Capitulo 8

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Narración de Jimin.

—Señor, ¿está seguro de lo que va a hacer?

—Si, por supuesto. Ah, y no me digas señor, estamos en mi casa; llámame por mi nombre. 

—Son muchas acciones las que vas a ceder, perderás el control de la empresa de Tokio si algo sale mal.

—Abogado Kang, —Lo miré a través del espejo —no te preocupes tengo todo bajo control. —dije mientras abrochaba el botón de las mangas de la camisa —No perderé ni media acción. 

—Me dices que te trate por tu nombre, pero tú me dices abogado Kang. —Reímos y yo continué vistiéndome para la fiesta de compromiso. Faltaba poco para que comience.

—Ayúdame con la corbata, pero como amigo de la familia; no como abogado, no quiero que me cobres. —Reí nuevamente.

Mientras me ponía el saco me miraba al espejo y le preguntaba a mis padres con el pensamiento si estaba haciendo bien, seguramente la respuesta de ambos sería: "No."

Pero debía hacerlo, era mi deber cobrarme una por una todas las cosas que me hicieron sufrir.

—Estás a tiempo Jimin... —Como si hubiese hablado mí padre, me dijo el abogado Kang. Negué con la cabeza.

—Vamos abogado Kang, ya es la hora.

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______ salió dando un portazo del despacho, Suga quien se encontraba conmigo quedó sorprendido de la reacción de ella. Yo comencé a reír, no por la situación, sino por la expresión de mi amigo.

—¿Te convenciste de que no era mentira cuando te dije que tiene carácter fuerte? —le dije a Suga.

—Parece que es indomable.

—Bien dicho, parece. Yo si la puedo domar. —Me sonreí.

—¿Por qué me mandaste a llamar?

—Suga, Suga, Suga... Mi gran amigo, —Pasé mi brazo sobre su hombro —te llamé para avisarte que ahora es tu turno.

—Por fin llegó mi momento. Oh, ¿lo olvidé en el auto?, ¿se me habrá caído? —decía mientras tocaba los bolsillos internos de su saco.

—Vamos a buscarlo ahora que están todos ocupados.

Salimos del despacho y nos encontramos a NamJoon hablando con ______.

—¡Hey! RM, si te la quieres llevar a la cama ponte en la fila, luego de Jimin sigo yo. —En un tono algo sarcástico le dijo Suga. 

—No le haga caso señorita.

—Está bien. —dijo ______, seguido de algo más que no alcance a escuchar —Con permiso.

—______, cariño. Olvidaste tu obsequio en el escritorio.

—No lo olvide, lo dejé para no andar por toda la casa, hay ciertas cosas que no me gusta mostrar en público. Luego lo busco —______ se fue.

RM esperó un momento y dijo:

—Suga, enserio. ¿Por que te comportas como un idiota?

—Perdonn... señor NamJoon por ser divertido y no un aguafiestas como tú. 

—¿Faltarle el respeto a una mujer es ser divertido?

—Ya, dejen de pelear. Suga, ¿recuerdas a JinWoo? ¿Su cara?

—No, pasó mucho tiempo. Bueno quizás sí ahora lo veo lo recuerde. 

—Entonces de camino a tu auto te lo enseño, vamos.

—¿Está aquí?

—Si, obvio, ¿cómo no iba a invitar a mi querido primo?...

Nos dirigimos los tres al auto de Suga, de camino le indiqué donde estaba mi primo, como era de esperarse lo reconoció enseguida. El maldito desgraciado de JinWoo no había cambiado mucho a cuando éramos adolescentes.

—¿A qué vinimos? —preguntó RM.

—Tu no sé, —de mala manera le habló Suga —Jimin y yo a buscar... —Se agachó dentro del auto. —a esta preciosura. —Sonrió.

—¿Qué hacen con esa arma? ¿Para que la quieren? —indagó RM asustado, mirando para todos lados.

—Mmm... ¿Cómo te explico?... Digamos que quiero que alguien me diga que si a todo. —dije y Suga sonrió.

—¿Ese alguien es tu primo?

—De ese me encargaré yo. —contestó enseguida Suga.

—Jimin… ¿No estarás hablando de _____? ¿Es enserio tu compromiso? ¿De dónde salió esa chica? —RM estaba más que preocupado.

Narración de ______

La primera parte de la farsa ya había terminado, me quedaban tres meses para buscar la manera de no casarme.

Luego del compromiso por suerte, Jimin se fue 15 días a Japón, suerte porque no tenía que verle la cara, porque aún en Japón llamaba todos los malditos días, mandaba ciento de mensajes hasta que le contestaba al menos uno y tenía a sus hombres detrás de mí.

En esos 15 días salí con mis amigos a cenar y para despejar un poco la mente fui a la sala de baile, me sentía tan bien bailando... Recordé lo que significaba la palabra libertad.

Al día siguiente de llegar de Japón pasó por la empresa con la excusa de que debíamos comprar muebles para nuestro dormitorio. A la hora del almuerzo fuimos a la muebleria.

—Dejaré que elijas los muebles para nuestro dormitorio y yo elegiré para el otro cuarto. —lo miré confusa —Para tu desgracia no dormiremos juntos todas las noches. —susurró en mi oído. 

—¿Desgracia? —lancé una risa —Suerte, diría yo.

—Una vez que te haga mía me desearás cada noche, nena. —Comencé a reír.

—No tengo la más mínima intención de estar contigo y menos en la misma cama. Ya te lo dije, no quiero que me toques, siquiera que te acerques.

—Te informo, —Volvió acercarse a mí odio —que tendrás sexo conmigo cuando yo quiera, sino cuenta como incumplimiento de contrato. —dijo entre dientes.

Estaba por decirle algo, cuando la vendedora se acercó a nosotros.

Elegimos cada uno por separados los muebles y luego de las compras cada uno volvió a sus respectivas casas con sus respectivos autos, no sé en qué momento le avisó a mi chófer que pase por el lugar a buscarme ya que fui con él en su auto.

Subí a mi habitación y lo primero que hice fue buscar el contrato y leerlo; el maldito desgraciado tenía razón, había una cláusula que decía:

"Es el deber y obligación de la señorita ______ acatar toda orden que el señor Park JiMin emita, sea de cualquier índole, tanto en el ámbito privado como en el público a partir del momento en que se firme dicho contrato. De lo contrario contará como incumplimiento, dando paso a ejecutar el artículo 145, inc. C de dicho documento".

—Maldito hijo de perra y maldito mi padre que firmó este asqueroso contrato.

Save me (1° Temporada) (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora