Save me (1° Temporada) (En Edición)

Capítulo 32

Abrazados y acostada en su pecho quedamos en silencio, escuchando como la lluvia poco a poco iba calmando. Sus largos dedos recorrían mi columna de punta a punta; los latidos de su corazón me brindaban la más hermosa y suave melodía. Tomó mi rostro y depositó un suave beso en mis labios, para luego envolverme en sus brazos. Largó un suspiro.

—¿Que pasa? —pregunté.

—Nada, solo pienso.

—¿En que? —Lo miré.

—En muchas cosas. Pero una en particular.

—¿Cual?

—Que curiosa resultó ser.

—Pues… no voy a negar que soy un tanto curiosa.

—¿_______? ¿Con que cara vas a mirar a tu esposo?

—Con la misma de siempre. —Me apoyé en mis brazos.

—Estoy preguntando en serio.

—Estoy hablando en serio, ¿piensas que voy a sentir culpa cuando lo vea?

—Si, podría ser.

—Sentiría culpa si sintiera algo.

—¿De verdad no sientes nada por él? ¿No lo quieres un poco? —Negué con la cabeza —¿Qué sientes por mi? —Su pregunta me dejó helada por un instante.

—¿Nunca te diste cuenta de lo que sentía y siento por ti? Yo… —Mi celular comenzó a sonar, lo tomé y miré a Tae.

—¿Es él? —Asentí y tomé la llamada.

—Hola... ¡¿Qué?! —Volví a mirarlo —Te avisé que iba a la casa de mi secretaria a buscar unos papeles… —Me levanté y comencé a vestirme —Tomaré un taxi, solo estaba esperando a que la lluvia pare un poco... Tomaré un taxi... Ni se te ocurra Park. —dije por lo bajo para que no escuche Tae —Deja de controlarme tanto, ¿quieres? Adiós.

Terminé de vestirme, Tae solo vistió la parte de abajo. Me abrazó por la espalda y juntos fuimos a la sala así abrazados.

—¿Tae?

—¿Mmm?

—¿Sigues pensando que está mal?

—Pienso en cómo vamos a seguir. —beso mi cuello.

—No lo sé. ¿Pedirte que seas mi amante es una locura?

—¿Qué? ¿Tu amante?

—Es broma. —«O quizás no.» Le sonreí.

Mi teléfono volvió a sonar, tomé mis cosas y me despedí. No dejábamos de besarnos, ninguno de los dos tenía la intención de terminar la despedida.

—Te advertí que no iba a querer dejarte ir. —Me abrazó —Volvió a sonar el celular.

—Lo siento, adiós. —Le di un último beso y salí del departamento —¡¿Que quieres?! —contesté de mala manera.

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Apenas crucé el umbral de la puerta, estaba Jimin, se lo veía molesto.

—Aquí estoy. —Sacudí los papeles al aire y los deje sobre la mesa de la sala.

—¿Por qué no dejaste que vaya a buscarte? —Detuve mis pasos —¿Acaso me ocultas algo?

—¿Que puedo estar ocultando? —dije en un tono de enojo.

—No lo sé, dímelo tú. —Giré para mirarlo.

—Te llamé avisando que iría a la casa de mi secretaria y no me diste la más mínima atención, ¿por qué? ¡¡Porque tus negocios son más importantes que yo!! —Quedó helado —Perdón señor por negarme, pero me negué porque pensé que seguía ocupado y no quise molestarlo. —Subí las escaleras.