando a mi intimidad y sus labios a los míos... Golpearon la puerta. —Mierda, —dijo por lo bajo —adelante.

—Oh... ¿Interrumpo algo? —dijo el tal YoonGi, Jimin seguía en la misma posición junto a mi.

—Si, amado amigo. —Se separó de mí.

—Perdón, no era mi intención. ¿Por qué no pones algo en la puerta como advertencia? —rió.

—¿Qué quieres?

—Quería verte y hablar de algo, —Se cruzó de brazos YoonGi —mira nada más, el que nunca se iba a casar... Aquí está, festejando su compromiso. —En ese instante me volví invisible para ellos.

—Mi estúpido padre en su testamento, dejó como cláusula que si no me casaba cumplido los 25 años, la mitad de todo pasaría a los idiotas de mis tíos y otro tanto a un hogar de huerfanuchos.

—¿Enserio? ¿Y ella cómo llegó?

—Si, no creía tan hijo de puta a mi padre. Y ella... —se acercó a mí —digamos que... Si o si debía ser ella. Pongamoslo así, es la elegida. —acarició mi mejilla.

—¿Ya te la cogiste?

—Aún no.

—¿Y qué esperas?

—Estaba por iniciar el juego previo, pero llegaste. Aunque pensándolo bien... La voy hacer esperar hasta nuestra noche de bodas, si es que aguanto. —Comenzaron a reír.

—Puedo hacerle la despedida de soltera, —levantó una ceja —luego te contaré que tal es en la cama.

—Ni lo sueñes YoonGi. Primero me la cojo yo, luego, si tú aún quieres te la presto. —Ambos sonrieron nuevamente.

—Son unos malditos enfermos. —dije haciéndome notar y saliendo de aquella incómoda posición.

—Uuuhhh... Se enojó. —dijo YoonGi.

—¿Te imaginas con los dos, cariño? —Relamió sus labios.

—Imbécil.

—Nos vemos nena. —dijo YoonGi.

—Idiotas. —Cerré la puerta con bronca.

Salí de inmediato con odio, impotencia. Quedé un momento parada, recostada sobre una pared, esperando a que mis ganas de matarlos se me pasen.
Miré a mi costado y venía el otro chico.

«¿Sería un imbécil al igual que sus amigos?»

—¿Te encuentras bien? —dijo en un tono preocupado.

—Si, es solo que mis zapatos... Me están matando. —mentí, mirando mis pies.

—¿Has visto a Jimin?

—Si, está en el despacho con...

—¡Hey! RM, si te la quieres llevar a la cama, ponte en la fila. —dijo YoonGi —Luego de Jimin sigo yo.

—No seas idiota Suga.

—Perdón San NamJoon.

—No le haga caso señorita. —me dijo NamJoon apenado.

—Está bien, ya me di cuenta que es un idiota. —dije esto último por lo bajo —Con permiso.

—______, cariño. —Miré a Jimin por sobre mi hombro —Olvidaste tu obsequio en el escritorio.

—No lo olvidé, lo dejé para no andar con él encima, luego lo busco.

Save me (1° Temporada) (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora