Suerte?

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Me despierto adormilada. Hoy es sábado y tengo todo el día libre. Me acuerdo de la noche anterior. Fue... Perfecta. Salvo por el detalle de que al rato Alex se fue con sus "amigotes" y el principio de la velada, fue como un sueño.

Me quedo un rato mirando al techo. Que raro lo de anoche. Pero me alegro de que fuese así. Su sonrisa, el brillo de sus ojos... Todo por mí. Y mi sonrisa y el brillo de los míos, por su culpa. Estoy feliz. Miro el reloj. Todavía es muy pronto, no creo que esté despierta. Así que decido enviarla un mensaje.

No sé qué hora es. Cojo el móvil, pero lo apagué para dormir. Lo enciendo y espero a que el sonidito se acabe. Meto el pin y ¡bualá! Son las 11:15. Miro mis mensajes. La mayoría son de grupos pero, hay dos mensajes que no:

"Buenos días. ¿Has soñado conmigo, verdad? Tranquila, sé que sí. Del mismo modo que sabía que no podrías olvidarme desde que me conociste, ¿te acuerdas?"

"Ya veo que no estás despierta, así que te espero a las dos en la parada del bus. Suerte :)"

Empiezo a reír. ¡Se acuerda de ese día! Y siempre tiene que tener su detalle egocéntrico, aunque él no sea así. Lo único que no entiendo es lo de "Suerte :)". No viene a cuento.

Bajo a desayunar, todavía en pijama y con mis pelos de loca, y encuentro una nota de mi padre sobre su excursión con los peques y que Diego se ha ido un fin de semana con Alberto, su mejor amigo. Así que hoy tengo la casa para mí sola. Me ducho y me visto con una camiseta larga holgada de las que utilizaba antes. Leo un rato mi libro favorito: Operación Antártida. Me peino y recojo mi cabello en una corona de trenza, ya sabéis, las que son tan difíciles que llevan las modelos, pues esa. Me pongo un vestido de hojitas marrones, anaranjadas, amarillas, rojas... Y mi bolso y mis botines de cuero. Me maquillo ligeramente y me pongo mis pendientes de coco y mi collar y mis brazaletes dorados.

Han pasado dos horas y todavía no ha respondido. Y entonces el ruido de llamada lo oigo como el canto de unos ángeles.

-¿Kira?

- No, soy el hada madrina que te ayudó anoche, ¡no te fastidia!- dice riéndose.

- Mmm... Entonces quisiera que despertase a la osa esta que no se despierta en mil años y que la dijese que vaya rápido a la parada del bus, por favor.- digo utilizando su misma ironía. Escucho su risa, que tonta es. Y con que poco me hace sonreír.

-¿Y qué la digo que harían, señor mariposón?-continúa riendo

- Eso es una sorpresa para la señora osa dormilona irónica vaga e idiota, hada madrina.

-Mmm... Pues entonces mejor que la osa dormilona, encantadora, amable, guapa y perfecta vaya yendo para allá.

- ¡Oye eso de cambiar apodos no entraba en el trato!- digo sonriente por su ocurrencia.

- La señora osa no acepta cambios ni devoluciones, se toma o se deja, campeón.

-Anda, deja de distraerte con mi belleza y ponte en camino señora osa.

-Corrijo: deja de distraerte con mi idiotez. La señora osa ya va en camino. Así que te cuelgo, idiota. Un beso.

- Otro.-digo suspirando mientras ella cuelga.

Pero, ¿cuál es tu historia?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora