Misión imposible.

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-Amor, te deberías ir vistiendo. Estás muy sexy pero ya es hora.-Dice sonriendo y con un guiño.

-¡Tonto del culo! Como que tú no te tienes que tapar.- Digo subiéndome el pantalón.-Las chicas te miran demasiado.-Me enfurruño. Se acerca y me coge de la cintura.

-Los chicos se mueren por estar aquí contigo. El que debería estar celoso soy yo.-Dice sonriendo.

-Eso no parece importarte demasiado.-Digo agachándome a por mi camiseta.

-¿Debería importarme salir con la chica más guapa del curso? Creo que no.-Dice sonriendo pícaro. Se pone la camiseta y vamos andando hacia el paseo de la mano, después de recogerlo todo. Nos lavamos los pies y nos ponemos los zapatos.

Y seguimos juntos en el bus, contándonos chistes malos que de lo malos que son hacen reír. Llegamos al instituto y bajamos del bus.

-Me voy yendo, enano.

-¿No quieres que te lleve?

-No, tienes que ir al bar y no quiero estorbar. Adiós enano.-Le doy un beso en la mejilla. Me coge de la mano y me atrae hacia él. Me besa y me susurra un gracias. Vuelve a besarme, esta vez lento y... Sensual. Nos alejamos sonrientes, él hacia su moto y yo hacia el bus.

-Kira...

-Déjame en paz, Alex.

-Muchos te han visto en la playa con...

-¡Sí, Alex, sí! He estado con él. Y no pienso cortarme por cuatro gilipollas mirones.

- Kira, ¿te importaría hacerme un favor?

-¿Qué?

-Por favor, contente cuando esté al lado yo. Eso es todo.- Sube al bus.

-Alex...-le persigo y me siento a su lado. Poso la mano en su rodilla.- ¿Por qué? -Susurro.

-Kira no te lo puedo decir.

-Por favor...

-Recuerda a Jefazo. Recuerda eso.

Entonces lo encajo todo. Recuerdo cada momento. Cada risa. Cada lágrima. Y entonces lo entiendo.

-Tú...-Digo llorando.-Yo te quería. Y me trataste mal. ¡Y luego volviste como si nada! ¿Qué creías? ¿Que nunca me acordaría? Alex... Yo ya no te quiero. No así. No has sido capaz de decirme lo que sentías. Incluso cuando podrías habérmelo dicho hace unos días. Y no lo hiciste. Yo... Yo me tengo que ir.-Corro hacia la puerta. Salgo y continuo corriendo e intentando llegar rápido a algún lugar que no me recuerde nada.

Yo lo quería. ¡No puede ser! Lloro y me cuesta respirar. No sé que hacer. Llamo a Ignacio.

-Ig.. Ignacio. Ven. Por.. Por favor. Te... Te necesito.

-¿Cariño? ¿Dónde estás?

-No... No importa. Ve a mi casa. Voy allí. Cuando puedas. Te... Te quiero amor...-cuelgo y corro hacia mi casa entre lágrimas y ataques de tos.

Mi mundo se derrumba, y nadie puede impedirlo.

Pero, ¿cuál es tu historia?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora