Con los juegos te puedes quemar.

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Me di prisa en llegar a nuestra parada, aquella que había visto cómo nos conocimos y que era la culpable de que todo esto haya pasado.

Pero por más que esperaba, allí no apareció nadie. A los diez minutos (ya decidida a volver a casa), vino un niño pequeño con una bolsita de cartón con un lazo. En ella, había una rosa con una nota atada:

"Sube al bus 24 y sigue la pista del jefazo"

¿Qué? ¡Pero qué es esto! Sé que es de Alex, hasta ahí llego. Pero no entiendo por qué me habla en clave. ¿Quién es el jefazo? Miro el reloj. Son las 14:24. Y de repente, aparece el bus 24. ¿Coincidencia? No lo creo.

Decido subir y entonces el conductor me enseña su placa: "Luis Jefazo". Entonces, me da otra bolsita más pequeña que la anterior. En ella, otra rosa con una carta:

"Busca, busca, buscarás y en 'el camino' hallarás"

¡El camino! Allí está mi parque favorito, lleno de fuentes, plantas, niños... Es mi sitio de relax, y Alex lo sabe de sobra.

Llego allí y en la valla hay otra bolsita con una rosa y una carta:

"Burla burlando, ya no ando sino nado"

¡Ya sé! La fuente. Siempre hay muchos patitos y peces nadando en ella. Corro hasta ella y veo una bolsa. Otra rosa.

"Ve al tren de regreso al futuro"

Eing? ¡Ya sé! La estación de trenes está a dos manzanas y allí hay un jardín con una estatua de un tren.

Otra rosa. ¡Este niño me está volviendo loca!

"El viento mueve mis hojas y me ha hecho una cuna"

¡La haya! En su tronco hay un boquete que parece una cuna, es muy original.

Y poco a poco, consigo once rosas pero en la última solo pone: "Regresa al lugar que te parezca, allí te esperaré"

¿A dónde debo ir? No sé donde estará. Él sabe mis lugares preferidos, pero yo no se cual de estos le gusta más. No lo entiendo. ¿Cuál significará más para él?

La veo correr hacia mí con las bolsas y sus respectivas rosas. Veo lágrimas correr por su cara, pero está feliz. Su cara lo dice todo. Entonces saco una rosa para que la coja. Pero ella deja todo en el suelo, se acerca a mi y me besa. Me besa como ninguna chica me había besado. Con dulzura, muy sexy. Me muerde el labio sonriendo y me susurra un te quiero.

-¡Eh! ¿Qué haces? ¡Bájame de aquí ahora mismo!- Chillo con todas mis fuerzas. ¡Cómo se atreve a cojerme como un saco de patatas! Le pataleo, le muerdo, pero no consigo que me baje. Entonces me tumba con él en el césped. Sus ojos me miran fijamente. Me hace sentir maravillosa. Le quiero. Al menos un poquito. ¡Qué forma más original de darme un ramo de rosas! No sabía de esa faceta suya. Ojalá todos loa días sean así.

-¿Te has enfadado?

-Sí. A mí nadie me hace eso ¿entendido?

-Mmm... Sé una forma de olvidar eso. -Dice con su sonrisa pícara.

-¿Cuál, a ver señorito?

- Mmm... Ven...

Me levanta y me acerca a él. Me abraza por detrás y observamos las vistas. Este atardecer no lo voy a olvidar nunca.

La beso el hombro. Voy subiendo hasta morderla el lóbulo de su oreja derecha. Noto como su piel se eriza y responde a mi contacto. La cojo de la mano y la giro hacia mí. Me mira dudosa y se lanza a mis labios. Se engancha a mi cuello y se sube a mi cintura rodeándome con sus piernas. Apoya su frente en la mía y me mira pensativa.

¿Qué me pasará cuando se vaya? ¿Qué haría si desapareciese? Ha hecho un día perfecto solo para los dos. Más bien para mí. Y ahora estoy subida a él sin poder contener mis ganas de besarle. Tengo miedo. Miedo a que desaparezca. A lo que siento hacia él. Quizá debería contener todo esto. O quizá no.

Veo su indecisión. Pero cuando por fin me decidí a preguntar, me besa con fuerza.

-Guau... ¿Y esto?

-Nada. ¿Por qué lo dices?

-Kira, nunca me habías besado así. Y me gusta. Pero no sé por qué me parece mala señal.

- ¿Cómo que mala señ... -dice bajando de mí-.

-Hola, Kira.-Dice una voz grave detrás de ella.

Pero, ¿cuál es tu historia?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora